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Reseña Crítica I - Pequeño Manual del buen especialista


Enviado por   •  18 de Enero de 2016  •  Reseña  •  1.883 Palabras (8 Páginas)  •  784 Visitas

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Reseña Crítica I - “Pequeño Manual del buen especialista”

Presentación del producto cultural:

        Carlos Skliar, “Pequeño manual del buen especialista. O de cómo nos hemos hecho célebres, limpios y burgueses hablando de los otros”. Dándole lugar a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Argentina, desde su página Web, encontramos una breve biografía de Skliar. Esta es:

        “Skliar es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Argentina (CONICET), y del Área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Es Doctor en Fonología, con Especialidad en Problemas de la Comunicación Humana con estudios de postdoctorado en Educación por la Universidad Federal de Río Grande do Sul, Brasil y por la Universidad de Barcelona, España. Ha sido profesor adjunto de la Facultad de Educación de la Universidad Federal de Río Grande do Sul, Brasil, y profesor visitante en: Universidad de Barcelona, Universidad de Siegen (Alemania), Universidad Metropolitana de Chile, Universidad Pedagógica de Bogotá y Universidad Pedagógica de Caracas”.

Resumen:

        Para empezar, en el texto del “Pequeño manual del buen especialista. O de cómo nos hemos hechos célebres, limpios y burgueses hablando de los otros”, de Carlos Skliar, se presenta y enmarca una situación personal y autocrítica sobre su trabajo y su labor, comenzando por un cuestionamiento propio sobre su rol como agente activo en relación a su entorno y la gente que lo rodea. Ahora bien, Skliar (2010), hace referencia a la necesidad propia de una reestructuración de varios comportamientos que comparten los investigadores: “Y que no deseo, ahora mismo, trazar una frontera entre lo correcto y lo incorrecto, lo normal y lo anormal, el bien y el mal (como lo hacen, por otro lado, los especialistas)”.

        Se trata, entonces, de una crítica a los especialistas, en medida de ciertas actitudes que estos tienen para con los denominados “otros”, y para con sus propios colegas, todo esto en función de una supuesta “burguesía”, que demanda una posición jerárquica, en la cual, un verdadero especialista debería gozar de una posición elevada dentro del escalafón, pues a su vez, esto lo haría célebre frente a la mirada de los demás colegas y de los “otros”.

        Puede esclarecerse en esta obra, además, una crítica que busca, posiblemente, indagar en las posibles causas de esta naturaleza entre los llamados especialistas. Esto correspondería pues, al génesis de estas concepciones y apreciaciones del entorno y los “otros”, y apuntaría finalmente al origen de cualquier saber; la educación. Este es el caso de la educación superior, la profesionalización, la universidad, donde se adquiere un conocimiento, desde el cual, el sujeto adquiere las bases teóricas y prácticas para desempeñar un rol desde la disciplina en cuestión.

        Argumenta pues, Skliar cita a Nuria Pérez, exponiendo la posibilidad de que universidad genere esta clase de perspectivas, en medida de la evidente carencia de auto-análisis y auto-aplicación de conceptos, desde lo cual, se dirige permanentemente la mirada hacia un otro; “...Sin embargo, lo que en la Universidad se produce puede ser todo lo contrario: ninguna reflexión sobre uno mismo, ningún saber o sabor acerca de nuestra intimidad y un cúmulo de contenidos sobre el otro que le definen, le identifican y le encierran en un opaco envoltorio “tecnicista” que hace de los demás los especiales, los  discapacitados, los diferentes, los extraños, los diversos y de nosotros los obviamente normales, los capacitados, los nativos,  los iguales; y, por  ello, dos son los tipos de identidad que la Universidad  sigue produciendo  al transmitir el conocimiento académico, científico y técnico que alude a la diferencia y a la diversidad en la educación: la identidad normal y  la identidad anormal, es a la segunda a la que se ha dado en llamar diferente, especial o diversa". (Pérez, 2001).

        En cuestión, se indaga acerca del sentirse uno de “ellos” o “nosotros”, haciendo referencia a las poblaciones, pacientes o demás individuos que se tratan y asemejan en las investigaciones o los procesos terapéuticos. Siguiendo en base a lo planteado, el autor afirma que el mismo texto es una forma directa de entablar una catarsis y una retractación de sí mismo. Establece el hecho de que en la universidad nos enseñan a ver al otro con una postura rígida con respecto a escuchar, observar y predecir al otro, haciéndonos interrogantes a que produce el otro en nosotros, podemos pensar que esto es el reflejo de nosotros mismo, de lo que no queremos mirar o saber.  

        Con base a esto el autor plantea una serie de parámetros al que denominará como “Manual del buen especialista”, en donde de forma sarcástica, irónica y satírica enmarcará ciertos comportamientos y acciones que caracterizan a los investigadores. Se trata entonces de una serie de pasos o estamentos a cumplir para ser un “buen especialista”, y en cada uno de ellos, realiza una sátira a los estereotipos de supuestos especialistas, en los cuales devela características de éstos tales como:

  • Su deseo de jerarquización. Pirámide en la que, por supuesto, él debe ubicarse en lo más alto.
  • La barrera que puede y debe crear frente al otro.
  • Su autoclasificación como célebre o “normal” en función de los “anormales”.
  • La burocratización de los términos despectivos, pensando en que esto los hace menos discriminativos, delimitantes y reductivistas.
  • Un supuesto altruismo, en el que se enmascara un inmenso narcisismo.

        Simples y detallados pasos en los cuales el humor puede llevar a la reflexión, como quizá sea el cometido de Skliar. Como cabe suponer, el hecho de satirizar estos pasos, induce a pensar que la ridiculización de estas actitudes es vista, en cualquier caso, como crítica, dando lugar, sin embargo, a un ligero detalle que puede pasar desapercibido en un primer vistazo, pero que tiene lugar, posiblemente desde la óptica de Skliar, con el fin de evitar ser señalado por otras personas que puedan sentirse identificadas con los estamentos contenidos en el manual. Esto corresponde al cuarto párrafo del texto, donde Carlos Skliar manifiesta: “Hablo sólo de mí, no quiero crear un nuevo grupo, una nueva especialidad, un nuevo y falso arrepentimiento. Hablo sólo de mí”.

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