Psicoterapia Institucional
Enviado por iraisalejandra • 6 de Febrero de 2014 • 2.736 Palabras (11 Páginas) • 1.868 Visitas
Psicoterapia institucional
Expresión forjada en 1952 por el psiquiatra francés Georges Daumezon (1912-1979) para designar una terapia de la locura basada en la idea de la causalidad psíquica de la enfermedad mental (o psicogénesis), que apunta a reformar la institución asilar privilegiando una relación dinámica entre el personal de salud y los pacientes. Como su nombre lo indica, la psicoterapia institucional es una forma de psicoterapia que se realiza en el marco de una institución: hospital general, hospital psiquiátrico, clínica, escuela, hospital de día, departamento terapéutico, etcétera. En este sentido, la psicoterapia institucional pertenece a la historia de la psiquiatría dinámica. La experiencia princeps fue la de la Clínica del Burghölzli, en Zurich, a principios del siglo XX. En ese lugar, que se ha vuelto legendario, Eugen Bleuler elaboró un nuevo enfoque dinámico de la locura (o esquizofrenia), en contacto con Carl Gustav Jung y Sigmund Freud. Después de la creación por Georg Simmel y Max Eitingon de las primeras clínicas psicoanalíticas alemanas, se desarrollaron numerosas experiencias de este tipo, sobre todo en los Estados Unidos y Gran Bretaña, donde el psicoanálisis se había implantado en el terreno de la psiquiatría y la higiene mental, y a través de los lugares de atención abiertos a todos los enfermos mentales, como la Menninger Clinic o la Tavistock Clinic. Después de la Segunda Guerra Mundial, la liberalización generalizada de la institución psiquiátrica dio origen a numerosos movimientos de impugnación del asilo, desde la experiencia de las comunidades terapéuticas realizadas por el psiquiatra anglonorteamericano Maxwell Jones (1907-1990), en las que se experimentó con nuevas relaciones jerárquicas entre el personal de atención y los enfermos, hasta la antipsiquiatría. En Francia la psicoterapia institucional tuvo un desarrollo particular, en cuanto tomó impulso en 1940 en el núcleo de la resistencia antinazi, y por lo tanto de un compromiso político para el cual el tratamiento de la locura estaba asociado con una lucha contra la barbarie y la tiranía. También fue de entrada menos reformista que las otras corrientes -alemana, inglesa, suiza o norteamericana-. Nacido en Reus, Cataluña, François Tosquelles (1912-1994), militante libertario, fue el primer inspirador de este movimiento. Después de huir del franquismo, aceptó un cargo en el hospital psiquiátrico de Saint-Alban, en Lozére, dirigido entonces por Paul Bavet, un psiquiatra católico, pronto reemplazado, en 1942, por Lucien Bonnafé, un psiquiatra comunista. Allí se encontraron mezclados resistentes, locos, terapeutas e intelectuales de paso, entre ellos el filósofo Georges Canguilhem (1904-1995) y el poeta Paul Éluard (1895-1952).
En mitad de la guerra, la esperanza de una liberación próxima llevó al equipo del hospital a reflexionar sobre los principios de una psiquiatría comunitaria que permitiera transformar las relaciones entre el personal de atención y los alienados en el sentido de una mayor apertura al mundo de la locura. Así se inventó la psicoterapia institucional francesa: Georges Daumezon le dio este nombre diez años más tarde. Por su anclaje en la psiquiatría dinámica, y su rechazo al asilo petrificado, participó de ese gran movimiento de higiene mental generado a principios de siglo por la integración de la clínica psiquiátrica al psicoanálisis. Inspiró numerosas experiencias en el país, en particular la de la psiquiatría de sector, y después la de la clínica de La Borde, en Cour-Cheverny, a partir de 1953, donde alrededor de Jean Oury y Félix Guattari se elaboró un enfoque a la vez lacaniano y libertario de la locura.
Introducción a la Psicoterapia Institucional
Muchas cosas habían sido ya intentadas en el mundo para "humanizar la suerte de los pobres enfermos mentales", pero la acción sistemática de revolución psiquiátrica en el plano teórico y práctico no hubo de iniciarse verdaderamente sino en el hospital psiquiátrico de Saint-Alban, en Lozere, por los sucesivos equipos que se constituyeron en torno de Francois Tosquelles.
Había nacido una nueva actitud, un nuevo modo de acceso militante a la enfermedad mental, que iba a sacudir a los estereotipos habituales y chocar con con los círculos reaccionarios de la administración. La semiología tradicional se veía cuestionada por el establecimiento de nuevas relaciones entre los enfermos y los tratantes, entre los enfermeros y los médicos, entre los médicos y las familias,etc.
La psicoterapia institucional señala una fórmula un tanto paradójica, que no puede pensar en una cura psicoterapeutica para los enfermos graves, sin tomar en cuenta el análisis de la institución. Y, recíprocamente, se tiene que proceder a la revisión de la cura individual, concediendo más atención al contexto institucional.
El punto de partida:
Todas estas tentativas implican un cuestionamiento metodológico de la investigación en las ciencias humanas : el acceso directo al individuo no es posible, o bien se revela engañoso; se puede creer que se habla al niño, al neurótico, y también que ellos os oyen, pero esto puede ser una falsa apariencia. A pesar de las buenas intenciones aparecen efectos de sugestión. Una psicología de la adaptación podrá tener resultados, pero de hecho no puede alcanzar verdaderamente el registro del sujeto. El acceso a los deseos fundamentales implica ciertos rodeos, ciertas mediaciones. Allí es donde introducimos esta noción de "institucionalización", este problema de la producción de instituciones: ¿quién produce la institución y articula sus subconjuntos?¿Existe algún modo de influir en esta producción? La habitual proliferación de instituciones en la sociedad contemporánea no desemboca sino en el reforzamiento de la alienación del individuo: ¿Existe la posibilidad de que se produzca una transferencia de responsabilidad y que al burocratismo suceda una creatividad institucional?
¿Qué es un grupo?
Los grupos sometidos reciben su ley del exterior, a diferencia de otros grupos, que pretenden fundarse a partir de la asunción de una ley interna; estos son grupos fundadores por sí mismos.
¿Cómo reconocer esos grupos-síntomas?¿Cómo reconocer el hecho que una sociedad, en un momento dado, es portadora de un cambio?¿Cómo reconocer una convulsión social cuyo desarrollo objetivo es tributario de una exigencia social? No hay ningún mecanismo. El que hubiera surgido, en una época dada, una exigencia de transformación social en la sociedad feudal francesa no implicaba automáticamente el comienzo de una revolución, sino solamente un deseo de otra cosa, una pasión de convulsión perceptible por mil síntomas.
Nuestro problema es llegar a descubrir una estructura
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