Violencia Intrafamiliar
Enviado por mai2desalas • 9 de Noviembre de 2012 • 2.887 Palabras (12 Páginas) • 393 Visitas
VIOLENCIA FAMILIAR, CONSUMO DE SUSTANCIAS Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
EN 2934 FAMILIAS DE LA CIUDAD DE HUANCAYO, PERÚ
Arístides Vara Horna
Asociación por la Defensa de las Minorías (ADM)
Resumen
Objetivo: Medir la prevalencia e incidencia del consumo de alcohol y tabaco en la familia, la violencia conyugal, el castigo hacia los hijos y la violencia entre los hijos. Asimismo, determinar la importancia de algunos predictores en la dinámica de la violencia en el hogar.
Procedimiento: Se utilizó una versión modificada de las Escalas de Tácticas para los Conflictos (CTS2), en 2934 estudiantes de secundaria de dos colegios en Huancayo.
Resultados: (1) Evidencias sólidas de validez y confiabilidad del instrumento. (2) El 30.8% de los padres y el 31.2% de las madres agredió psicológicamente a sus parejas, al menos una vez en los últimos seis meses, siendo las madres quienes repitieron más los ataques. (3) El 12.1% de los padres y el 11.6% de las madres ha atacado físicamente a sus cónyuges, al menos una vez en los últimos seis meses. Las madres repitieron los ataques físicos con mayor frecuencia. (4) El 3.8% de los padres y el 5.5% de las madres sufrió daño físico debido a una pelea que tuvieron con sus parejas. (5) El 78.1% de los padres y el 90.4% de las madres castigó psicológicamente a sus hijos, al menos una vez en los últimos seis meses. (6) El 44.7% de los padres y el 58.6% de las madres castigó físicamente a sus hijos, al menos una vez en los últimos seis meses. (7) El 49.5% de escolares ha insultado, amenazado o golpeado a algún familiar suyo en los últimos seis meses. Existe un mayor porcentaje de mujeres que ha atacado con mayor frecuencia e incidencia a algún familiar suyo. (8) El 43.1% de escolares ha insultado, amenazado o golpeado a alguien que no era familiar suyo en los últimos seis meses. Existe un mayor porcentaje de hombres que ha atacado a alguien que no era familiar suyo.
Conclusiones: La violencia conyugal es una consecuencia de responsabilidad compartida, es decir, hombres y mujeres se agreden en proporciones similares. Los predictores de la violencia en el hogar son: madre que trabaja fuera del hogar, padre desempleado, bajo nivel educativo del padre, alto nivel educativo de la madre. Si el padre es el único proveedor económico, a la vez que tiene mayor nivel educativo que la madre, la violencia y el consumo de sustancias psicoactivas en el hogar es significativamente menor.
I. APROXIMACIÓN TEÓRICA AL ESTUDIO DE LA VIOLENCIA FAMILIAR Y DE LA PAREJA
1.1 Conflictos y violencia familiar
Las personas tienen mayores probabilidades de ser asesinadas, atacadas físicamente, golpeadas, insultadas o denigradas por cualquier miembro de la familia dentro de sus hogares que por un desconocido fuera de ella (Gelles, 1997). Probablemente resulte difícil ver a la familia como la institución más violenta dentro de la sociedad. Quizá porque se considera la vida familiar como un ambiente cálido que brinda intimidad, seguridad y descanso. En muchos casos es así, pero ello se debe a que los conflictos surgidos se resolvieron de forma satisfactoria.
Los conflictos familiares son producto de la convivencia social. En tal sentido, podría hablarse de la inevitabilidad de los conflictos, en los cuales se pone de manifiesto la diferencia de intereses, deseos y valores de sus miembros (Straus y Gelles, 1986).
La familia atraviesa por diferentes etapas de desarrollo, las cuales favorecen la aparición de episodios sucesivos de conflicto. Por ello, el centro del problema no será evitarlos, sino establecer el método más adecuado para resolverlos. Aun cuando el conflicto es una parte inevitable de todas las relaciones humanas, la violencia no lo es (Adams, 1965; Coser, 1956; Dahrendorf, 1959; Scanzoni, 1972; Simmel, 1955; Straus, 1979). Son claras las diferencias de un conflicto resuelto mediante la puesta en juego de conocimientos, aptitudes y habilidades comunicativas y, otro solucionado mediante la utilización de la violencia en cualquiera de sus formas (física, sexual o psicológica).
Es necesario distinguir entre dos conceptos actualmente muy confundidos: conflicto y violencia.
Conflicto familiar: Es un episodio que aparece frente a las situaciones familiares nuevas (nacimiento de los hijos, ingreso de los hijos al colegio, cambio de empleo, enfermedad, etc.), obligando a sus miembros a usar destrezas y habilidades para adaptarse a ellas.
Violencia familiar: Se refiere a todos los actos abusivos que tienen lugar en las relaciones cotidianas entre los miembros de la familia. Para hablar de violencia familiar la situación de maltrato debe ser crónica y cíclica, suponiendo daño o intención de daño a cualquiera de sus miembros.
Entonces, un conflicto familiar es, hasta cierto punto, una situación deseable al permitir el desarrollo de habilidades psicosociales en los miembros de la familia, habilidades necesarias para resolver situaciones difíciles en el futuro. Por el contrario, en la situación violenta no hay un empleo de tácticas de negociación y comunicación, sino ataques abusivos de todo tipo.
Ha sido difícil, teórica y empíricamente, describir el desarrollo diferenciado del conflicto familiar y la violencia familiar. Gelles y Straus (1979) identificaron las características propias de la familia que la convierten en una institución violenta. Sin embargo, Straus & Hotaling (1979), señalaron esas mismas características como el origen de su naturaleza calurosa, favorable y creadora de un ambiente íntimo y productivo. Por ejemplo, los conflictos familiares de origen sociodemográfico (desempleo, hacinamiento, bajo nivel educativo, etc.) pueden terminar en ataques violentos de cualquier miembro de la familia o en la mejora del desarrollo de la familia. El que suceda el uno o el otro, no depende de las condiciones sociodemográficas, sino de las habilidades de los miembros de la familia para resolver conflictos (Vara, 2000c).
Antes de 1960, mucha gente consideraba la violencia familiar como un fenómeno raro o poco frecuente. Resulta difícil imaginar siglos de historia con casos innumerables sobre violencia familiar "descubierta" recientemente gracias al trabajo de los investigadores y atendida como un grave problema social. En la actualidad, Gelles (1997) considera que la invisibilidad de la violencia familiar se debe a la existencia de mitos y creencias difundidos entre la población.
Han transcurrido 40 años de investigaciones, reconocimiento público y trabajo profesional conjunto para combatir este grave problema social; sin embargo, si se evalúa los logros alcanzados en estas cuatro décadas se observa un énfasis exagerado en las medidas legales y judiciales, mientras las propuestas preventivas, académicas
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