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Los jóvenes no necesitan a Dios


Enviado por   •  17 de Febrero de 2023  •  Ensayo  •  1.375 Palabras (6 Páginas)  •  185 Visitas

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Los jóvenes no necesitan a Dios

Por: Daniel Alejandro Zuluaga García

“Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, Él está allí, llamándote y esperándote para volver a empezar” (CV, 2)

El hombre, entendido desde una visión teológica, antropológica, sociológica y metafísica, es, por naturaleza, un ser religioso. Es decir, el hecho religioso es inmanente a su condición humana por lo que éste busca la trascendencia en su existencia como una experiencia básica y elemental de su vida personal y social.

Al menos por los tópicos relacionados al inicio, lo podemos argumentar:

  • “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza” (Gn 1,27). En el ser humano hay vestigios genuinos de la naturaleza divina, por ello, el hombre es libre, tiene capacidad de amar y posee inteligencia suficiente para pensarse y pensar su realidad.
  • “El hombre es capaz de Dios porque el deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre” (Cfr. CEC, 27). Sin espacio a dudas y aún por encima de planteamientos racionalistas, tecnicistas y científicos, es posible decir que en la persona humana hay una necesidad de trascendencia que le hace a esta, buscar a su Creador y Artesano.
  • El hombre es un ser contingente que existe por otro. Así lo afirma Santo Tomás en sus tratados. El hombre como ser religioso, metafísicamente está unido a un ser necesario. Y ese vínculo ontológico sustenta el hecho religioso de la búsqueda suprema.
  • En el hombre hay una conciencia de que ha sido creado. Reconocerse como creatura le permite comprender que hay un creador al cual está unido. Su deseo de conocer, buscar y amar lo creado es clara muestra de que se concibe como parte de la creación y en ella puede leer y observar a su Creador.

A manera de síntesis, podemos afirmar con vehemencia que el hombre por naturaleza tiene una necesidad de trascendencia. Ahora bien, en realidad, ¿el hombre necesita de Dios? Y en el caso concreto de la cuestión a abordarse, ¿los jóvenes necesitan de Dios? Planteo la pregunta en este periodo etario  específico por análisis contextual de la realidad juvenil de nuestra sociedad.

Sin tener que buscar alguna visión técnicamente sociológica no es complejo delinear el rol de la juventud en la vida de la sociedad actual. La acción política entendida como un bloque holístico de cultura, religión, educación, desarrollo, economía y otras vertientes en las que se despliega la persona humana permiten evidenciarlo. El joven del siglo XXI es un empoderado de su papel como gestor y promotor del bien y el desarrollo social. Pienso no más en cuantos líderes sociales, profesionales, estudiantes y políticos jóvenes se juegan su vida por propender la consecución de los valores mas esenciales de la cultura que concretizan y hacen real el bien común. Y sin juzgar moralmente esa faena, tales actos y acciones son plausibles.

Empero, en todo este tejido social, ¿qué pieza representa a Dios? Me atrevo a afirmar que la idea sobre la cual se funda el pensamiento más que concepto de que Dios no es necesario en la vida normal y corriente de la sociedad y la juventud es esta: Dios es ajeno a la realidad humana. Dios no se involucra en la historia. ¡Y cuánto daño ha ocasionado esta idea en el pensamiento y comportamiento de las presentes generaciones! Producto de ella, en la praxis resulta más fácil obviar a Dios de la vida personal y social. El joven se dice a sí mismo: el Dios que me han pintado no me quiere feliz, no compatibiliza con mis sueños, metas e ideales. Solo desea que sea un acérrimo cumplidor de una ley obsoleta y “pasada de moda”. Un pensamiento colectivo errado y esquematizado. El Dios que predicamos los cristianos, no sectores e instituciones, es un Dios hombre, un Dios historia, un Dios cultura, pues se hizo carne, tomó nuestra condición humana, padeció los flagelos, las limitaciones y fragilidades propias de nuestra naturaleza; lloró, se lamentó, padeció y murió. ¿Qué Dios más cercano y realmente humano queremos? Este Dios que predicamos te quiere feliz, quiere acompañarte a cumplir tus sueños, tus metas y sobretodo está a tu lado, camina contigo y no es ajeno a tu realidad. Este es el discurso de Dios para la juventud del siglo XXI. El Papa Francisco de manera categórica lo ha hecho evidente en el contenido de su exhortación apostólica Christus Vivit de la cual he extraído el epígrafe que acompaña este texto.

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