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Reporte Conferencia 20 Y 21 De Sigmund Freud


Enviado por   •  9 de Abril de 2013  •  2.124 Palabras (9 Páginas)  •  1.032 Visitas

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20ª Conferencia. La vida sexual de los seres humanos

No es fácil indicar el contenido del concepto «sexual». Ante todo lo sexual es lo indecoroso, aquello de lo que no está permitido hablar. Lo único pertinente sería todo lo que se relaciona con la diferencia de los sexos.

El acto sexual se definiría como todo lo que con el propósito de obtener una ganancia de placer se ocupa del cuerpo, en especial de las partes sexuales del otro sexo, y, en última instancia, apunta a la unión de los genitales y a la ejecución del acto sexual.

Si se pone a la reproducción en el núcleo de la sexualidad, se corre el riesgo de excluir toda una serie de cosas que no apuntan a la reproducción y, no obstante, son con seguridad sexuales, como la masturbación y aun el besar.

Se conoce que existen grupos de individuos cuya «vida sexual» se aparta, de la manera más llamativa, de la que es habitual en el promedio.

Llamaremos homosexual o invertido a la persona sólo los de su mismo sexo pueden excitar sus deseos sexuales; los otros, y sobre todo sus partes sexuales, no constituyen para ellos objeto sexual alguno y, en los casos extremos, les provocan repugnancia. Desde luego, han renunciado así a participar en la reproducción. Suelen ser hombres y mujeres intachables, de elevado desarrollo intelectual y ético, y aquejados sólo de esta fatal desviación. Los científicos los presenta como un tercer sexo. Estos “perversos” hacen con su objeto sexual más o menos lo mismo que los normales con el suyo. Pero sigue luego una larga serie de anormales cuyas prácticas sexuales se apartan cada vez más de lo que un hombre dotado de razón considera apetecible.

Existen dos grupos:

*Aquellos en que se ha mudado el objeto sexual (como en el caso de los homosexuales).

Pertenecen los que renunciaron a la unión de los dos genitales y en el acto sexual los sustituyen, con un compañero, por otra parte o región del cuerpo. Fetichistas.

*Aquellos en quienes principalmente se alteró la meta sexual.

En este grupo cuentan los genitales, mas no a causa de sus funciones sexuales, sino de otras en las que participan por razones anatómicas y motivos de proximidad. Sádicos (infligir dolor), Masoquistas(Soportar humillación y martirio).

Cada uno de estos grupos existe de dos maneras: junto a unos que buscan su satisfacción sexual en la realidad, existen otros que se contentan con imaginarse meramente esa satisfacción; a estos no les hace falta ningún objeto real, sino que pueden sustituírselo por la fantasía.

Cumple en su vida idéntico papel que la satisfacción sexual normal en la nuestra.

¿Qué actitud adoptaremos frente a estas maneras inusuales de la satisfacción sexual?

• En definitiva es un campo de fenómenos como cualquier otro.

• Sería fácil rechazar el intento de no considerarlos so pretexto de que sólo son rarezas y curiosidades.

• Se trata de fenómenos muy frecuentes y difundidos.

• Es una tarea que no se debe evitar el dar en la teoría razón cabal de la posibilidad de las llamadas perversiones y de su relación con la sexualidad pretendidamente normal.

Iwan Bloch(1872-1922): Rectifica la concepción según la cual todas estas perversiones son «signos de degeneración» demostrando que tales aberraciones de la meta sexual, tales aflojamientos del nexo con el objeto sexual, ocurrieron desde siempre, en todas las épocas por nosotros conocidas y entre todos los pueblos, así los más primitivos como los de civilización más alta.

En ningún neurótico faltan mociones homosexuales y que buen número de síntomas expresan esta inversión latente. Los que se autodenominan homosexuales no son sino los invertidos concientes y manifiestos, cuyo número palidece frente al de los homosexuales latentes.

La paranoia, suponemos que por regla general nace del intento de defenderse de unas mociones homosexuales hiperintensas.

La neurosis histérica puede hacer sus síntomas en todos los sistemas de órgano y, por esa vía, perturbar todas las funciones. El análisis muestra que en ello encuentran exteriorización todas las mociones llamadas perversas que quieren sustituir los genitales por otros órganos.

Sensaciones e inervaciones que encontramos como síntomas en órganos que nada tienen que ver, en apariencia, con la sexualidad nos revelan así su naturaleza: son cumplimientos de mociones sexuales perversas, con relación a las cuales otros órganos han atraído sobre sí el significado de las partes genitales. Entonces advertimos también en qué gran medida los órganos de la recepción de alimentos y de la excreción pueden convertirse en portadores de la excitación sexual.

La neurosis obsesiva se revela con la presión de unas mociones sexuales sádicas hiperintensas, perversas en su meta.

Otras formas de esta neurosis, las cavilosas, corresponden a una sexualización desmedida de actos que normalmente se insertan como preámbulos en la vía hacia la satisfacción sexual normal: el querer ver y tocar, y el explorar.

Se puede enfermar de neurosis por frustración de la satisfacción sexual normal. Ahora bien, a raíz de esa frustración la necesidad se lanza por los caminos anormales de la excitación sexual.

Las inclinaciones a la perversión pueden ser el modo normal de vida sexual para el individuo o pudieron ser provocadas o activadas por el hecho de que unas circunstancias pasajeras opusieron dificultades excesivas a una satisfacción normal de la pulsión sexual.

La investigación psicoanalítica se ha visto precisada a tomar en consideración también la vida sexual del niño, y ello debido a que en el análisis de los síntomas [de adultos], los recuerdos y ocurrencias por regla general reconducían a los primeros años de la infancia.

La sexualidad perversa no es otra cosa que la sexualidad infantil aumentada y descompuesta en sus mociones singulares.

Se incurre en el error de confundir sexualidad y reproducción, y así se cierran el camino para comprender la sexualidad, las perversiones y las neurosis. Se estableció como meta ideal conformar asexuada la vida del niño, y en el curso de los tiempos se consiguió por fin que realmente se la tuviera por asexual; la ciencia proclamó después esto como su doctrina.

Los niños son los únicos que no participan de estas convenciones; con toda ingenuidad hacen valer sus derechos animales y demuestran una y otra vez que han dejado para más tarde el camino hacia la pureza.

Exactamente igual que el hambre, la libido está destinada a nombrar la fuerza en la cual se exterioriza la pulsión: en este caso es la pulsión sexual; en el caso del hambre, la pulsión de nutrición.

Las primeras

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