Trastorno de personalidad antisocial

Trastorno de la Personalidad Antisocial

La violencia siempre ha estado presente durante generaciones. Sin embargo, la que hoy se vive en nuestro país y el mundo, obedece a una violencia social con un alto componente de criminalidad el cual compromete la paz y la estabilidad del día a día. El crimen y la delincuencia se ven relacionados con variables estructurales como son la pobreza y la desigualdad, la falta de oportunidades, el mal funcionamiento de las instituciones o las zonas en estado de abandono por parte del gobierno donde no llega la acción del Estado y, por si fuera poco, la libertad para la obtención de armas de fuego.

A raíz de esta situación, se presenta el hecho de que la violencia se ha ido implantado cada vez más entre los rangos de la normalidad del comportamiento humano; frente a este escenario se contempla un cuadro duro de contrarrestar, atenuar y/o controlar, si lo que se requiere para aplacar las conductas de una persona con tendencia a respuestas agresivas, se aspira a un contexto diferente al actual; es decir, uno que no apoye tales conductas como normales y no diferencie cuando dichas conductas conlleven a un trastorno, cuando al evolucionar dichas conductas comienzan a trastocar de manera que deteriora el desarrollo personal del individuo, transformados en comportamientos inflexibles e inadaptados, de tal modo que abarca considerablemente el área cognitiva, consumando por último el acto de dañarse a si mismo y de igual manera los demás, convirtiendo al individuo en un posible paciente que desarrolle trastorno de personalidad antisocial.

Sabemos que quienes padecen este trastorno comienzan con un historial que abarca desde la infancia, caracterizándose por ser libres de cualquier restricción social y carecen de normas interiorizadas acerca de lo que está bien o mal. No son leales, responsables ni comprometidos. No se ven afectados por amor, simpatía o remordimiento. Tienen una inteligencia superior, aptitudes verbales, agudeza social, motivación para convencer y no tienen relaciones significativas a lo largo de su vida.

A modo de conclusión expongo que la persona con este conflicto, una vez detectados los criterios para concluir en un diagnóstico de trastorno de personalidad antisocial debe recibir apoyo para evitar posibles cuadros trabajos de controlar; se debe tener en cuenta que quienes sufren de este trastorno, con poca frecuencia buscan ayuda por sí mismos y sólo reciben terapia cuando son obligados por alguna sentencia de la corte. Cabe resaltar que transformar el contexto actual de violencia es una labor a largo plazo pero que se podría manejar las situaciones que presentan conductas agresivas del individuo, de esa forma plantear un plan de trabajo adecuado sin necesidad de llegar a tocar fondo de dicha conducta.

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