Tatuajes, Construcción simbólica del sujeto y estigma social
Enviado por Xavy Sánchez • 27 de Junio de 2016 • Ensayo • 2.279 Palabras (10 Páginas) • 333 Visitas
TATUAJES, CONSTRUCCIÓN SIMBÓLICA DEL SUJETO Y ESTIGMA SOCIAL.
Por: Francisco Javier Terrazas Sánchez[1]
“Pensar es difícil, es por eso que la mayoría de la gente prefiere juzgar”
C. Jung
Resumen
El tatuaje, es un referente histórico de la humanidad, mismo que ha dado indicios de su uso e importancia en diferentes civilizaciones, valiéndose de símbolos: tribales, totémicos, religiosos, etc. que inscritos en la piel, el hombre ha usado para representar su origen, su jerarquía, su sociedad y a sí mismo. El tatuaje ha ido evolucionando, de tal manera que en la actualidad su importancia ha ido ganando terreno en la población adolescente, juvenil y adulta, ya que por su amplia gama de uso simbólico, puede representar infinidad de gustos, deseos, sueños, fantasías, amores, desamores, duelos, atribución de características, etc. Sin embargo, derivado de la creencia popular, de que un tatuaje es mayormente distintivo de personas irruptoras de las normas sociales, en este caso, personas a quienes se les atribuye la categoría de delincuentes, se ha vuelto un estigma social.
Palabras clave: tatuaje, símbolos, identidad, piel, sujeto, construcción del “sí mismo”.
Decorar el cuerpo se vuelve un aporte a la historia del tatuaje, los hallazgos que datan de miles de años atrás, son un testimonio de la universalidad del uso de símbolos impresos en la piel, que modifican corporalmente al sujeto y que nos hacen dar por hecho que se tendría que vivir con ello toda la vida.
El origen etimológico de la palabra tatuaje, no se tiene muy bien definido aún, ya que al parecer hace referencias a diferentes significaciones, que se le han atribuido a la impresión del dibujo sobre la piel, a lo largo del tiempo, en diferentes culturas, tribus y épocas. Sin embargo la RAE lo define como:
Tatuaje: proviene del francés tatouage, que es la acción o efecto de tatuar; palabra que proviene del inglés, to tattoo, que tiene origen etimológico en la palabra polinesia tátau, que posee dos significados: uno, técnico: Grabar dibujos en la piel humana introduciendo materiales colorantes bajo la epidermis, por las punzadas o picaduras previamente dispuestas. Dos, simbólico: Marcar, dejar huella en alguien o algo.
Para el desarrollo de este ensayo, tomaremos en cuenta la segunda definición
El tatuaje al ser huella o marca en la piel, narra al sujeto, su época, su tribu y a todo aquello con lo que alguna vez se vinculó. Desde una perspectiva antropológica, el tatuaje es un referente para reconstruir la historia del sujeto, de la misma manera en que lo haría, el descubrimiento de los vestigios de una civilización antigua.
Marcos, (2012) “El tatuaje como práctica de modificación corporal, se conoce desde hace más de 8,000 años. Pasando por diferentes culturas y tiempos históricos a lo largo de la humanidad, a través de las cuales el tatuaje ha sido aceptado, prohibido y restringido” (p.25). Define a la sociedad que lo adopta, su idiosincrasia, contexto, perspectiva social e individual, etc., otorgándole, también, funciones y características a quien lo porta. Algunos hallazgos históricos nos hacen referencia de esto: “La momia de Amunet, una sacerdotisa del Imperio Medio egipcio, tiene tatuajes que se cree, simbolizan la sexualidad y la fertilidad. Los Yakuza, en Japón, a mediados del siglo XIX, identificaban sus tatuajes marginales como signo de lealtad y coraje eternos” (Marcos. 2012. p.8). Las diferencias entre épocas y culturas han sido, como todo, un ir y venir de ideologías y representaciones, ya que así como existe quien se tatúa por demostrar fortaleza, hay quien lo hace por pertenecer a un grupo social y quien lo hace por gusto, son ideas predominantes que se van modificando a lo largo de la historia de la humanidad.
En la actualidad, el tatuaje, como elemento antropológico es capaz de ofrecer información del individuo, como parte de un grupo social y como símbolo que narra y cuenta acerca del portador. Su uso en algunas sociedades indígenas y primitivas, estaba relacionado con costumbres y rituales mágicos que nos refieren a sus tradiciones y linaje; actualmente esta permeado por prejuicios sociales, los cuales también tienen origen histórico en épocas donde se prohibió su uso y en tribus donde, por diferencias jerárquicas se marcaba en el cuerpo de los sujetos, que delinquían, trazos que los diferenciaran del resto de la comunidad: “Los griegos y romanos tatuaban esclavos y mercenarios para desalentar fugas y deserciones. Los criminales en Japón ya eran tatuados desde el siglo VII. Los nazis tatuaban números en el pecho o los brazos de judíos y otros prisioneros en el campo de concentración de Auschwitz para identificar los cadáveres desnudos.” (Marcos, 2012. p.8). Respecto a su uso, y haciendo referencia al tatuaje como prejuicio social, Corrales (1965) nos indica a modo de afirmación que “la práctica de tatuar o portar un tatuaje, pertenece a gente de baja categoría social o intelectual, aventureros, con taras psíquicas e inclinaciones perversas” (p.17). Estigmatizando no sólo su uso, sino también a quién lo porta. Goffman (1963) al respecto del estigma, nos dice: “es una condición, atributo, rasgo o comportamiento de pertenencia a un grupo social menospreciado (etnias, religión, nación, etc.)” (p10). Así, el uso del tatuaje, desde esta perspectiva social, pretende instalar en el pensamiento colectivo, que quien lo porta, es una persona a quien se le puede menospreciar, rechazar y/o atribuirle características, propias de quién irrumpe reglas sociales, sin darle cabida a su entendimiento y/o aprendizaje, por medio de las razones simbólicas e históricas, que el tatuaje posee y de las cuales el portador hace uso.
El tatuaje como símbolo, para el sujeto que lo porta, está dotado de múltiples significados y representaciones simbólicas: vinculaciones con la familia y todas aquellas personas con las que se tiene y/o tuvo contacto, sirve como medio para elaborar conflictos que no se pudieron resolver, volviéndose una representación gráfica de experiencias significativas donde, el portador, sana su relación con los otros y consigo mismo. (Payá, 2013, p.24). Estas, significaciones, son tanto en sentido positivo como negativo: ya sea el hecho de plasmar el nombre de la madre, el rostro del hijo, algún símbolo que represente la venganza contra otro, el nombre del primer amor significativo o el más doloroso, un símbolo representativo –a situaciones experienciales o personas-, la imagen de una deidad, etc. inclusive es usado para cubrir cicatrices en el cuerpo, originadas por enfermedades o intervenciones quirúrgicas.
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