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VACIO Y PLENITUD RESUMEN DEL ENSAYO


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2015  •  Resumen  •  4.113 Palabras (17 Páginas)  •  132 Visitas

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PSICOLOGIA DEL ARTE

VACIO Y PLENITUD – CHENG

Abordar la pintura china en tanto lenguaje constituido, y discernir los principios de su funcionamiento. Lo cual significa que su perspectiva es ante todo estructural y no historicista. Existe una historia de la pintura china y que en ella se dieron evoluciones, en especial hacia el afianzamiento de un estilo más espontáneo o más individual, y hacia el enriquecimiento de la técnica de la pincelada y de la composición.
El arte de la pintura clásica china, nacido en un contexto cultural específico, creció como un árbol inmenso, favoreció la tendencia a transformar los elementos de la naturaleza en signos que dio primacía a la idea de aliento primordial derivado del vacío originario, y a la de alientos vitales, ying-yang,  cuya interacción rige la relación ternaria entre cielo, tierra y hombre.
El pensamiento estético chino propone un arte que busca desde siempre recrear un espacio mediumnico en el cual prevalece la acción unificadora del aliento-espíritu, en el cual el propio vacío, lejos de significar algo vago o arbitrario, es el lugar interno donde se establece la red de transformaciones del mundo creado. Gracias al vacío, a lo siempre abierto, el artista trasciende el mimetismo estéril, y percibe su propia creación como algo que participa cabalmente de la obra continuada de la creación.
El vacío es un carácter eminentemente sustancia y dinámico porque, lo repetimos, va unido a la idea de aliento y de transformación. Desempeña, pues, en el pensamiento y con más razón aún en la pintura, un papel preciso que todo artista debe conocer. No se trata de distribuir con complacencia muchos “blancos” en un cuadro; se ha de introducir el vacío en forma atinada, procurando que el cuadro, aun cuando esté muy lleno, de la impresión de respirar con desahogo y de estar cargado de devenir.
En un paisaje el vacío, bajo forma de vapores, nieblas, nubes o alientos invisibles, es el soporte de todas las cosas, y las sume en un proceso de secretos mutaciones. Lejos de diluir el espacio, le contiene al cuadro una unidad en la cual cada cosa respira como si participara de una estructura orgánica.

En China, de todas las artes, el lugar supremo lo ocupa la pintura. Participar en los “gestos” mismos de la creación. La pintura en sí misma era considerada como una práctica sagrada.
Esta pintura tiene su punto de partida en una filosofía fundamental que propone concepciones precisas de la cosmología, del destino humano y de la relación entre el hombre y el universo. Un lugar mediúmnico donde la verdadera vida sea posible. En China, arte y arte de vivir son una misma cosa.
El pensamiento estético chino considera siempre a lo bello en su relación con lo verdadero.

Los T’ang (618-907)
Con el advenimiento de los T’ang se abre verdaderamente el período clásico. Una extraordinaria efervescencia creadora se manifiesta, entonces en todos los campos del arte: poesía, música, danza, caligrafía, pintura.
El estilo de esta época está marcado por la alianza de dos exigencias aparentemente contradictorias: por un lado, una necesidad de rigor que evidencia el afán de fijar criterios, de codificar las reglas; por otro, una busca de la variedad, que se manifiesta por la múltiples tendencias que coexisten, y que se encuentra sus raíces “ideológicas” en las tres principales corrientes de pensamiento que son el confucianismo, el taoísmo y el budismo. Se suponía que el artista debía meditarlas a fin de orientar a su significación con entera libertad, según los principios de una creación perfectamente consciente.
Se empiezan a precisar tres tendencias artísticas – realista, impresionista, expresionista -, que corresponden a las tres corrientes del pensamiento –confucianismo, taoísmo, budismo – en las que se ilustra la idiosincrasia china.

Las Cinco Dinastías (907-960)
La intensa creación artística iniciada durante los T’ang será continuada y profundizada durante los Sung y será decisivo para el desarrollo de la pintura china. Porque durante este período de divisiones y de enconadas luchas por el poder (es inevitable evocar la época que siguió a la caída de los Han), en el cual se sucedieron pequeñas dinastías efímeras, vivieron algunos de los más grandes artistas los cuales China pueda vanogloriarse: sus obras, habitadas por las más elevadas visiones,  serán determinantes para la pintura ulterior. A través de la representación de paisajes grandiosos  o místicos, expresan el misterio del universo y del deseo humano, e inauguran así la gran tradición paisajista, que se convertirá, cómo se sabe, en la principal corriente de la pintura china.

