Relaciones Tóxicas “Aprender a relacionarnos”
Enviado por María De Los Angeles Verón Ramirez AP • 20 de Noviembre de 2019 • Ensayo • 1.168 Palabras (5 Páginas) • 297 Visitas
Olimpiada de Filosofía, Tucumán 2019
Relaciones Tóxicas
“Aprender a relacionarnos”
Alumno: Minerva
Nivel: II
Relaciones tóxicas
Cuando hablamos de relaciones tóxicas lo primero que solemos pensar es en una mala gestión emocional de pareja, pero en realidad este tipo de relaciones se da en cualquier ámbito social, como puede ser el laboral, el de una amistad o el familiar. Se trata de relaciones que enganchan, nos hacen sentir que quedamos atrapados en una red negativa de la que nos es muy difícil salir.
En el siguiente ensayo pretendo analizar y comprender este fenómeno que cada vez más se infiltra en la manera de tratarnos y comunicarnos. Bernardo Stamateas, en su obra: “Emociones tóxicas” plantea esta cuestión en profundidad.
Cuando se habla de una relación toxica, el autor sostiene: “Si a ratos preferirías no estar con esa persona porque te hace sentir mal, porque tu vibración cambia, porque te alteras hasta puntos que nunca creíste llegar, si te sientes manipulado cuando utiliza los sentimientos de culpa, sarcasmo o ironía para contradecirte, si sientes que no mereces ese trato pero no acabas de poner fin a esta relación, entonces estás atrapado en una relación tóxica. En definitiva se trata de una relación donde una o ambas partes sufren, más que gozan, por el hecho de estar juntos. Los miembros se ven sometidos a un gran desgaste emocional con el objetivo de convencerse a ellos mismos que pueden salvar esta unión”.
Estoy totalmente de acuerdo con esto, me cuesta comprender porque mucha gente siente la necesidad de juntarse y terminan lastimándose unos a otros en esos encuentros. Nos convencemos a nosotros mismos que si no mostramos malestar sobre ciertos aspectos que nos incomodan, evitaremos una nueva confrontación. ¿Pero qué pasa cuando llegamos al autoengaño? nos enfermamos física y emocionalmente. “No olvidemos que la represión emocional provoca ansiedad y estrés “piensa el autor.
¿Cómo vive el cuerpo en estas relaciones? creo que mal, muy mal. Nos terminamos enfermando por este tipo de relaciones, las llamadas enfermedades psicosomáticas. Y muchas veces, al no tomar conciencia ni reflexionar sobre estos temas, terminamos naturalizando las relaciones y padeciéndolas.
Las razones por las que podemos mantener una relación tóxica pueden ser muy diversas, pero casi todas tienen una serie de puntos en común, como por ejemplo, creer que somos la solución de los problemas de los demás: podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa persona, que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde otro punto de vista idóneo para ambos.
Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la otra persona, esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es ahí donde se produce la frustración. Otra razón puede ser el hecho de creer que siempre somos las víctimas: Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a querer más que él/ella? Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a dejar esta relación con la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?Otra causa importante es la dependencia emocional: Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos dé lo que nosotros mismos no somos capaces de otorgarnos. Esta sensación en ocasiones nos lleva a mendigar cariño y esto considero que tenemos que tomarlo como una alerta.
También el miedo a quedarnos solos: Quizás esta sea la característica más común, ya que por el miedo toleramos cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero me pregunto: ¿no es peor la sensación de estar sólo aun estando acompañado? También el miedo a lo que está por venir: Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les aporte, por miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que supuestamente se conoce como Zona de Confort o Seguridad, aunque en este caso es una seguridad ficticia.
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