Psicologia Social
Enviado por benjura13 • 29 de Abril de 2015 • 10.451 Palabras (42 Páginas) • 248 Visitas
Alumna: María Milagros Ragazzo
1er año psicología social, turno miércoles
Teoría de Análisis Transaccional, Trabajo nº13
El análisis transaccional I
Es una teoría de la personalidad y de las relaciones, humanas con una filosofía propia que, se aplica para la psicoterapia, el crecimiento y el cambio personal u organizacional en numerosos campos. Sus conceptos se expresan por medio de un vocabulario sencillo y original buscando ante todo la comprensión de los fenómenos por parte de todos (profesionales y clientes). Sus modelos de análisis son universales. Sus explicaciones son intencionadamente fáciles y próximas a las vivencias inmediatas de las personas.
El Dr. Eric Berne (1910-1970), médico psiquiatra, fue el fundador, principal creador e innovador del Análisis Transaccional. Elaboró su modelo a partir de sus observaciones en la psicoterapia de grupo a principios de los años cincuenta.
La filosofía del AT., basada en la filosofía humanista, parte del principio que “todos nacemos bien”. Berne decía metafóricamente “todos nacemos príncipes y princesas”. Después en nuestras relaciones con los demás tomamos decisiones autolimitadoras con las que nos convertimos en “sapos o ranas encantadas”. Pero básicamente “Yo soy guay (OK) - Tú eres guay (OK)” como persona. Soy una persona digna de confianza y respeto básico en mi mismo y en el otro.
El segundo principio se basa en que todos tenemos un potencial humano determinado, que podemos desarrollar. Las limitaciones externas al desarrollo de nuestro potencial humano, y sobre todo las limitaciones internas decididas tempranamente, producen la infelicidad, la auto-limitación de las habilidades personales para resolver problemas y enfrentarnos a la vida y en definitiva la patología. De modo que yo soy responsable de mi vida y decido lo que es bueno para mí.
El tercer y último principio en que se basa su filosofía el AT. Es que todos podemos cambiar en pos de la autonomía y tenemos los recursos necesarios para hacerlo. Estos recursos pueden ser personales o relacionales e incluyen la posibilidad de tomar nuevas decisiones más autopotenciadoras.
Modelos de los estados del YO
Berne define 3 estados del yo denominados Adulto, Padre y Niño. Todos poseemos estos 3 estados y cada uno de ellos cumple con una función. Si están equilibrados estaremos ante una persona emocionalmente sana y estable. Si alguno de ellos desequilibra al resto, nuestra comunicación y nuestras relaciones pueden verse perjudicadas.
Por lo tanto analizamos nuestra forma de relacionarnos de acuerdo a qué estado del yo está presente en ese momento. Pongamos un ejemplo. Ante mi jefe diciendo:
“No me gusta nada el informe que me has entregado”
En mi estado del Yo Padre podría contestar… “No me hables en ese tono”.
En mi estado del Yo Adulto diría… “¿Qué es concretamente lo que no te gusta del informe?”
En mi estado del Yo Niño… “Lo siento, no sé qué me ha pasado”, o “ese es tu problema”.
Estado del Yo Padre
Sientes, piensas y actúas de modo similar a la versión que ha interiorizado de una figura relevante de su infancia. El padre puede tener dos posiciones:
• Padre Crítico:
Es la figura de las creencias y los límites, de los prejuicios y los valores inamovibles. El padre crítico establece hábitos y formas de actuar desde el “siempre se ha hecho así”.
Esto a veces es positivo, porque permite ahorrar tiempo y energía, pero también tiene una cara más negativa porque evita la reflexión y el diálogo “se hace así porque yo lo digo”, “eres un inútil”, “todos los hombres sois iguales”,…
• Padre Nutricio:
Es la figura de la protección, del ayudador. En su versión positiva, es el que te acompaña, ayuda, protege, pero en su versión negativa su sobreprotección puede ahogar y no te permite crecer ni desarrollarte por ti mismo. “Déjame ya lo hago yo”, “espera que te ayudo”,…
Adulto
Es el estado de la lógica racional, de la reflexión. Estamos en el estado del Yo adulto cuando somos capaces de pararnos a ver cuál es la mejor opción, establecemos objetivos o resolvemos problemas. También cuando escuchamos o pedimos información. Este estado es el que regula nuestro Padre y Niño, el que puede tomar consciencia de qué es lo mejor para mí y actuar en consecuencia.
Niño
Son las emociones, la creatividad, la espontaneidad. Es la forma normal de actuar de un niño, y como tal puede ser una reacción natural o adaptada a las circunstancias y el entorno, por eso vemos que puede hay 3 posibilidades de actuar en el estado del Yo Niño:
• Niño natural
Es nuestro estado más emocional, divertido, curioso. Espontáneo independientemente de lo que le rodee. En este estado del Yo no nos adaptamos a la autoridad. En su parte más negativa puede ser egoísta, maleducado,…
• Niño adaptado sumiso
Queremos complacer y ser “buenos niños”. en la parte más positiva de este estado están las ganas de agradar, de evitar enfrentamientos, de hacer las cosas bien,.. en su parte más negativa está la falta de asertividad, no saber decir “no” a lo que no nos conviene, dejarnos pisotear, poner al otro por delante.
• Niño adaptado rebelde
Nos rebelamos ante la autoridad, es la actitud de llevar la contraria, de pasar de todo. En su aspecto positivo puede ser el luchador por una causa justa en contra de la mayoría, en su parte negativa se opondrá a todo y a todos, pudiendo ser destructivo
El modelo P.A.N.
Nos movemos continuamente entre los 3 estados del Yo según las circunstancias, la persona que tenemos delante, el tema a tratar,… No hay ningún estado más positivo o negativo que otro, simplemente depende de la situación que sea más conveniente relacionarse desde el Adulto, el Padre o el Niño.
Este modelo plantea que la comunicación se basa en la relación ESTIMULO – RESPUESTA, y que cada estímulo se realiza desde un determinado estado del Yo y espera una respuesta desde otro estado del Yo. Si la respuesta es la esperada la comunicación seguirá, lo que puede que no suceda en caso contrario.
Estas respuestas son habitualmente automáticas e inconscientes y ante un mismo estímulo tendemos a responder siempre con el mismo tipo de respuesta. Sin embargo al ser conscientes de la situación podemos elegir libremente desde qué estado del Yo quiero relacionarme lo que dará lugar a un escenario diferente al habitual. Al fin y al cabo mi respuesta es el estímulo para la respuesta de mi interlocutor. Desde el momento en que yo la modifico tengo
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