SEXUALIDAD Madame Edwarda

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SEXUALIDAD

Madame Edwarda

Ensayo

Por: Denisse García Aguirre
Lic.: Soledad Angélica García Arrieta
Tercer Cuatrimestre[pic 2]

Sistema Ejecutivo

Junio 2017

En el presente trabajo se hablará sobre aspectos que fueron considerados destacables de un fragmento de la Obra de Georges Bataille, “Madame Edwarda” en la cual resalta el relato erótico de la literatura y muy al estilo del escritor.

El escrito es enigmático y brillante, puesto que se presenta de manera subjetiva la idea de conocer a una mujer muy propia de su sexualidad, sin ningún tipo de inibiciones, un tanto vacia de emociones y hasta carente de cualquier forma de afecto.

Algunos criticos aseguran que Bataille le atribuye la historia a alguien llamado Pierre Angelique. Sin duda el relato y la descripción está hecha con su muy particular estilo de escribir en el cual combina muerte, miedo y erotismo.

El fragmento de esta historia comienza con una advertencia sobre el miedo, un miedo profundo por que más que aterrarte el relato da pauta a pensar que te puedas sentir identificado con el sentimiento oculto de las palabras y comiences a reirte como mecanismo de defenza, como tratando de ocultarlo.

Esta combinación de condiciones, (miedo, erotismo, intriga)  guia al entretenimvento de la imagen que se va formando del tipo de hombre que puede protagonizar la historia, en la cabeza del lector. Cabe mencionar que en este fragmento de la obra, si se pone suficiente atención, se puede hacer notorio algun acto de fé, amor y humanidad, conjugado también con lo que él describe como “tragedia”.

 Las prohibiciones y las reglas estrictas de una sociedad contemporánea perecerian ser limitadoras para un escritor com Bataille que, tanto en esta obra, como en varias más de su autoria, inyecta “placer y dolor” con lo que el llama “gualdad de fuerzas”. Bataille es muy cuidadoso el trato de la sociedad hacia “el placer”.

A lo largo de este fragmeto de la vida de Madame Edwarda, Bataille, representa una situación “ordinaria” para un personaje que, como ya se mencionó antes, se caracteriza por ser carente de muchas virtudes marcadas por la sociedad como correctas.

Asi es como el autor presenta a Madame Edwarda, con mucho erotismo, sin inibiciones y hasta trágica, con un personaje que vive la parte de la historia de manera trágica, con un aura “patética”.

¿Cuantas veces no se ha sentido miedo solo de imaginar que nuestros más profundos pensamientos son verdaderos? Cuando de asuntos de “amor” se tratan.

Mi angustia es alfin la absoluta soberana. “Mi soberania muerta ha quedado insaciable en la calle- alrededor de ella hay un silencio de tumba- agazapada en la espera de algo terrible, y sin embargo su tristeza se rie de todo”. Asi comienza uno de los personajes principales del fragmento. Dando paso a la relación que existe en tre la muerte, la agonia y el sufrimiento que una verdad puede traer consigo.

 El idealizar un momento o a una persona nos va llevando en inumerables ocaciones a tener ese sinsabor de emociones encontradas cuando en una sola noche la verdad cruda de una realidad insipiente se presenta delante, sin previo aviso, ni filtros que pudieran hacer más digerible la cruda y fria verdad.

Esa noche, aquel hombre, daba la impresión que iba a buscar la utopia que él mismo habia creado. (daba esa impresión por la carga de desesperación que se persive al leer su relato). Se puede deducir que éste personaje y Edwarda se conocieron antes, quizás en otro contexto, quizás en mejores momentos y a la luz del dia. Es por eso que él creo en su mente a un personaje que era completamente distinto al que encontró y vió aquella noche.

Ella, tan auténtica, tan dueña de sus actos, tan poco interesada en mostrar algo que no era, o que simplemente no le complacia, jamás reparó en observar a aquel hombre que la miraba con tan desesperada ilusión. Ella, que simplemente hizo lo que mejor sabia hacer cada noche, solo se centró en su goce personal, en su delete particular, y por que no pensarlo, en mostrar su verdad. “Mirame, esta soy yo, no hay nada bueno en mi, no hay gota o ápice de ternura o sentimiento noble en éste cuerpo, solo placer y nada más. Por eso, ya vez, soy Dios”.

Ninguno de los dos tenia la intensión de engañar al otro, pero tampoco, ninguno de los dos tenia la voluntad de ir más profundo en sentimientos esa noche. Ella, consciente del poder que tenia sobre el, comenzó a llamarlo como a un “perro más” de su colección, El, permitió que se le tratará como algo insignificante. (quizás era la única forma de estar pegado de ella, quizas quizo entender que esa era su forma tan burda de “amar”)

Una noche solamente basta para conocer el lado oscuro, frio y sin escrúpulos de otro ser humano. Una noche para mostrar lo que realmente se es. Una noche es suficiente para reafirmar tu fé y confianza en la utopia que se ha creado o destruir por completo esa imagen tan perfecta que se habia creado en su imaginación.

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