Terapia De Juego Con Niños Agresivo
Enviado por DENISNOLASCO • 8 de Marzo de 2012 • 963 Palabras (4 Páginas) • 717 Visitas
EL EXPERIMENTO DE STANLEY MILGRAM
EL PELIGRO DE LA OBEDIENCIA
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En los años 60, Stanley Milgram realizó un estudio psicológico que desveló que las mayoría de personas corrientes son capaces de hacer mucho daño, si se les obliga a ello.
La idea surgió en el juicio de Adolf Eichmann, en 1960. Eichmann fue condenado a muerte en Jerusalén por crímenes contra la Humanidad durante el régimen nazi. Él se encargó de la logística. Planeó la recogida, transporte y exterminio de los judíos. Sin embargo, en el juicio, Eichmann expresó su sorpresa ante el odio que le mostraban los judíos, diciendo que él sólo había obedecido órdenes, y que obedecer órdenes era algo bueno. En su diario, en la cárcel, escribió: «Las órdenes eran lo más importante de mi vida y tenía que obedecerlas sin discusión». Seis psiquiatras declararon que Eichmann estaba sano, que tenía una vida familiar normal y varios testigos dijeron que era una persona corriente.
Stanley Milgram estaba muy intrigado. Eichmann era un nombre normal, incluso aburrido, que no tenía nada en contra de los judíos. ¿Por qué había participado en el Holocausto? ¿Sería sólo por obediencia? ¿Podría ser que todos los demás cómplices nazis sólo acatasen órdenes? ¿O es que los alemanes eran diferentes?
Un año después del juicio, Milgram realizó un experimento en la Universidad de Yale que conmocionó al mundo. La mayoría de los participantes accedieron a dar descargas eléctricas mortales a una víctima si se les obligaba a hacerlo.
El experimento
Milgram quería averiguar con qué facilidad se puede convencer a la gente corriente para que cometan atrocidades como las que cometieron los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Quería saber hasta dónde puede llegar una persona obedeciendo una órden de hacer daño a otra persona.
Puso un anuncio pidiendo voluntarios para un estudio relacionado con la memoria y el aprendizaje.
Los participantes fueron 40 hombres de entre 20 y 50 años y con distinto tipo de educación, desde sólo la escuela primaria hasta doctorados. El procedimiento era el siguiente: un investigador explica a un participante y a un cómplice (el participante cree en todo momento que es otro voluntario) que van a probar los efectos del castigo en el aprendizaje.
Les dice a ambos que el objetivo es comprobar cuánto castigo es necesario para aprender mejor, y que uno de ellos hará de alumno y el otro de maestro. Les pide que saquen un papelito de una caja para ver qué papel les tocará desempeñar en el experimento. Al cómplice siempre le sale el papel de "alumno" y al participante, el de "maestro".
En otra habitación, se sujeta al "alumno" a una especie de silla eléctrica y se le colocan unos electrodos. Tiene que aprenderse una lista de palabras emparejadas. Después, el "maestro" le irá diciendo palabras y el "alumno" habrá de recordar cuál es la que va asociada. Y, si falla, el "maestro" le da una descarga.
Al principio del estudio, el maestro recibe una descarga real de 45 voltios para que vea el dolor que causará en el "alumno". Después, le dicen que debe comenzar
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