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Un método Pelogroso: La Voz De Jung


Enviado por   •  28 de Octubre de 2012  •  2.537 Palabras (11 Páginas)  •  408 Visitas

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Caracas, 5 y 6 de mayo, 2012

“La contratransferencia se presentaba como fascinación ante el reto; como atracción fatal desde un femenino demandante, carente, hundido, inválido. Sentía como que si yo pudiese llenar todos los espacios del alma de X, lo que me dotó de una fuerza desmedida, solo comprensible, como un proceso de inflación.

La dupla fascinación/inflación corrieron juntas por un buen tiempo, retroalimentándose. Fascinación de ella por su nuevo caballero armado, mía por el nuevo reto, por rescatar esa ánima desvalida que en mucho puede asemejarse a la mía, y por qué no decirlo, por ella.”

La cita que acabo de leer no pertenece a Jung, aunque me toca hoy intentar ser su voz. Esto lo escribió un joven terapeuta, al describir la naturaleza de la transferencia y contratransferencia entre él, intelectual, inteligente, de sólida formación académica y su primera paciente, que había llegado muy alterada y deprimida después del fracaso de su relación matrimonial. Nos cuenta el terapeuta que la paciente hablaba de sexualidad en forma muy gráfica y continuamente le invitaba a tomar algo fuera de las sesiones.

Una de las mayores dificultades para encarnar la voz de Jung más allá de la que el director y guionista de la película le dan, es que gran parte de las cartas que Jung escribió a Sabina Spielrein están censuradas por sus familiares. A Aldo Carotenuto Analista Junguiano italiano, quién abrió al mundo las cartas y fragmentos del diario de Sabina Spielrein, sólo se le permitió revisar la correspondencia sin transcribir el contenido de las mismas. Las cartas de Freud están a la vista, las de Sabina han sido publicadas y para escándalo colectivo, nos encontramos con el clamor de una jovencita que reclama y denuncia el abuso del que fue objeto por parte de quien fuera su terapeuta por más de seis años, nada más y nada menos que el prestigioso Carl Gustav Jung. Y, a quien reclama reparación y reconocimiento, es nada más y nada menos que al gran genio de la psicología moderna: Sigmund Freud.

Los eventos narrados en la película constituyen una versión bastante apegada a la realidad que se puede deducir de estos escritos fragmentados, de hecho, Cronnenberg llega a comentar en una entrevista, que escribieron los diálogos con lo que contenían las cartas. Debo decir que de todo lo que he revisado lo afirmado por el director canadiense es cierto, con la excepción de la relación de tipo sado masoquista que tan gráficamente nos muestra la película.

Sin embargo no me voy a detener en esto, voy a asumir que ya está claro que Sabina y Jung estuvieron íntimamente ligados, que imperdonablemente, desde el punto de vista de la ética, Jung trasgredió la relación medico paciente y que cuando se sintió denunciado intentó, muy torpemente por cierto, negarlo. Listo. Acabemos con el asunto morboso y como se trata de personajes que se encargaron de enseñarnos que las acciones, contradicciones, conflictos y patologías emocionales se deben a motivaciones inconscientes, exploremos qué paso con Jung.

En terapia, lo primero que hacemos es establecer el marco histórico del individuo en estudio, por tanto es lógico comenzar explicando ¿Quién es este hombre joven que se nos presenta, bajo esta desfavorable perspectiva? Veamos.

Carl Gustav Jung nació en Kesswil en la costa suiza del lago Constanza, en julio de 1875 hijo de Emilie Preiswerk y del pastor Paul Achiles Jung. El ambiente en el que Jung, se desarrolló no fue feliz, era un niño solitario (su hermana nació nueve años después). Presenció eventos difíciles, tales como las desavenencias de sus padres, quienes no compartían la misma habitación (Jung dormía con su padre) y cuando tenía 3 años, su madre sufre una depresión tan severa que debe pasar varios meses hospitalizada, separación en un período tan crucial, que afectará a Jung para el resto de su vida. Por mucho tiempo sufrirá de eccemas en la piel y la palabra “amor” le producirá desconfianza. Y el sentimiento que asociará con la mujer, será el de suspicacia.

Describía a su madre como un ser misterioso, que de día era alguien sonriente y campechana, y de noche se encerraba en su cuarto y adoptaba una expresión enigmática. En algún momento creyó ver salir entidades extrañas por la puerta del cuarto de su madre. Luego sabría que su madre con su tía y una sobrina realizaban sesiones espiritistas. Esto hará que el Jung adulto escriba su tesis “Sobre la Psicología y la Patología de los llamados «Fenómenos Ocultos»” (1902), tratando de darles una explicación científica a través de una formulación primaria de lo que sería posteriormente su teoría de los complejos. Termina diciendo, creemos que tenemos complejos y ellos nos tiene a nosotros, mientras más cargados de energía psíquica, más autónomos y mas posesivos. También estos fenómenos lo llevarán a leer a Freud

“...Se manifestaba en ella una segunda personalidad, que era, sin lugar a dudas, insospechadamente poderosa, una figura grande y oscura que poseía una indiscutible autoridad”.

Veía a su padre como un hombre de buen talante, que tenía serias dudas sobre la fe que predicaba y en la adolescencia, llegó a sentir compasión por él:

“Toda una serie de indicios me convencían de que lo que mi padre sentía eran dudas de su fe y me parecía inconcebible que no sintiera la experiencia de Dios, la más evidente de todas”.

“La teología”, decía, “nos separaba el uno del otro, yo sentía como un fatal fracaso en el que, sin embargo, no me sentía solo. Él sí estaba solo. Una vez lo escuché rezar y luchaba desesperadamente por su fe.”

Le gustaba su colegio, sin embargo tuvo algunos problemas de ajuste que se manifestaron e desmayos y fobia escolar.

Al mismo tiempo al no recibir respuestas adecuadas de su padre, tratando de buscar respuestas a un sueño en el que había una extraña figura fálica sentada un trono y una visión en la que vio una gran cantidad de materia fecal que caía del cielo y rompía la cúpula de la catedral de Basilea, el joven Jung se mantenía explorando teología, filosofía, religiones comparadas y grades escritores como Goethe (particular fascinación sintió por Mefistófeles, la contrafigura del Fausto, como contraparte de la infinita bondad de Dios). Observa que viven en él dos personalidades la No. 1, adaptada, científica, realista y estudiosa y otra la No. 2 que no podía mostrar a los demás, que reconocía como de sabiduría ancestral, apegada a la vida natural, mágica y animista.

Era llamado por sus compañeros en tono jocoso, como el “Patriarca Abraham”

Aunque quería estudiar arqueología le fue imposible porque no contaba con los medios económicos para ello y dado su interés por lo

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