Pueden los legos ejercer el análisis?
Enviado por Angie151 • 8 de Junio de 2014 • Práctica o problema • 2.234 Palabras (9 Páginas) • 285 Visitas
Pueden los legos ejercer el análisis?
Obra de Sigmund Freud publicada en alemán en 1926 con el título de Die Frage der
Laienanalyse. Traducida por primera vez al francés en 1928 por Marie Bonaparte, con el título de
Psychanalyse et Médecine, y retraducida en 1985 por Janine Altounian, André Bourguignon
(1920-1996), Odile Bourguignon, Pierre Cotet y Alain Rauzy, con el título de La Question de
l'analyse profane. Esta traducción fue ligeramente revisada en 1994 por el mismo equipo de
traductores. Traducida al inglés por primera vez en 1927 por A. P. Maerker-Branden, con el título
de The Problem of Lay-Analysis; en 1947 por Nancy Procter-Gregg con el título de The
Question of Lay-Analysis, y en 1959 por James Strachey, con el título de The Question of
Lay-Analysis.
El posfacio, "Nachtwort zur Frage der Laienanalyse", publicado en alemán en 1927, y agregado
a la obra en 1928, fue traducido por primera vez al francés en 1985, e incorporado a la segunda
edición del libro. La traducción francesa de 1994 lo presenta íntegramente, incluyendo el pasaje
que Freud suprimió por consejo de Max Eitingon y Ernest Jones, quienes lo consideraban
demasiado ofensivo para los norteamericanos. Esta última edición contiene además las notas de
1935, así como un post scriptum del mismo año, destinados a una edición norteamericana que
nunca se publicó. Estos documentos, encontrados por llse Grubrich-Simitis, no figuran en
ninguna edición inglesa o norteamericana. El posfacio fue traducido por primera vez al inglés en
1927, con el título de "Concluding remarks on the question of lay analysis", y en 1950 por James
Strachey con el titulo de "Postscript to a discussion on lay analysis".
En la primavera de 1926, como consecuencia de la acusación de un ex paciente, Theodor Reik
sobrellevó un juicio por ejercicio ¡legal de la medicina, en virtud de una antigua ley austríaca que
reprimía el "charlatanismo". Los problemas de Reik habían comenzado dos años antes, cuando el
fisiólogo Arnold Durig (1872-1961), miembro del Consejo Superior de Sanidad de la Ciudad de
Viena, le solicitó a Freud una opinión experta sobre la cuestión del análisis practicado por los
no-médicos. Freud registró esos primeros incidentes en una carta a Karl Abraham del 11 de
noviembre de 1924, inédita, en francés, en la cual manifiesta su esperanza de que el asunto no
tenga consecuencias. Aparentemente la opinión de Freud no convenció a sus interlocutores, y el
24 de febrero de 1925 a Reik, entonces miembro de la Wiener Psychoanalytische Vereinigung
(WPV), se le prohibió el ejercicio del psicoanálisis. Esta interdicción se inscribía en un clima
represivo, ilustrado por la limitación del acceso al policlínico psicoanalítico de Viena, en el que
sólo podían ingresar los médicos, a continuación de un informe del profesor Wagner-Jauregg y
de los ataques incesantes de la Asociación de los Analistas Médicos Independientes, dirigida por
Wilhelm Stekel, contra la WPV«
Después de la sanción aplicada a Reik, Freud intervino de nuevo, en este caso ante Julius
Tandler, profesor de anatomía e informante de salud pública ante la Municipalidad de Viena. En lo
que se cree fue el texto de esa intervención epistolar, Freud invirtió de entrada la formulación
habitual de la cuestión: el "lego" o "profano" no era el analista no médico, sino "quien no haya
adquirido una formación tanto teórica como técnica suficiente en psicoanálisis, tuviera o no un
diploma médico". "El psicoanálisis, aunque nacido en el terreno médico -afirmó Freud-, hace ya
mucho tiempo que no es un asunto puramente médico", y si bien a nadie se le podía impedir que
se interesara en él, sólo "haciéndose analizar uno mismo y ejerciendo el análisis con otros" se
adquiría la "experiencia y convicción" necesarias.
A juzgar por la reanudación del procedimiento contra Reik, esta segunda actitud no tuvo más
éxito que la anterior. Sin duda por ello, sin aguardar, en un contexto emocional signado por el
proceso del episodio Hug-Hellmuth (que se había producido en marzo de 1925 y la prensa
vienesa reflejó generosamente), Freud redactó su texto ¿Pueden los legos ejercer el análisis?, subtitulado Entrevistas con un interlocutor imparcial, interlocutor que parece haber sido el fisiólogo Arnold Durig, el cual, inicialmente, le había pedido su opinión sobre el tema.
La obra se publicó en el otoño de 1926. Iba mucho más allá de la defensa de Reik y, en general,
de los analistas no médicos. Las palabras de Freud se inscriben en otro debate que, para
abordar la cuestión del análisis profano, trata de hecho de la formación de los psicoanalistas, y
concierne en primer lugar al movimiento psicoanalítico internacional en sí. En efecto, en 1925 el
presidente de la New York Psychoanalytic Society (NYPS), Abraham Arden Brill, anunció su
intención de romper con Freud por esta cuestión, y en el otoño de 1926, en el momento de la
publicación del texto de Freud, el Estado de Nueva York declaró ¡legal la práctica del análisis por
los no-médicos. Lo que estaba en juego en el conflicto que acababa de estallar, y que no iba a
concluir pronto, concernía entonces, más allá de la relación con la medicina, a los contornos
institucionales del psicoanálisis, sus fundamentos epistemológicos y su carácter universalista,
garante de una cuestión que la actualidad geopolítica pronto haría arder: la de la emigración. En
pocas palabras, las de Jean-Bertrand Pontalis en su prólogo a la edición francesa de 1985, se
puede decir que, "para Freud, seguramente, la cuestión del análisis profano era la cuestión del
análisis mismo".
Una breve introducción le da a Freud la oportunidad de subrayar, no sin humor, que durante
mucho tiempo no existió la preocupación de saber quién practicaría el psicoanálisis, porque el
deseo unánime era que "no lo ejerciera nadie"; a continuación, los cinco primeros capítulos del
libro presentan la teoría psicoanalítica de una manera didáctica, a través de interrogantes
variados y precisos, observaciones críticas y objeciones, que Freud atribuye a su "interlocutor
imparcial---.
Al final del quinto capítulo se aborda el ámbito institucional,
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