Tratamiento De Los Enfermos Mentales En El Pasado

Durante siglos, la sociedad hizo pagar a los enfermos mentales un precio muy caro por su mal. Su extraño comportamiento ha provocado la cruel hostilidad de la ignorancia. En los primeros tiempos del cristianismo se creía que estaban poseídos por el demonio, y se les abandonaba a su suerte, aunque los monasterios daban albergue a algunos. En el siglo XV, el abandono se convirtió en persecución activa: se les torturaba y se les quemaba vivos. Pese a que con el Renacimiento se empezó a achacar la locura a causas físicas, todavía se la consideraba un justo castigo, quizá por una vida inicua. Los locos eran encarcelados, y se les encadenaba al suelo. Sólo al principiar el siglo pasado, los nuevos médicos y el descubrimiento del inconsciente abrieron la puerta para comprender estas dolencias. El tratamiento compasivo que dan hoy muchos hospitales es un tardío reconocimiento de que las fuerzas que los acosan, nos acosan a todos.

En el pasado, cada cultura atribuía los trastornos mentales graves a diferentes causas, todas ellas indemostrables: Hechizos, posesión diabólica, efecto de los rayos lunares desequilibrio de los fluidos (o humores) corporales.

Los antiguos griegos trataban la depresión como si pudiera expulsarse por medio de vigorosas purgas y lavativas.

En la Europa medieval, la locura era vista como posesión diabólica, o como castigo por depravación moral de la persona e incluso de sus padres. Algunas mujeres psicóticas eran llevadas a la hoguera en calidad de brujas.

En el siglo XIX, los loqueros de oficio creían que un susto podía restaurar la razón. A los locos se les arrojaba, sin previo aviso, en tanques de agua helada, o se les ataba en sillas que luego se hacían girar a toda velocidad para inducir el susto.

También se recurría mucho a las sangrías con sanguijuelas.

Menos aparatosa, aunque no por ello menos cruel, era la costumbre de abandonar adultos y niños cuya inteligencia y comportamiento no parecieran adecuados. Desvalidos estos enfermos mentales solían morir muy pronto, en muy raras ocasiones alguna alma caritativa los recogía a tiempo.

Por excepción, ciertas culturas consideraban a los locos como seres bendecidos por los dioses y por lo tanto, lo trataban bien.

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