Padres de la Iglesia
Enviado por frans jhonatan leyva bardalez • 21 de Octubre de 2021 • Ensayo • 4.188 Palabras (17 Páginas) • 154 Visitas
EXAMEN PARCIAL DE PATROLOGÍA.
- Identifique la problemática actual en los estudios de la patrología, cuáles han sido sus causas, y cuáles son sus consecuencias y sus posibles soluciones.
¿Cuáles son las notas que han definido tradicionalmente para ser considerado padre de la Iglesia? (Explique).
Uno de los tanto problemas dentro del valor relativo de la tradición, es que anteriormente se hablaba de “unanimis consesus”, que básicamente era que todos estén de acuerdo para poder admitir o recomendar algo, aceptar esto en la actualidad seria como crear un conflicto muy grande, puesto existen diferencias relativamente muy marcadas entre padres y padres, esto sin lugar a dudas genera una respuesta poco coherente de la patrología antigua, con esto, no se busca desacreditar o poner en desuso el gran aporte de la patrología, sino que es necesario tener que responder a los signos de los tiempos de nuestra actualidad, y para ello, es necesario actualizarse cada día. En este sentido, no podríamos hablar de una consenso unánime actual, puesto que no se podría aceptar textos que puedan responder a nuestra realidad sin haber por lo menos algo de discrepancia.
Aquí se da un concepto nuevo para la tradición, para algunos la tradición viene a ser la misma escritura, pero actualizada y puesta de relieve en cada época, como mencionaba al principio, buscando así responder a las diversas situaciones que nos puede presentar nuestro mundo actual.
Con los avances de la investigación teológica, las terminologías elementales relacionadas a las Ciencias Patrísticas se multiplicaron y se diversificaron, de manera que la concepción de los conceptos terminó por ser redefinida, haciendo que el término “patrística” reuniera elementos conceptuales más abarcadores. Hasta entonces, era común decir que la patrística era el estudio que se ocupaba del pensamiento teológico de los padres de la Iglesia, mientras que la patrología se mantenía en la perspectiva de la investigación sobre la vida y los textos de los mismos. De esta forma, patrística se redefine como el término técnico utilizado para determinar la ciencia responsable por analizar e interpretar el conjunto de los documentos antiguos entre el siglo I A.D. y las primeras señales claras de la metodología medieval.
Finalmente, las dos tendencias que se observan en los estudios patrísticos (una más teológica y la otra más histórica), plantean la difícil y amplia cuestión de la relación entre los datos históricos y la dogmática. Mientras en la primera orientación es la teología sistemática la que plantea las preguntas a la historia, en la segunda es la historia la que pone en dificultades a la dogmática. A este respecto, cabe citar una luminosa afirmación de Adolf von Harnack. Reaccionando contra los que acusan de historicismo la detallada atención a las fuentes, el sabio alemán declara: "Ciertamente, la historia nunca tiene la última palabra, pero en el estudio académico de las religiones, y en particular de la religión cristiana, ella tiene siempre la primera palabra".[1] La patrística no ambiciona agotar la teología, no pretende ser la última palabra. En el contexto general de la teología, el estudio de las fuentes es una fase inicial pero imprescindible, y debe estar hecha con el máximo de rigor histórico. No se debe temer a los datos que arrojan los documentos: la realidad fue tal como fue y no como debía ser (de acuerdo a nuestros a priori doctrinales). Al contrario, el patrólogo católico debe investigar con la mayor libertad y espíritu crítico, animado por la certeza que jamás habrá una verdadera contradicción entre la realidad histórica y lo auténticamente dogmático.
Desde los comienzos de la Edad Media, se tuvo un listado de características que un autor cristiano antiguo debía tener para ser considerado Padre de la Iglesia. Hoy en día la tradición marca 4 características esenciales de los Padres. Las tres primeras son ya mencionadas en el Siglo V, época de oro de la Patrística, en que algunos pensadores más antiguos ya eran considerados como Padres.
1. Antigüedad: Entre más antiguo es un Padre, más cerca estuvo de la convivencia con los primeros cristianos y Apóstoles. La antigüedad es testimonio de la prevalencia de una creencia en el cuerpo doctrinal. Si un Padre antiguo la menciona, poco se duda de su autenticidad.
2. Ortodoxia universal de la doctrina: Se excluye a los escritores abiertamente heréticos, cismáticos y a aquellos cuyas obras contienen graves y sistemáticos errores.
3. Consentimiento unánime: La aprobación por parte de la tradición del magisterio de la Iglesia. Es decir, fama reconocida por los pastores. Este reconocimiento es tácito y de acuerdo a una tradición. No hay un documento que apruebe la paternidad doctrinal, sino la aceptación de las doctrinas.
4. Santidad de vida: Vida de rectitud, virtud y bondad. No es necesario el título de santo pero sí la fama de santidad. Algunos escritores importantes como Orígenes o Tertuliano no tienen el título propio de Padres de la Iglesia, pues algunos aspectos de su vida son aún controversiales. Sin embargo, temáticamente se les considera dentro del grupo.
¿Por qué es importante estudiar a los Padres Hoy?
En pleno Siglo XXI, ¿por qué debemos leer a autores de hace 1400 años? Simplemente por la perennidad y valor de sus enseñanzas. Los Padres son clásicos: hombres universales que tratan de los problemas fundamentales del ser humano. Los Padres fueron, a la vez, hijos de su tiempo e hijos de Dios por medio de Cristo. Desde su cultura clásica supieron buscar el entendimiento de la fe con la plenificación de las facultades humanas, sobre todo, de la intelectual.
Problemas fundamentales planteados y abiertos a solución.
Debido a su formación clásica, los Padres aprendieron a discutir sobre temas de importancia radical para el ser humano: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, la libertad del hombre, la felicidad eterna. Planteándose en la autoridad de Cristo y valiéndose de la filosofía, dieron valiosas interpretaciones sobre el mundo, el hombre y la naturaleza de Cristo. Por ejemplo, presentaron al hombre como un ser compuesto, integrado por cuerpo, alma y espíritu. Sin estos tres componentes, el hombre no existe en plenitud. Por tanto, la mayoría de ellos creyó que, para plenificar al hombre, hay que buscar la plenitud integral, tomando en cuenta cada uno de los componentes.
...