Sadismo Y Masoquismo

La explicación analítica del sadismo y masoquismo.

Por: Miguel Angel Valdez Grajales

Supongamos que existen dos parejas sexualmente activas, en la primera se disfruta de un sexo convencional, pero en la segunda al tener coito se encuentra sumamente placentero agredirse, pegarse, morderse e insultarse, ¿Qué es lo que hace a ambas parejas tan divergentes?, ¿Por qué la primera pareja percibiría como algo aterrador y grotesco tales prácticas?; éstas son solo dos cuestiones que se pretenden abordar y explicar desde el marco teórico-axiológico psicoanalítico; específicamente se discurrirá sobre la forma en que se fija el masoquismo y el sadismo erógeno, para logar tal empresa se requiere retomar el concepto de narcisismo y nomenclarlo con los conceptos de pulsiones de vida, muerte y el de fijación. No obstante antes de elucidar los argumentos, es menester colegir por separado las generalidades conceptuales.

Del concepto de narcisismo es necesario entender el discurso que arguye sobre las pulsiones libidinales yoicas y las objetales; al plantearlas de esta manera podría parecer que se encuentra versando de dos cosas completamente distintas, no obstante la pulsiones que se argumentan son las mismas, lo que difiere es una propiedad cualitativa, a saber el destino a la cual se dirigen, en el primer caso al interior del yo y en el segundo a objetos externos.

Inteligiendo de manera más propia, la libido yoica se presenta inicialmente en lo que Freud denomina “narcisismo primario” , lo que caracteriza ésta fase natural del desarrollo sexual humano es que la libido del sujeto se toma así mismo como objeto sexual, de placer o en términos analíticos como objeto libidinal; para el segundo caso la libido por razones que se argumentarán enseguida, se dirige al exterior, es decir toma un objeto externo al yo.

En términos temporales y de proceso, el tránsito de la libido de yoica a la objetal tiene su génesis al final del complejo edípico, el cual es posible esencialmente gracias a dos fenómenos: el complejo de castración y la sublimación; en el primer caso se debe a que en el infante “representa una herida para el narcisismo infantil” y en el segundo caso porque “apoyándose en las pulsiones de auto-conservación (…), elige su objeto siguiendo el camino que las necesidades vitales les marcan (…) gracias a esta capacidad de desplazamiento (…), puede proporcionar la energía suficiente para realizar sus funciones muy alejadas de sus fines primitivos” ; en otras palabras para el primer caso es necesario entender que el niño se encuentra en un periodo en el que fantasea con la omnipotencia, sin embargo al ir comprobando que tal omnipotencia es inexistente, su estabilidad psíquica se ve comprometida, es una acción necesaria reconducir la pulsión libidinal fuera de él; por lo anterior destaca el carácter isomórfico de la pulsión, es decir la capacidad de realizar grandes desplazamientos, conviene saber cuál es el mecanismo por el cual se elige el objeto fuera del yo, tan importante mudamiento se debe principalmente al apuntalamiento de las pulsiones de autoconservación, a saber éstas pueden ser entendidas como fines reproductivos.

Es imprescindible puntualizar para el entendimiento del carácter dinámico existente entre el masoquismo y el sadismo, que el tránsito de la pulsión yoica a la objetal no es total ni definitiva, pues en determinados momentos o circunstancias la libido que se encuentra en los objetos externos, contingentemente puede volverse o presentar regresiones hacia el sujeto (libido yoica); por los fines que persigue el escrito se obviarán las causas de este fenómeno y se pasará a discurrir sobre las pulsiones de vida y muerte.

Las pulsiones de vida (Eros) y las de muerte (Tanatos) “son dos grandes principios que operan en el mundo físico, bajo la forma de fuerzas de atracción y repulsión” las pulsiones de vida engloban tanto las pulsiones sexuales como las de autoconcervación, donde las de muerte se caracterizan por la tendencia a la reducción completa

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