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Psicología Newtoniana


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2014  •  10.111 Palabras (41 Páginas)  •  244 Visitas

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LA PSICOLOGÍA NEWTONIANA

De igual manera que la biología y la medicina, la ciencia de la psicología ha tomado su forma del paradigma cartesiano. Los psicólogos, partidarios de la teoría de Descartes, hicieron una estricta distinción entre la res cogitans y la res extensa, y por ello les resultó muy difícil la interacción de la mente y el cuerpo. La confusión que existe hoy sobre la función y la naturaleza de la mente, distinguiéndola de la del cerebro, es una consecuencia obvia de la filosofía cartesiana.

Descartes no sólo hizo una marcada distinción entre lo impermanente del cuerpo humano y la indestructible alma, sino que también propuso varios métodos para estudiarlos. El alma, o la mente, debían ser exploradas a través de la introspección, mientras que el estudio del cuerpo requería seguir los métodos de las ciencias naturales. Sin embargo, los psicólogos de los siglos subsiguientes no siguieron las sugerencias de Descartes, sino que adoptaron ambos métodos para el estudio de la psique humana, creando dos importantes escuelas de psicología: los estructuralistas, que estudiaban la mente a través de la introspección y trataban de analizar la conciencia reduciéndola a sus elementos básicos, y los conductistas, que se concentraban exclusivamente en el estudio del comportamiento y, en consecuencia, ignoraban o negaban del todo la existencia de la mente. Ambas escuelas surgieron en una época en la que el pensamiento cartesiano estaba dominado por el modelo newtoniano de la realidad: por tanto, ambas imitaron los modelos de la física clásica, incorporando a sus esquemas teóricos los conceptos básicos de mecánica newtoniana.

Mientras tanto, Sigmund Freud, trabajando en la clínica y en consultorio más que en el laboratorio, usaba el método de la asociación para crear el psicoanálisis. Pese a que esta teoría sobre la mente humana era muy diferente de las demás, e incluso se la podía llamar revolucionaria, la naturaleza de sus conceptos básicos seguía siendo newtoniana. Por tanto, las tres principales corrientes del pensamiento psicológico en las primeras décadas del siglo XX, de las cuales dos eran académicas y una clínica, estaban basadas no sólo en paradigma cartesiano, sino también en conceptos de la realidad específicamente newtonianos.

Suele creerse que la psicología, en cuanto a ciencia, fue creada en el siglo XIX, y que sus raíces históricas se remontan a las filósofos de la antigüedad griega1. En la actualidad, se ha comenzado a conocer que la idea generalizada de que esta tradición ha producido las únicas teorías válidas es una opinión parcial, condicionada por la misma cultura occidental. Varios descubrimientos recientes sobre estudios de la conciencia, de la psicoterapia y de la psicología interpersonal han despertado el interés por los sistemas orientales de pensamiento, en particular los de la India, que presentan una gran variedad de sistemas psicológicos profundos y sofisticados. La rica tradición de la filosofía hindú ha engendrado un sin número de escuelas filosóficas, que van del materialismo al idealismo extremo y desde el monismo absoluto, pasando por el dualismo, hasta el pluralismo total. En consecuencia, estas escuelas han formulado un gran número de teorías, a veces antagónicas, sobre el comportamiento humano, la naturaleza de la conciencia y la relación entre la mente y la materia.

Junto con esta gran variedad de escuelas filosóficas, la cultura hindú y las demás culturas orientales han desarrollado ciertas tradiciones espirituales que, al estar basadas en conocimientos empíricos, son más similares a los planteamientos de la ciencia moderna2. Estas tradiciones se apoyan en ciertas experiencias místicas que han engendrado varios modelos de conciencia elaborados y extremadamente perfeccionados, incomprensibles dentro del esquema cartesiano, pero sorprendentemente concordantes con los desarrollos científicos más recientes3. Sin embargo, el interés primordial de las tradiciones místicas orientales no se halla en los conceptos teóricos sino en que éstos son, antes que nada, maneras de liberación, relacionadas con la transformación de la conciencia. A lo largo de su historia, han ideado varias técnicas sutiles para cambiar el concepto que sus discípulos tienen de su propia existencia y de su relación con la sociedad y la naturaleza. Por ello, tradiciones como el vedanta, el yoga, el budismo y el taoísmo tienen más puntos en común con la psicoterapia que con las religiones o las filosofías, y por tanto no resulta sorprendente que algunos psicoterapeutas occidentales hayan mostrado un vivo interés por el misticismo oriental4.

La gran influencia de las ideas orientales se reflejaba también en las especulaciones psicológicas de los antiguos filósofos griegos, quienes —según la historia y las leyendas— las asimilaron en los períodos en que realizaban estudios extensivos sobre estas ideas en Egipto. Esta primera etapa de la psicología filosófica occidental fluctúa entre una visión idealista y una visión materialista del alma. Entre los presocráticos, Empédocles enseñaba una teoría materialista de la psique, según la cual todos los pensamientos y percepciones dependían de los cambios fisiológicos. Por otra parte, Pitágoras exponía opiniones firmemente basadas en el misticismo que incluían la creencia en la transmigración del alma.

Sócrates introdujo un nuevo concepto de alma en la filosofía griega: mientras que antes el alma era descrita como una fuerza vital —«el aliento de la vida»— o como un principio trascendental en el sentido místico, Sócrates utilizaba la palabra psique en el mismo sentido que la utiliza la psicología moderna, a saber, para designar la sede de la inteligencia y de la personalidad.

Platón fue el primero en ocuparse explícitamente del problema de la conciencia y Aristóteles escribió el primer tratado sistemático sobre este tema, titulado Sobre el Alma, en el que formuló un sistema biológico y materialista para abordar el tema de la psicología. Esta postura materialista, que luego sería elaborada nuevamente por los estoicos, tuvo su adversario más elocuente en Plotino, fundador del neoplatonismo y el último de los grandes filósofos de la antigüedad, cuyas enseñanzas tenían muchos aspectos similares a la filosofía vedanta de la India e influyeron enormemente en las primeras doctrinas cristianas. Según Plotino, el alma es inmaterial e inmortal: la conciencia es la imagen del Uno y como tal está presente en todos los niveles de la realidad.

Una de las imágenes más poderosas e influyentes de la psique se halla en la filosofía de Platón. En el Fedro, el alma es descrita como un auriga que maneja un carro tirado por dos caballos, uno de los cuales representa las pasiones físicas mientras el otro encarna las emociones

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