“Violencia Sexual – Consecuencia emocionales en niños y adolescentes”

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FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICO-PROFESIONAL

DE PSICOLOGÍA

“ARTÍCULO DE OPINIÓN”

“Violencia Sexual  – Consecuencia emocionales en niños y adolescentes”

Autor (es)

Vanessa Malpartida Paredes

Asesor

Luis Enrique Huaringa Tello

LIMA – PERÚ

2017

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Violencia Sexual – Consecuencia emocionales en niños y adolescentes

            La violencia sexual es un tipo de violencia que se manifiesta no solo con la utilización de la violencia física, sino también la psicológica ya que a través de ello se intimida a la víctima para asi lograr violentarla sexualmente en contra de su voluntad.         Con respecto al abuso sexual de infantes y adolescentes, estos se llevan a cabo en su mayoría por adultos, familiares o desconocidos,  con el fin  de obtener placer sexual, aprovechándose de su fuerza y superioridad para lograr la vejación de sus víctimas.   Esta violencia no predomina solo en poblaciones vulnerables donde abunda la pobreza, sino que abarca a diversas culturas y todas las clases sociales.

         Según el ministerio de la Mujer, en el presente año en nuestro país se ha registrado 1778 casos de violencia sexual en contra de menores de edad, siendo considerado el Perú como el segundo país con mayor índice de violencia sexual.

          La experiencia de abuso sexual es considerada un factor de riesgo para el desarrollo de los niños y adolescentes, ya que se encuentran en una etapa donde están construyendo sus personalidad y este tipo de sucesos pueden ser devastadores para su vida, afectándose diversas áreas, como lo son: los factores emocionales, implicando con ello el  cambio de conductas, actitudes negativas, dificultades para interactuar con sus pares, entre otras. Cabe resaltar que las víctimas no reaccionan de la misma manera, ya que las experiencias vividas tienen diferentes características, mucho de ello tiene que ver con la estabilidad psicológica del niño o adolescente.

       Por ello el objetivo del presente trabajo es identificar las  repercusiones de la violencia sexual ejercida hacia menores de edad, además de reconocer las características propias que presenta una  persona violentada sexualmente, sumado a ello la importancia de seguir el tratamiento adecuado al caso del infante o adolescente.

       Desde mi punto de vista, la violencia sexual en contra de niños (as) y adolescentes es una de las peores formas de violencia que se llevan a cabo  contra la niñez y adolescencia, muchos de estos casos no son denunciados por vergüenza o miedo a represalias por parte del agresor no solo con ellos sino también con sus familiares, cabe resaltar  que en su mayoría son personas conocidas, incluso familiares cercanos que tienen accesibilidad al menor y aprovechan la confianza que ellos le tienen para violentarlos . Además la violencia sexual puede darse de diferentes formas; incesto (familia: padre –hijo), pornografía infantil, prostitución o trata  de menores, entre otras.

      En su mayoría las víctimas de violación sexual son niñas y adolescentes de género femenino, pero también los varones son víctimas de violencia sexual, algunos de ellos deciden callar por miedo o vergüenza hacer cuestionados con su orientación sexual, sin embargo en ambos casos el trauma psicológico por lo sucedido se va incrementando con el paso del tiempo, ya que van siendo conscientes de lo ocurrido, para evitar ello es primordial llevar tratamiento psicológico con el cual se podrá ayudar al menor ,evitando posible trastornos del sueño , depresión ,ansiedad o rechazo a otras personas .

      Cabe resaltar que si las victimas menores  no llevan un tratamiento para superar lo vejación vivida, las consecuencias pueden perdurar hasta la edad adulta y a su vez afectar diversas áreas y aspectos de la vida de los infantes y adolescentes.

         Por ello Tomás (2011,p.1), nos dice que: “El abuso sexual infantil es una realidad más cotidiana de lo que nos gustaría reconocer. Al mismo tiempo, es una realidad oculta. Lo es tanto por su carácter delictivo inherente (el agresor intentará por todos los medios que sus actos no se revelen), pero también por el silencio al que las víctimas se ven condenadas.” Dicho silencio dependerá de la estrategia que el agresor llevara a cabo para manipular al menor, aprovechándose de su vulnerabilidad,  no solo por la situación  que están atravesando, sino también por su condición de niños y adolescentes, es decir las limitaciones que por sus edades presentan.

          La violencia sexual ejercida en menores de edad puede darse de diversas formas, no solo utilizando la violencia física sino también la manipulación que ejerce el agresor para lograr su cometido, aprovechando de que los infantes y adolescentes  son indefensos .Al respecto Tomás (2011, p.2) sostiene que,”existen distintas formas de abuso sexual. Se puede diferenciar entre aquellas que requieren contacto físico (violación, incesto, pornografía, prostitución infantil, sodomía, tocamientos, estimulación sexual) y sin contacto físico (solicitud indecente a un niño o seducción verbal explícita, realización acto sexual o masturbación en presencia de un niño, exposición de los órganos sexuales a un niño, promover la prostitución infantil y la pornografía, la corrupción de menores).”

        Es común que las víctimas de violencia sexual  se refugien en el silencio al experimentar sentimientos de  miedo, vergüenza  y culpabilidad. Algunas de las víctimas son tan jóvenes, que no son conscientes de lo que les está sucediendo , se niegan a aceptarlo o tratan de bloquear esos episodios traumáticos vividos , además la mayoría  , no saben a quién recurrir para pedir ayuda, ya que tienden a tener miedo a cualquier persona , les es difícil  compartir con otros lo sucedido.

       La mayoría de victimas menores de edad de violencia sexual sufren consecuencias psicológicas negativas a corto plazo, ello va depender del grado de culpabilizacion del menor, y de los recursos psicológicos con los que cuente el infante o adolescente, algunos quizás presenten reacciones ansiosas o depresivas, fracaso escolar o problemas con su socialización, etc. Por ello Cesolaa(2017;párr.1), sostiene lo siguiente:

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