Los Sung (960-1279)
Los pintores de la dinastía Sung llevarán el arte pictórico a un grado de refinamiento y de perfección nunca antes logrado (quizás pueda compararse la riqueza excepcional de este período con la del Quattrocentro en Italia). Se la puede dividir en dos períodos: el de los Sung del Norte (960-1127) y el de los Sung del Sur (1127-1279). En el primero de estos períodos, caracterizado por la recuperación de la unidad, se afirma en todos los ámbitos un asombroso dinamismo creador. Las grandes corrientes del pensamiento chino, tan distintas en la época de los T’ang, se interpenetran hasta lograr una suerte de síntesis (a la cual tendió en especial el neoconfucianismo): de ello se desprenderán una cosmología y algunos principios fundamentales, en los cuales se basará la pintura en lo sucesivo.
Aunque el estilo “norteño” alcanza desde un comienzo su punto extremo de tensión por obra de artistas como Kuo Hsi, la influencia de los maestros “sureños” se impondrá muy pronto en el ánimo de los pintores: particularmente  en Mi Fu (1051-1107), célebre por igual como calígrafo y como coleccionista, y sobre todo en su hijo Mi Yu-Jen (1086-1165). Con sus creaciones, estos dos artistas contribuirán de manera singular a enriquecer la pintura china: introductores de la técnica de las “manchas superpuestas” y de los “puntos difuminados”, sabrán utilizar en sus cuadros, con excepcional talento, la dinámica del vacío.
Un fenómeno nuevo permitirá que el arte preserve, en medio de la tormenta, su expresión y a la vez, su continuidad.
El primer mérito de la institución de la Academia será el de proteger la creación artística, hasta entonces gravemente amenazada por los sobresaltos de la historia. Pero permitirá sobre todo que los pintores profundicen a su antojo las técnicas legadas por los antiguos, y extiendan considerablemente el abanico temático de su inspiración, cada una de las cuales tratará un tema bien delimitado: personajes, palacios y edificios, tribus extranjeras, dragones y peces, montañas y aguas, animales domésticos y salvajes, flores y pájaros, cañas y pinos, legumbres y frutas. Otra innovación: en adelante, los artistas van a ser seleccionados en toda China, lo cual permitirá una confrontación enriquecedora para todos. Se le ha de dar un lugar especial a Li T’ang podrá actuar como el vínculo indispensable entre ambos períodos. Su manera de pintar influirá poderosa y duraderamente en el estil de los Sung del Sur.
Su técnica de la pincelada, denominada “con la gran hacha” será retomada por los dos pintores más importantes de fines de los Sung: Ma Yuan y Hsia Kui renovarán la pintura de la época en forma radical. Sobresalen en la creación de una atmósfera de romanticismo místico, en cuyo seno introducen figuras dibujadas con anchas pinceladas rigurosas y angulares, y que tienen una fuerza de presencia singular. Llevan al extremo el afán de ciertos pintores del Sur por liberarse de la composición demasiado ordenada que practicaban sus predecesores, e inventan una especie de perspetica descentrada en la cual, al destacar determinado rincón del paisaje, hacen que la mirada imaginaria del espectador se dirija hacia algo no formulado y nostálgico que, invisible en apariencia, se convierte entonces en el verdadero “sujeto” de la obra. Pintura practicada por los letrados, por pintores no profesionales abordan los temas clasificados bajo el rótulo “plantas y flores” en la medida  en que  la técnica requerida en este campo recurre a un tipo de pincelada a menudo próximo de la escritura. Expresar por medio de las figuras tomadas de la naturaleza, un estado anímico, una disposición del alma, y a fin de cuentas una manera de ser.

Los Yuan (1277-1367)
Una nueva dinastía. Los nuevos amos del país, por desconfianza y por discriminación, van a ejercer primero una represión sin cuartel y luego una censura muy severa sobre el pueblo en general, y sobre la clase de los letrados en especial. Junto al teatro popular, la pintura llegará incluso a ser la expresión primordial de esta época. La mayoría de los pintores trabajan entonces fuera del circuito oficial; algunos escogen incluso la vida del ermitaño. Había otros que eran letrados cabales (pintores, calígrafos y poetas). Sus obras, por cierto se adornan con muchos poemas: contribuirá así a establecer definitivamente la tradición de esta pintura de letrados. Rechazan la herencia demasiado reciente que dejaron los pintores del Sur y tratan más bien de volver al arte de los maestros de las Cinco Dinastías o los de Sung del Norte, agregándole sin embargo algo más espontáneo, más libre, sobre todo en el movimiento del pincel y en el trabajo de la tinta. En un cuadro, el menor punto, la menor línea, la menor mancha de tinta, diluida o concentrada, es para ellos una ocasión de imprimir de manera sensible la vibración misma de su alma.

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