Sociolingüísticos
Enviado por mgonzalebau • 23 de Septiembre de 2013 • 1.077 Palabras (5 Páginas) • 383 Visitas
autonomía e independencia
AUTONOMIA E INDEPENDENCIA
Discusión a partir de la Pequeña Teoría de la Independencia de Aleph
intervenciones on line / segunda semana de noviembre / 2002
estimad@s amig@s de modus_operandi
vengo desde hace un tiempo siguiendo la interesante discusión que se ha planteado alrededor del tema de la independencia.
Aunque se refiere sobre todo a una evaluación de las posibilidades de actuar independientemente en el campo de la “edición” y la “publicación web”, y no tanto a los “espacios” institucionales o postinstitucionales, pienso que la reflexión que sigue podría ser de vuestro interés.
Se trata de una modesta reflexión programática publicada en aleph y en la que intentamos puntualizar los que han sido algunos de nuestros principios de funcionamiento y actuación, y hacer de ello un pequeño declarativo programático.
añadir solamente que constituyó mi contribución personal al foro sobre revistas organizado recientemente por la revista de arteleku.
saludos,
José Luis Brea
http://www.joseluisbrea.net/
—– sigue el artículo —>
Pequeña teoría de la independencia.
(sobre las definiciones críticas que orientan la práctica desarrollada en
aleph, Acción Paralela y arts.zin, como constelación micro de proyectos
editoriales independientes)*
“Resulta pues decisivo el carácter modelo de la producción,
que, en primer lugar, instruye a otros productores en la
producción, y que, en segundo lugar, es capaz de poner a su
disposición un aparato mejorado. Dicho aparato será tanto mejor
cuantos más consumidores lleve a la producción; en una palabra:
si está en condiciones de hacer de los lectores productores”.
Walter Benjamin, El autor como productor. 1934
1.
Primera paradoja (es más bien un paralogismo): que no se puede hablar de ella independientemente. Toda independencia tendría que serlo “de algo”. La independencia, para llegar a serlo, está inevitablemente obligada a afirmar el existir de …. aquello de lo que aspira a no depender. Cuando menos, para definirse. Pero no se trata sólo de un mero juego de palabras: la estructura de esa relación lógica es también, y desgraciadamente, la de toda la realidad efectiva y práctica de la independencia -una realidad paralógica, en efecto, por más que se dé en la historia, o en lo real (o sea, en la fantasmagórica zona extendida del síntoma).
2.
Imaginémosla como un filo. No un mero borde incierto -como los que se analizan en teoría de las catástrofes aplicada al estudio de la
morfogénesis- entre dos tejidos, no esa especie de titubeo gesticular de la diferencia. Sino más bien como un pliegue, como ese punto desplazado en que algo deja de ser simultáneamente dos cosas que es a la vez. Un buen cuchillo, cualquier buen arma blanca, depende justamente de ser eficaz en este potencial maquínico. Algo que depende de su condición “vaciada” –el buen filo de un cuchillo no se produce por reducción de espesor, sino por la perfección con que un pliegue (alrededor de un vacío que en el gesto se define como interioridad forclusa) esquiva la existencia de dos planos que, rompiéndose en él, se realizan como (dis)continuidad (y lo que hace hacia dentro carga la fuerza que le permite después hacerlo hacia fuera). Siendo “el lugar de los puntos” que es a la vez esos ambos y ninguno de ellos, habitar ese filo implica los peligros que viviría un funámbulo condenado
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