Sociología Y La Escuela
Enviado por cimulato • 11 de Marzo de 2014 • 3.248 Palabras (13 Páginas) • 191 Visitas
Entrevista a Estanislao Zuleta
LA EDUCACIÓN:
UN CAMPO DE COMBATE
El maestro Estanislao Zuleta, escritor, ensayista, psicoanalista y profesor de la Universidad del Valle, considerado uno de los principales divulgadores y exponentes de las teorías psicoanalíticas en el país, concedió amablemente a EDUCACIÓN Y CULTURA la presente entrevista realizada por nuestro Editor, Her¬nán Suárez en la ciudad de Cali, en la cual formula sus opiniones sobre la educación y sus fines, así como la situación del bachillerato colombiano. De la extensa y fecunda entrevista, liemos extractado sus partes esen¬ciales y de mayor interés para el magisterio, ante las li-mitaciones de espacio para publicarla en su totalidad. Queremos iniciar con ella una serie de entrevistas, con el fin de conocer las opiniones y reflexiones . de estudiosos y entendidos de la problemática edu¬cativa, que desde diversas perspectivas y concep¬ciones contribuyan al examen que el magisterio debe hacer de las orientaciones y fines de la escuela en Colombia, uno de los propósitos del Mo¬vimiento Pedagógico.
HERNAN SUAREZ J.
EDUCACIÓN Y CULTURA: ¿Cuál es su impresión sobre la formación escolar de los jóvenes en Colombia y particularmente sobre el bachillerato?
ESTANISLAO ZULETA: Pienso que el bachillera¬to es la cosa más vaga, confusa y profusa de la educación en el país. Es una ensalada extraordinaria, en la cual se pasa de la clase de geografía a la de geometría y de ésta a la de leyenda o historia patria.
Paradójicamente, el bachillerato es una educación al mismo tiempo muy elemental y muy especializada. Lo que se enseña en matemáticas o en geografía es, por una parte, muy elemental; tan elemental que cuando el estudiante termina sus estudios, ya no le sirve para nada práctico en la vida, ni en sus activida¬des educativas posteriores, cuando no suele ocurrir que olvide todo lo visto.
Esta ensalada del bachillerato se la come el estu¬diante durante seis años y en el examen final, hoy de estado o del ICFES, vomita todo y queda limpio. Por fortuna se libera de toda aquella pesada carga de información y confusión. Pero al mismo tiempo que es elemental, es una educación muy especializada. Tomemos el caso de la historia en el período de la inde¬pendencia. El estudiante tiene que aprender una cantidad de acontecimientos, que son de detalle, yo diría que de especialistas. Tal es el caso de las batallas, en el cual se estudia la ubicación de las tropas y sus generales, el ataque de los flancos, la ubicación y función de la retaguardia y la vanguardia, etc., etc., con un grado tal de especialización y detalle que se necesitaría ser un especialista en historia y estrategia militar.
En cambio, no se enseña que fue lo que pasó desde el punto de vista histórico, que es lo que interesa a un estudiante de secundaria recién iniciado en el estu¬dio, de la historia de su país. Poco se dice sobre el tipo de sociedad de la época; cómo vivían los indios, los negros, los criollos, la nobleza; el tipo de tensiones y rivalidades que existían entre la nobleza terrate-niente criolla y la corona española; los conflictos sociales entre las distintas clases y grupos. No se enseña, por ejemplo, las razones del hundimiento del imperio español frente a Napoleón, como resul¬tado de la derrota de la Armada Invencible española frente a la armada inglesa. Que un imperio, al otro lado del mar y sin flota, tenía que perder fácilmente sus colonias. Es decir, si no sale Bolívar, hubiera salido cualquier otro. Lo que perdió España fueron las con¬diciones para sostener su imperio en ultramar.
Lo que se enseña son toda clase de discursos, proclamas bobas y frases altisonantes de don Camilo Torres, José Acevedo y Gómez, etc. No se enseña cual era el problema realmente; cuál el sentido de las luchas de independencia; cuál era el dilema del país: tomar una dirección influenciado por los ideales de la Revolución Francesa o por el contrario, cerrarse sobre la tradición y el colonialismo, reafirmando la dominación española. Es una historia que tras el detalle y la minucia olvida lo esencial, lo global, lo que importa.
Asuntos como las rivalidades entre Bolívar y Santander son detalles, pero los detalles de un gran drama histórico en la suerte y destino de un pueblo. Este hecho queda por fuera de la historia que se "enseña" en el bachillerato, queda oculto. El detalle, la anécdota, el listado de presidentes y próceres siguen dominando la enseñanza e interpretación de la historia.
Igual cosa ocurre en el caso de la enseñanza de la geografía. A un estudiante de bachillerato le enseñan los afluentes principales de los grandes ríos como el Magdalena, el Cauca, el Amazonas, etc.; si no los aprende, puede llegar a perder el año. En cambio no es fundamental, ni se enseñan aspectos como: ¿Qué significa ser del trópico y no de un país de estaciones, desde el punto de vista cultural, social, económico? ¿Qué ha significado la montaña en la vida económica y cultural del país?
Los sectores montañosos, donde no hay una aristocracia de la tierra, sino campesinos y colonos y una particular distribución de la propiedad territo¬rial, en contraposición a la distribución de la tierra de la región de los grandes valles y los grandes ríos, tienen una conformación y un desarrollo social y económico diferente.
En el bachillerato tampoco se examinan los ritmos de la historia en función del espacio geográfico, cómo se llega primero a los grandes puertos que a la montaña.
En una palabra, pensar la geografía no solo como espacio sino ante todo como condición de vida humana.
EDUCACIÓN Y CULTURA: En alguna oportuni¬dad usted afirmaba que la educación es una acción intimidadora del pensamiento. ¿En qué se sustenta su afirmación?
ESTANISLAO ZULETA: Sencillamente porque la educación, tal como ella está, reprime el pensamiento, así no se lo proponga. Su acción se reduce a transmi¬tir datos, saberes, conocimientos, conclusiones o resultados de procesos que otros pensaron. No enseña a pensar por si mismo, a sacar conclusiones propias.
El estudiante adquiere un "respeto" por el maestro y por la escuela que procede simplemente de la intimidación. El maestro subraya con frecuencia : "usted no sabe nada"; "todavía no hemos llegado a ese punto"; "eso lo sabrá o entenderá más adelante, mientras tanto tome nota"; "esto es así y así lo dijeron gentes que saben más que usted".
Al estudiante no se le reconoce ni respeta como pensador, y el niño es un pensador.
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