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SALUD MENTAL EN MÉXICO


Enviado por   •  7 de Enero de 2014  •  2.166 Palabras (9 Páginas)  •  455 Visitas

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Análisis histórico/epistemológico sobre la Salud Mental en México

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (O.M.S), la salud mental es el “bienestar que una persona experimenta como resultado de su buen funcionamiento en los aspectos cognoscitivos, afectivos y conductuales, y, en última instancia el despliegue óptimo de sus potencialidades individuales para la convivencia, el trabajo y la recreación” (Escandón, 2000, citado en Sandoval, 2005: 5).

La salud mental incluye, desde trastornos discapacitantes como la esquizofrenia, depresión, obsesión-compulsión y alcoholismo, que son enfermedades neuropsiquiátricas y están entre las 10 enfermedades más discapacitantes, hasta fenómenos sociales como la corrupción, la cual como conducta antisocial es también materia de la salud mental. Cabe apuntar que en relación a los impactos sociales, los índices de enfermos de estos trastornos tienden a aumentar debido a problemas como la pobreza, violencia, aumento de adicciones y envejecimiento de la población (Sandoval, 2005).

Además del bienestar físico, el mental tendría que ser una prioridad para lograr que la población conserve, en la medida de lo posible un buen equilibrio entre lo físico y lo mental, ya que los dos aspectos están relacionados, esto depende, en gran medida, de la realización exitosa de acciones de salud pública, para prevenir, tratar y rehabilitar estos problemas.

Ahora bien, la importancia de la investigación social sobre el mundo de la salud y la enfermedad mental tiene su justificación en el hecho de tratarse de una realidad social que requiere ser investigada con las herramientas metodológicas propias de las Ciencias Sociales, pero además, en la constatación de la escasez de investigaciones de carácter internacional en este ámbito por comparación a la investigación clínica sobre salud y enfermedad mental.

La indagación histórica, la más desarrollada hasta el momento, constituye un pilar básico de la investigación social. En cambio, la investigación social sobre salud y enfermedad mental requiere con urgencia la reflexión crítica de sus discursos para comprender bien dicha realidad, en un acercamiento que aborde la complejidad de la misma.

La Organización Mundial de la Salud, en su “Informe sobre Salud Mental en el Mundo” (O.M.S. 2001) pone de manifiesto que los trastornos mentales y del comportamiento representan el 12% de la carga de morbilidad en el mundo y que el presupuesto para salud mental de la mayoría de los países es inferior al 1% del gasto total en salud. Existe por tanto una relación claramente desproporcionada entre la carga de morbilidad debida a enfermedades mentales y el presupuesto final asignado a las mismas. Por ello, la O.M.S. ha expresado la necesidad de seguir desarrollando un modelo comunitario de atención, donde la prevención y promoción de la salud mental sean estrategias principales, es decir, donde la salud pública esté al servicio de la salud mental, lo que implica el desarrollo de políticas favorables de corte más social por parte de los gobiernos en los distintos países.

En México, las acciones para el tratamiento de las personas con padecimientos mentales dentro del marco de las instituciones públicas de salud, durante las últimas décadas -de acuerdo con la Secretaría de Salud- han seguido un curso evolutivo dinámico en donde se han alternado ciclos de impulso con otros de relativo estancamiento (Sandoval, 2005).

En términos de la cantidad de recursos y servicios especializados institucionales, el patrón que les caracteriza es, por una parte, una expansión selectiva insuficientemente planificada en el sector salud y seguridad social, y por otra, de reducción en términos absolutos de los recursos en atención hospitalaria en instituciones para no derechohabientes. Aun cuando se favorece la reducción de la permanencia de los pacientes psiquiátricos y su reincorporación a la comunidad y familia, la disminución en el número de camas ha llegado a que en México se tenga una proporción menor en 28% a la recomendación de la OMS, de contar con una cama por cada 10 mil habitantes; además, las camas disponibles para internamiento muestran una distribución inequitativa en el territorio nacional. En este orden de ideas, los Institutos Nacionales de Salud disponen de camas para la atención de estos enfermos. Los estados de Campeche, Morelos, Nayarit, Querétaro, Quintana Roo, Tlaxcala y Zacatecas carecen de servicios hospitalarios para la atención de población abierta de los enfermos con trastornos mentales.

Los progresos científicos y tecnológicos del mundo moderno se reflejan en la salud mental de la población. Las nuevas alternativas de tratamiento para los pacientes con trastornos mentales han reducido considerablemente el periodo de hospitalización. La calidad de vida para aquellos que antes estaban condenados a una existencia dolorosa, ahora pueden vivir fuera de las instituciones y hasta llevar una vida activa.

La epidemiología, ha permitido tener un mejor conocimiento de las características de los pacientes con diversos desórdenes, lo que posibilita tener congruencia entre las necesidades del paciente y las modalidades de tratamiento, así como identificar las variables que predicen el resultado del mismo y determinar los porcentajes de uso de los servicios, las vías de la atención y las barreras para buscar atención.

La salud mental como fenómeno complejo determinado por múltiples factores como lo son los sociales, ambientales, biológicos y psicológicos requiere acciones de salud pública. En este sentido, los impactos que la falta de visión integral del ser humano han producido en las estrategias y políticas de acción, se pueden observar en la incidencia de trastornos mentales, y también, en el grado de conocimiento y estudio que se tiene en el entorno social y económico del país.

En virtud de la alta prevalencia de los trastornos mentales y del abuso de sustancias en adultos y jóvenes, la carga emocional y financiera para el individuo, su familia y la sociedad es alta. El impacto económico se refleja en el ingreso personal, la capacidad de las personas o sus familias para trabajar y hacer contribuciones productivas a la economía nacional. La utilización de los servicios de atención y apoyo igualmente aumentan.

Las transiciones demográficas, sociales y económicas deben ser tomadas en cuenta cuando se pretende realizar un diagnóstico de la situación de la salud mental en cualquier país, y México no es la excepción. Los resultados obtenidos de los diversos estudios realizados hasta el momento, dentro de este contexto (Sandoval, 2005), invitan a tener en cuenta que:

 El abuso y dependencia al alcohol, entre los hombres, y la depresión, entre las mujeres, son los problemas con

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