UN NUEVO “CASO” A LA CIRCUNSTANCIA A LA HISTORIA
Enviado por ariger • 10 de Noviembre de 2015 • Ensayo • 1.645 Palabras (7 Páginas) • 264 Visitas
TERCER ENCUENTRO FEDERAL DE LOGOTERAPIA
VIEDMA
14, 15 y 16 de NOVIEMBRE de 2013
DEL “CASO” A LA CIRCUNSTANCIA A LA HISTORIA: ACERCA DE QUIENES TRANSITAMOS LOS TRATAMIENTOS LOGOTERAPÉUTICO-EXISTENCIALES
AUTOR: Lic. Prof. Luis González (Esquel)
(A Marimar, con quien en largas conversaciones en un largo verano volví a aprender que una persona es una persona, no un caso)
Voy a contarles algo acerca de cómo es trabajar con personas encontrándonos en el espacio de un tratamiento logoterapéutico-existencial. Noten que hablo de personas (el terapeuta y quien consulta), de encuentro, de terapia, y sobre esto es precisamente que expondré.
Cuando comencé a esbozar las primeras líneas de lo que hoy escuchan, caí en la cuenta de que hace tiempo que no presento en algún evento científico un “caso” clínico (y el entrecomillado tiene una significación, no es azaroso, pues ya comienzo autocriticándome respecto de la utilización del vocablo “caso”, por lo despersonalizante del mismo, cuestión que iré desarrollando por tratarse de algo central). Muchos trabajos teóricos, algunos relacionados con lo social, otros con la enseñanza de la Logoterapia. Pero no un “caso”, siendo que la práctica de la psicoterapia ocupa gran parte de mi actividad laboral. De hecho no han sido muchos los “casos” que presentara públicamente en eventos científicos: uno estrictamente logoterapéutico , otro (en co-autoría) desde el enfoque sistémico , al fin y al cabo las orientaciones que fueron guiando mi accionar profesional hasta el presente.
Y si ya en aquel trabajo de 1997 expresaba que un tratamiento podía ser eficaz (de eficacia: “Capacidad de lograr aquello que se pretende y que también aprenda a enfrentarse a los problemas de la vida” ), hoy con más camino recorrido, con algo más de experiencia y conocimiento, y aprendiendo siempre con mis pacientes, afirmo que un tratamiento ya no es solo logoterapéutico – y por ello agrego “existencial”- puede ser eficaz produciendo efectos, ayudando a generar cambios en quien consulta.
También en estos tiempos me he cuestionado bastante (lo sigo haciendo, y les invito -a quienes no lo han hecho- que lo hagan, es apasionante navegar por las aguas de la incertidumbre en una búsqueda constante lejos de esas verdades absolutas que tanto nos fascinaron desde la ciencia occidental moderna) sobre la finalidad de la psicoterapia y sobre el proceso terapéutico en sí, y comparto con Uds. algunas de estas preguntas: ¿El objetivo de la terapia es siempre un cambio? ¿Es posible fijar conjuntamente con quien nos consulta ese objetivo? ¿Es útil para el proceso terapéutico mantener esas grandes metas humanas como “ser feliz” ó esas otras generales como “estar mejor? ¿Cómo se compatibilizan esas preguntas ó cuestionamientos de tipo existencial con objetivos alcanzables como pueden ser: mejorar mi humor, poder dialogar con mi pareja, sentirme mejor en el trabajo, saber qué límites tengo que ponerles a mis hijos?
Otra aclaración que me gustaría hacerles (y que a algunas podrá parecerles extraña en este ámbito): yo no soy logoterapeuta. Se preguntarán entonces qué hago en un Encuentro de Logoterapia, y más como co-organziador del mismo (como así también qué hice el mes pasado en Perú, ó hace 3 meses en Buenos Aires, en sendos Congresos); pues bien: trabajo como terapeuta, como psicoterapeuta, tratando de despojarme de etiquetas y rótulos, que así como los diagnósticos en relación a nuestros consultantes, creo que no ayudan mucho a la hora de –precisamente- ayudar a esas personas que nos consultan siempre con una dificultad, un problema, un cuestionamiento acerca de su propia vida, algo que los aqueja y les genera dolor ó sufrimiento. Por eso en lo que voy a contarles van a encontrarse con mucho de la confluencia entre enfoques, con mucha articulación, porque los que me conocen saben de mi prédica a favor de la integración haciendo a un lado las orientaciones puras, que actualmente más que “pureza” a mi criterio significan “purismo”, como limitante a la hora de proveernos de saberes y herramientas que nos permitan ir en ayuda de nuestros consultantes.
Me refería al inicio a que las personas en un proceso psicoterapéutico nos encontramos, podríamos decir también que nos vinculamos. Hace unos meses, en una lista de discusión psi en Facebook (que hoy es fuente de producción de conocimiento también), una colega pedía sugerencias sobre qué hacer en una situación de inicio de una terapia, siendo que era uno de sus primeros pacientes; la mía fue “Establecé un buen vínculo ante todo”. Y es que más allá de las técnicas (que incorporé, y muchas, fundamentalmente desde lo sistémico y cognitivo-conductual), más allá de tests y cuestionarios, el vínculo, el encuentro sigue siendo lo primordial. Si puede generarse un cambio en quien consulta, es solo a través del encuentro, del diálogo y el vínculo que se producen en ese universo particular que es el encuentro psicoterapéutico. Siempre que me refiero a este tópico, me gusta citar a mi colega y a esta altura ya diría amigo logoterapéutico-existencial uruguayo Alejandro de Barbieri , y además remitirlos a un trabajo
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