Cuarta estación: Jesús cae, por segunda vez.

Cuarta estación: Jesús cae, por segunda vez.

Te adoramos cristo y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Señor, Jesús tu subida al calvario se hace más difícil, vuelves a tropezar y a caer. Estas caídas son  nuestros pecados que nosotros cometemos a diario. Tú el todo poderoso, cargaste el sufrimiento de la humanidad; y así, cumplir con la voluntad de tu padre. Hoy señor sigues cayéndote en los que fracasan en sus esfuerzos de superación y en los que vuelven a caer en los vicios de las drogas y la prostitución.

Perdón, señor, por volver a caer en el pecado a pesar de tu ayuda, perdón señor perdón.

Perdón, señor, por los que hacen caer a los jóvenes que se esfuerzan por construir un mundo de paz, perdón, señor, perdón.

Oremos:

Te pedimos señor, que no hagas más consientes de nuestro deber de levantar a nuestros hermanos que se desaniman a causa de las burlas, criticas o amenazas. Por cristo nuestro señor, Amen.

Padre nuestro….

Dios te salve…

Gloria al padre…

Quinta estación: Jesús cae por tercera vez.

Te adoramos cristo y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Hermanos, en esta estación hagamos una meditación, en las tres caídas de Jesús pensemos en nuestros hermanos que nos rodean.

¿Será que no hemos hecho daño a nuestros semejante, con calumnias o criticas haciéndolos tropezar en su labor material o espiritual?

¿Cuántas veces hemos visto a un hermano o hermana caída y le hemos ayudado y animado a seguir adelante?

¿Será que hemos reconocido el rostro de cristo reflejado en el pobre y desamparado.

Hoy el señor, nos invita a dar una revisada a nuestro interior. ¿Qué dificultades me hacen caer?

De qué cosas tengo que despojarme para seguir al señor. ¿Qué tengo que hacer para dar vida al seguimiento de las santas misiones populares?

Padre nuestro….

Dios te salve…

Gloria al padre…

Sexta estación: Jesús resucita al tercer día.

Te adoramos cristo y te bendecimos que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Señor Jesús, queremos meditar, sobre el triunfo glorioso de tu muerte.

Porque tú no te quedaste colgado en la cruz ni en el sepulcro.

Te venciste a la muerte, quieres que también nosotros seamos vencedores.

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