Secuelas En Los Hijos De Padres Divorciados

Las marcas psicológicas en los hijos de padres divorciados.

En el siglo XXI son cada vez más los matrimonios que llegan a su fin, algunos “enmascarados” y otros formalizados con un proceso legal de divorcio.

El tema del Divorcio, término que parece de moda en nuestra sociedad actual, es un aspecto que preocupa a profesionales de diferentes carreras como psicólogos, abogados, pedagogos, etc., y cómo no, si es una problemática social que va en aumento.

Estadísticas reportan que en México 10 de cada 100 matrimonios ha solicitado su divorcio después del primer año de casados; a los 3 años de casados el 25%; a los 7 años la cifra se eleva hasta el 45% y luego de los 10 años de casados rebasa el 60%.

Estas cifras son preocupantes ya que siguiendo esta tendencia estadística, está en aumento también el porcentaje de hijos de padres divorciados, los cuales se ha observado sufren secuelas o consecuencias de diferentes tipos derivadas de esta ruptura del vínculo matrimonial.

Psicólogos afirman que el proceso de divorcio es un proceso difícil que impacta muy fuerte psicológicamente a todos los miembros de la familia pero en especial a los hijos, diversos especialistas y terapeutas se han dedicado a la tarea de estudiar este tema y sobre todo a apoyar y dotar de conocimiento y entendimiento a los niños y adolescentes que sufren esta problemática.

Mucho de lo que se ha escrito sobre el divorcio ha exagerado sus efectos negativos e ignorado los positivos, es indudable que el divorcio también ha liberado a algunos niños de violencia intrafamiliar y a algunos padres ha brindado la oportunidad de madurar y realizarse en la vida.

Décadas atrás se sabe que ya habían libros escritos sobre el tema de divorcio hay evidencia que a principios de la década de los setenta era poco lo que se sabía sobre la manera en que las personas asumen psicológicamente el divorcio, se menciona que la opinión predominante en ese época entendía el divorcio como una crisis breve, que pronto se resolvería por sí misma y que los efectos del divorcio tanto para los padres como para los hijos duraban 2 o 3 años pero no más.

El divorcio no es un hecho aislado en la vida de los miembros de la familia que la sufren ni de la sociedad en la que viven, es una cadena de acontecimientos, readaptaciones, sentimientos y relaciones cambiantes a lo largo del tiempo; es un proceso que cambia para siempre la vida de las personas involucradas en él y que tiene diferentes repercusiones en los hijos dependiendo de su edad.

Para un niño, el divorcio es generalmente muy doloroso a corto plazo. El período crítico para todos los niños es el año siguiente a la separación física de sus padres. Los padres que se divorcian están casi siempre muy perturbados durante ese periodo inicial y es muy natural que los niños reaccione y sigan en crisis durante otro largo tiempo. La confusión y la angustia no se les desaparece fácilmente y un gran número de niños terminan descuidados, su comportamiento en la escuela empeora desde el momento que se da la separación y algunas perturbaciones como insomnio, dificultad de aprendizaje o introversión se acentúan en esta etapa. Cuando se es padre, y se pasa por el proeso de divorcio es muy importante no desatender a los hijos, ya que la mayoría de ellos se muestran enfadados porque los padres otorgaban prioridad a sus necesidades de adultos en lugar de atender las necesidades de ellos, si bien se dan cambios en la conducta se ha descubierto que estos cambios de actitud son a largo plazo y los más importantes. El proceso de divorcio termina arreglando la situación matrimonial, pero difícilmente en este proceso el hijo encuentra un punto de apoyo entre ambos padres, este sentimiento sigue presente en ellos durante mucho tiempo, si bien es cierto que muchos adolescentes continúan su vida de la mejor manera que pueden, el sentimiento de rencor sique presente, a aun que en general sean funcionales y felices.

Sin importar la edad de los hijos cuando sus

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