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FUNDAMENTOS DE LA PROTOLOGÍA Y DE LA ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA (KARL RAHNER)


Enviado por   •  16 de Julio de 2011  •  1.861 Palabras (8 Páginas)  •  1.810 Visitas

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FUNDAMENTOS DE LA PROTOLOGÍA Y DE LA ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA (KARL RAHNER)

Mario Andrés Díaz Molina.

4° año PRF. UCM.

26-05-2011.

La antropología teológica no es un campo más entre otros semejantes en la teología. De las afirmaciones protológícas y de las escatológicas, se puede también decir que tienen su problemática gnoseológica y hermenéutica propia.

REFLEXIONES TEOLÓGICAS SOBRE LA ANTROPOLOGÍA Y LA PROTOLOGÍA

La teología proporciona al hombre un acceso a la realidad de la fe a partir de la psicología y ontología de la época. Esto no significa que decante modernísticamente de la psicología y de la ontología humanas como consecuencia necesaria, ni que esa realidad pueda interpretarse de modo racionalista como un momento interno y necesario de la autocomprensión humana. Esta tarea la tiene también planteada, y de un modo especial, la teología actual. La antropología se puede ver como lugar de la teología, por la necesidad de dar una dimensión trascendental antropológica a la teología y por las consecuencias que de ahí se desprenden para la relación antropología-cristología, antropología-protología.

1. La antropología como lugar teológico

El hombre es el ente que siempre está excéntricamente abocado a Dios. Es, por tanto, el hombre (considerado cristológica y antropológicamente) la posible alteridad de Dios. De ahí que la antropología sea el lugar que abarca toda la teología'. Una tesis tal no contradice al teocentrismo de la teología puesto que ninguna teología puede afirmar nada acerca de Dios sin decir ya en eso mismo siempre algo acerca del hombre, y viceversa. El hombre es el lugar previo de toda realidad, puesto que, como sujeto del conocimiento, no es simple «cosa» entre otras cosas. En toda teología a posteriori, al preguntarse por las condiciones necesarias de posibilidad del conocer y del obrar humanos, es preciso mostrar cómo en el ser y en la historia humanos orientados sobrenaturalmente existe un horizonte trascendental. Existen tales condiciones a priori

para el conocimiento teológico. Esto es fundamentalmente válido, y de modo decisivo, para un planteamiento y un método teológico trascendental. La interpretación de toda la teología dogmática como teología en perspectiva trascendental implica la exigencia de que la teología se pregunte qué contenido material de la historia de la salvación y de la revelación, percibida a posteriori va comprendido en las «estructuras» del sujeto teológico confirmado implícitamente a priori en la correspondiente afirmación teológica. El problema de la relación entre teología trascendental a priori y categorial (histórica) a posteriori llega aquí a su agudización radical. En esta teología, aprioridad del sujeto y aposterioridad del objeto histórico tienen una relación única, no existente en ningún otro caso.

2. Dimensión antropológica en la teología

¿Por qué es necesario dar a la teología una dimensión trascendental antropológica? Dos tipos de razones: la esencia misma de la cosa, es decir, en la teología y su objeto, y existen también razones del tipo de la apologética fundamental.

a) Justificación basada en la esencia y objeto de la teología.

La esencia de todo conocimiento (por tanto, también del conocimiento teológico) el preguntarse por el objeto del conocimiento y por la esencia del sujeto cognoscente. Esta delimitación entre la cara objetiva y subjetiva de un conocimiento es ineludible, en teología y en general en toda ciencia. Hay que preguntarse sobre el sujeto mismo, porque sólo en el sujeto mismo, a partir de su propia peculiaridad subjetiva, se manifiesta (pues sólo en él puede manifestarse) la totalidad como horizonte de la trascendencia. La pregunta por un determinado objeto en cuanto pregunta filosófica es, por tanto, necesariamente la pregunta por el sujeto cognoscente, puesto que él debe llevar consigo a priori el horizonte de la posibilidad de su conocimiento y en él vienen ya dadas a priori las estructuras —asimismo trascendentales — del objeto. Una pregunta no es teológica si no ve al objeto concreto en su origen a partir de Dios y en su llegada a Dios. Pero Dios no es un objeto entre otros en el ámbito experimental en que el hombre se encuentra, sino la razón originaria y el futuro absoluto de toda realidad, razón por la cual Dios sólo puede ser captado como el horizonte absoluto de la trascendentalidad del hombre. En consecuencia, toda teología es necesariamente antropología trascendental. Si no se quiere incidir en un fideísmo positivista herético, hay que admitir que lo dicho vale también de la teología de la revelación: también la teología de la revelación tiene como momento interno y condición de posibilidad el horizonte trascendental del espíritu humano, único a partir del cual puede entenderse lo referente a Dios. Teología “filosófico-natural” no es una ocupación marginal a la teología de la revelación, como si ambas pudieran practicarse en

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