“VIVIR EN FAMILIA” – Catalina Wainerman.

“VIVIR EN FAMILIA” – Catalina Wainerman.

Capítulo 4: “Lo familia” y los modelos empíricos – Eva Giberti.

Mantener la idea tradicional de familia, como una unidad o un todo inamovible, limita a quienes las componen y se opone a la idea de que los sujetos son capaces de sufrir transformaciones personales y sociales.

La organización familiar, a lo largo del tiempo, se ha sometido a comentarios y evaluaciones, que la han calificado como no pertinente, inmoral, desordenada, etc.

Las distintas opiniones (de profesionales, instituciones religiosas, etc.) generan significaciones diversas, que se entrecruzan e influyen las prácticas de la familia, ya sea reforzando los modelos existentes o rechazándolos.

Lo que se dice acerca de cómo debe ser una familia incluye los comentarios personales sustentados por las experiencias y deseos, articulándose con lo que el imaginario social y lo que cada época sostiene.

Existen modelos de familia, menos estrictos, que transgreden las pautas establecidas como “recomendables” por el modelo tradicional:

- Hombres y mujeres divorciados que legalizan un nuevo matrimonio e incluyen en él a los hijos del matrimonio anterior de uno de los miembros de la pareja.

- Parejas formadas por personas de un mismo sexo.

-Matrimonios que deciden procrear a partir de la inseminación, recurriendo al semen de un donante desconocido.

- Hombres y mujeres que no forman parte de una pareja estable y deciden adoptar.

-Familiares de desaparecidos durante la dictadura que rescatan a los hijos de las víctimas.

- Matrimonios cuyos miembros viven distanciados y solo se encuentran los fines de semana.

Estas prácticas cuestionan la eficacia del paradigma tradicional respecto de la familia. Quienes la protagonizan vulneran  cánones definidos por la sociedad en que viven. Son personas que comparten un imaginario social impregnado por principios convencionales acerca de la organización familiar, diferente de la empírica que ellos formaron. Principios que durante años sostuvieron un orden que parecía garantizar la bondad de la institución familiar en tanto se la consideraba un pilar de la sociedad. Las propias vivencias de la infancia de quienes construyeron las nuevas familias empíricas probablemente se hayan aposentado en pautas tradicionales, lo cual podría generar un rechazo hacia sus actuales posicionamientos. Estas familias deben crear sus propias leyes en lo que hace al funcionamiento de sus vínculos y a sus vivencias actuales, es decir una legalidad intrafamiliar, que regule la relación entre sus miembros y de ellos con la comunidad.

Los medios de comunicación suelen actuar, en una familia, como educadores informales de los niños. Lo que estos escuchan y ven, en la radio y en la televisión, respecto a escenas o imágenes cargadas de violencia, temas como el sida, la homosexualidad, prácticas sexuales, el consumo o adquisición de ciertos productos, etc. construye un aprendizaje realizado en el ámbito familiar, pero que muchas veces no responde a las convicciones de los padres. Estas informaciones que llegan desde los medios, en ocasiones, sobrepasan los conocimientos de los adultos, quienes quedan atónitos al no saber que responder o decir ante los interrogantes, preguntas o inquietudes de los hijos.

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