Psicología del infante al adolescente, amanda céspedes

Niños con pataletas, adolescentes desafiantes: Responsabilidad de los padres.

     En nuestros primeros años de vida y en los años venideros, principalmente infancia y adolescencia, son nuestros padres los que nos enseñan y “dan el ejemplo” de las cosas que debemos hacer, o como debemos reaccionar, como dice el típico dicho “la educación parte por casa”. Al leer el libro “Niños con pataletas, adolescentes desafiantes” de Amanda Céspedes, pude darme cuenta  a través de mi experiencia personal, por lo que he visto y vivido, que muchas veces los padres tienen una idea equivocada de cómo enseñar y criar a sus hijos, muchas veces lo hacen sólo por instinto o hacen lo mismo que sus padres hicieron con ellos y es ahí cuando se equivocan. Es verdad que se dice que a nadie le enseñan a ser padre, pero el ser padre trae consigo una gran responsabilidad, no sólo educar a un niño, si no también brindarle afecto, apoyo, cariño, enseñarle valores como el respeto y honestidad, darle las oportunidades de ser ellos mismos, darles la oportunidad de ser niños.

     En este ensayo plantearé diferentes puntos de vista con respecto al libro “Niños con pataletas, adolescentes desafiantes” , sus casos y también capítulos, y además acudiré a la materia vista en esta cátedra de “Psicología del infante al adolescente” para justificar y argumentar mis opiniones.

     Cuando vemos el caso de Fabián (3 años) y Magdalena (10 meses), pudimos comprender que es a partir de los ocho o diez meses de edad, que el niño desarrolla lenta y gradualmente estrategias efectivas para darles un cauce adecuado a las emociones que lo desbordan. A partir de los cinco o seis años de edad el niño se autorregula refugiándose entre los brazos acogedores del adulto, es por esto que cuando el padre de Magdalena le dice a la madre que deje a la niña llorar sola para que aprenda, el padre no está comprendiendo las emociones de la niña, puesto que un bebé de 10 meses no sabe auto consolarse y el llanto es su único medio de comunicación cuando le disgusta algo, lo único que lograrían los padres al dejar a la bebé llorando sería que se irrite, estrese o incluso que se ponga agresiva. Según la etapa sensorio motora de Piaget, los bebés durante los primeros 24 meses de vida ordenan sus experiencias por medio de los sentidos, en su mayoría son criaturas de reflejos y su cognición es bastante limitada.

     La agresividad también se origina cuando percibimos provocación, al expresar burla o intento de sometimiento por la fuerza. Las actitudes burlonas por parte de los adultos despiertan en el niño una intensa agresividad que se moviliza como una energía que se desborda en conductas de daño. Años más tarde, la terquedad se reedita en el adolescente que siente los intentos de control de un adulto o de un hermano mayor, como se presentó en el caso de Alan (7 años) y Adolfo (16 años), el niño menor puede reaccionar en forma impulsiva ante las conductas de burla y sometimiento del hermano mayor, Alan pudo haber pasado de ser un niño bueno, alegre y bondadoso a ser un niño agresivo con su hermano Adolfo, por el hecho de haber sentido impotencia ante la discriminación y burlas de su hermano.

     Al pasar a otro caso y volver al punto anterior, vemos a Martín (4 años) y entendemos que la razón de su mal vocabulario es porque sus  padres no se detuvieron a pensar que lo que los niños aprenden corno modelo en la casa, lo adoptan como suyo y lo muestran como estilos habituales de comportamiento en otros contextos.

     Por otra parte vemos el concepto de atribucionalidad  que es la capacidad de asumir las consecuencias propias de las acciones. Mediante el caso de Arturo (14 años) vemos que este chico no es capaz de establecer una relación entre las consecuencias de una acción y la responsabilidad de esta, puesto que le echa la culpa de sus acciones a otras personas, este chico se caracteriza por no tener mucha capacidad reflexiva, mostrarse impulsivo cuando se les invita a reconocer su responsabilidad en determinadas acciones. Así mismo, se fundamenta en el locus del control,  proceso por el cual el niño regula socialmente su conducta, adquiriendo una libertad de tipo social. Kohlberg distingue tres grandes niveles, cada uno de los cuales se compone de dos estadios de desarrollo moral. En el nivel convencional vemos que el juicio moral suele surgir a partir de la adolescencia. Es la moral que la mayoría de personas poseen, y consiste en un enfoque desde la perspectiva de uno mismo como miembro de una sociedad, es decir, se tiene en cuenta lo "socialmente esperado" .En esta etapa los actos se valoran según complazcan, ayuden o sean aprobados por los demás.

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