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Resumen Del Libro Camino De Lagrimas (Autor Jorge Bucay)


Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  1.347 Palabras (6 Páginas)  •  1.208 Visitas

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Resumen del Libro Camino de Lagrimas (Autor Jorge Bucay)

El camino de las lágrimas comienza cuando nos conectamos con lo doloroso; con la perdida de alguien, (ya sea muerte o alejamiento) o algún objeto; debido en la cultura en la que vivimos, en donde nos han enseñado a sufrir por la muerte de un ser querido, a depender de alguien para realizar ciertas actividades, , ha tener una “muleta” para seguir adelante y si no la tenemos, no podemos continuar y nos enfrentaremos a caminar por el “oscuro” camino de las lagrimas aunque este alejamiento o perdida de objeto sea para mejorar o crecer, no evita la pena; el dolor que ocasiona el fue, el ya no estará, el se perdió. Jorge Bucay menciona:

Compensa pero no Evita, Aplaca pero no cancela, Anima a seguir pero no anula la pena Y es así como inevitablemente nos sumergimos en el camino de las lágrimas; el cual tiene trazado los mapas, que si los conocemos ayudaran a llegar “más enteros” al final del camino. Estos mapas son nuestras percepciones, la forma en que vemos al mundo, como lo enfrentamos y asumimos, sin embargo estos mapas son nuestros mapas, no son el territorio; y es precisamente como hemos trazado nuestros mapas como enfrentaremos el dolor de la perdida. Este camino inicia cuando se produce la perdida y termina cuando se supera esta. Sin embargo habrá que pasar por procesos (largos o cortos, de acuerdo a nuestro mapa) para llegar al final de forma satisfactoria.

En este camino interviene, obvio y necesariamente, la elaboración del duelo, que es un trabajo para enfrentarnos a la nueva realidad. Aunque es un trabajo difícil, es un trabajo al que nos hemos enfrentado durante toda nuestra vida, en grandes o pequeñas proporciones, al crecer vamos perdiendo un sin número de cosas y personas, desde los amigos y maestros de la infancia, las escuelas, los empleos, etc.; incluso las personas y objetos que aun están con nosotros han cambiado, y por ende, hemos perdido a esa persona, que fue y que ahora conocemos, convivimos y aceptamos a la que es.

Sin embargo en nuestra educación hemos aprendido que no podemos vivir sin el otro, pero solo en muy pocas ocasiones, o nunca, nos damos cuenta que no podemos vivir sin nosotros mismos. Y aunque suena incongruente toda perdida, otorga una ganancia, que es “un pasaporte para vivir mejor”, un análisis para reestructurar nuestras percepciones erróneas y poder mejorarlas; como el vivir día a día, con el compromiso visto así: día a día; aprender a desarrollar la habilidad de desear sin quedarme pegado a este deseo, en aceptar la conexión Y las desconexión con las cosas. “Elaborar un duelo es aprender a soltar lo anterior. Sin embargo, si tengo miedo de las cosas que vienen y me agarro de las cosas que hay, si me quedo centrado en las cosas que tengo porque no me animo a vivir lo que sigue, si creo que no voy a soportar el dolor que significa que esto se vaya, si voy a aferrarme a todo lo anterior... Entonces no podré conocer, ni disfrutar, ni vivir lo que sigue.” Y es precisamente como al aprender a aceptar la perdida y aceptar lo nuevo, lo que nos proporciona un crecimiento personal, lo que nos enseña a madurar, lo que nos abre un panorama para nuevas experiencias…para “vivir”. Pero en este camino, existen senderos, que nos alejan del final. Uno es un supuesto atajo, otro un desvío que conduce a una vía muerta Negación.

El proceso de duelo siempre nos deja solos, impotentes, desconcertados Irresponsables, pero sobre todo tristes. La tristeza es normal y saludable, aunque displacentera, porque significa extrañar lo perdido. Aunque puede generar una crisis, permite luego que uno vuelva a estar completo, que suceda el cambio, que la vida continúe en todo su esplendor.

Cada tipo de pérdida implica experimentar algún tipo de privación y las reacciones suelen ser en varias áreas: psicológicas, físicas, sociales, emocionales, espirituales. El duelo es el doloroso proceso normal de elaboración de una pérdida, tendiente a la adaptación y armonización de nuestra situación interna y externa frente a una nueva realidad. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración

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