Reflexión Del Libro "El Hombre En Busca De Sentido" De Viktor Frankl
Enviado por nekognitivo • 12 de Diciembre de 2012 • 1.632 Palabras (7 Páginas) • 2.422 Visitas
Un sentido de vida para una vida sin sentido:
William Ernest Henley escribió: “Desde la noche que sobre mí se cierne, negra como el abismo de polo a polo, doy gracias a los dioses, sean cuales sean, por mi alma inconquistable. En la garra de las circunstancias no he parpadeado ni he gritado. Bajo los golpes del destino mi cabeza está ensangrentada, pero firme. Más allá de este lugar de ira y lágrimas no se vislumbra más que el horror de la sombra, y aunque la amenaza de los años me encuentre, me encontrará, a mí valiente. No importa lo estrecha que sea la puerta, lo cargada de castigos la sentencia. Soy el dueño de mi destino. Soy el capitán de mi alma.”
Desde la primera vez que leí esta frase supe que no era cualquier frase o para ser más específico supe que su origen era sin duda de carácter extraordinario, que poseía un trasfondo a nivel filosófico, psicológico y humanista enorme. Normalmente cuando me encuentro de frente con frases de este tipo, es decir, con ideas que ponen mi mente en estado de excitación, lo primero que hago es repasarlas en un sentido analítico como si se tratase (análogamente hablando) del acto de deleitarse detenidamente con el sabor de algún manjar, hasta que poco a poco comienzo a madurar las ideas y a ordenarlas coherentemente, con el fin de obtener un producto o imagen mental lógica que va más allá de la formación de conceptos ortodoxos, simples y lineales.
Y es que ¿no es acaso un acto alimentario el hecho de ingerir información estimulante a través de nuestro sistema sensorial?, ¿acaso al hacer esto no estamos alimentando el espíritu y la mente como ya lo decía Rousseau?, ¿no era esto a lo que se referían Ausubel y Piaget cuando hablaban de desequilibrios?, para ser honesto creo que es un gran desperdicio el no detenerse de vez en cuando ante un buen pensamiento, desglosarlo y en pocas palabras: disfrutarlo.
Palabras como las de Henley me recuerdan lo mágico que puede resultar una oración o proverbio, ya que estos poseen la virtud de ser infinitamente interpretables, dicho en otras palabras lo realmente importante es el valor que cada uno de nosotros puede encontrar en algo, pero si me preguntaran que es lo que encuentro en esta frase y la razón de su alto grado de significación la respuesta sería muy simple. A estas alturas, sin embargo, prefiero dar la respuesta concreta hasta el desenlace de este texto, por el momento continuaré solamente diciendo que lo que encuentro en esta frase es exactamente lo mismo que encuentro al leer este libro y es en este punto donde todo comienza a relacionarse y se forma una conexión casi natural entre lo experimentado en la lectura de este ejemplar y mi visión y posición actual con respecto a los temas abordados en el mismo.
Cuando comencé a leer la obra de Viktor Frankl me pude percatar de que no se trataba de una “pintura” más de cierto holocausto, me di cuenta de que estaba ante una lectura con un enfoque muy bien definido, una lectura un tanto directa, cruda y realista pero impregnada de motivaciones complejas, interesantes y sobre todo justificadas, las cuales son las raíces y los pilares de este libro, el cual desde el inicio maneja un ritmo bastante comprometido a la intención primordial de su creación, de este modo el desarrollo de los eventos narrados se percibe de un modo bastante natural y con una fluidez ampliamente digerible y que se agradece mucho, desde la primera fase en la cual se describen los primeros contactos y reacciones con respecto a este nuevo panorama de incertidumbre e impotencia, pasando por la segunda fase la cual hace más grafica la estadía angustiante en el terror continuo de una realidad inesperada, indeseada y desesperanzadora para finalmente dar paso a una tercera fase llena de diversas necesidades de auto regeneración y reestructuraciones psíquicas.
A lo largo de mi recorrido literario a través de esta obra me pude percatar también de que no es coincidencia el modo en el que los sucesos así como los sentimientos, emociones y pensamientos son descritos, de hecho la redacción entera del texto está pensada y diseñada desde un ángulo estratégico e inteligente con el fin de involucrar de forma reflexiva y empática al lector (ya sea consciente o inconscientemente) con la historia, los personajes y los procesos mentales mencionados, sobre todo en la parte madura del libro. Lo que se quiere lograr es sin duda una identificación progresiva del individuo que realiza la lectura con relación a la confrontación de estados intensos de conflicto (se debe entender por conflicto a toda aquella situación en la que el individuo se ve obligado a enfrentar y resolver la aparición de obstáculos y desgracias
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