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¿300 mil helenistas inventaron el cristianismo?


Enviado por   •  12 de Julio de 2024  •  Ensayo  •  6.165 Palabras (25 Páginas)  •  17 Visitas

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¿300,000 “HELENISTAS” INVENTARON EL CRISTIANISMO?[pic 1]

Refutación a la hipótesis de John K. Winford

Por Gerardo Garza Garza

28 de agosto de 2023

HIPÓTESIS

Para comenzar, comparto la publicación de John K. Winford. (Aunque escribe en inglés, considero que la traducción es bastante fiel a su texto.)

El templo herodiano influyó en el cristianismo temprano. El cristianismo temprano es y siempre será, la luz del judaísmo helenístico en el Imperio Romano, que se estaba divorciando y separando del judaísmo israelita practicado por los campesinos oprimidos de Israel. Todo esto se basaba en el martirio [convertir en mártir] del galileo crucificado. Y la crucifixión de Jesús fue la cerilla que encendió la pila de madera que Herodes había puesto. Herodes reconstruyó el templo y convirtió el judaísmo en un negocio próspero que atrajo a ciudadanos romanos y a israelitas oprimidos. El templo de Herodes atraía a 1.000.000 peregrinos helenistas al año a los 3 festivales anuales en Israel. Muchos de estos peregrinos helenistas encontraron valor en el monoteísmo pero no querían convertirse completamente al judaísmo. Algunos lo hicieron. Fue en estos círculos de judíos helenistas, prosélitos y gentiles que se discutió la crucifixión de Jesús y aquí es donde evolucionó la primera teología cristiana. Estos asistentes de la Pascua viajaban a menudo durante meses para unirse a la celebración de la Pascua. Después de la Pascua estos asistentes regresaban a casa en el Imperio Romano. Durante 3 décadas estos asistentes de la Pascua vinieron a Israel y volvieron a casa con nuevas historias cada año que habían aprendido sobre Jesús. Esta fue la parte clave de la rápida propagación del cristianismo temprano, y esta es también la razón por la que nunca hubo un solo centro de origen para el cristianismo temprano. Por favor, siéntase libre de discutir cualquier debilidad en estos hechos. Si eliminamos el templo de la ecuación matemática, no hay cristianismo.

(Lo corchetes, el subrayado y las negritas son mías)

Considero que lo que he resaltado en negrita corresponde a la proposición central de la hipótesis, alrededor de la cual su autor establece las premisas que atienden ya sea a las causas o a las consecuencias. Hay que aclarar que Winford no ha compartido en este post una serie de ideas que giran en torno la proposición principal de su hipótesis,  pero yo las he recopilado de los múltiples comentarios que ha realizado en otras ocasiones.

En síntesis, para Winford, …

… 300, 000 peregrinos “helenistas” -gentiles, prosélitos y judíos de la diáspora-, atraídos por el monoteísmo judío y el templo herodiano, que se reunían durante las fiestas en Jerusalén, fueron inventando el cristianismo en distintas provincias del imperio romano. Todos estos peregrinos helenistas habitaban fuera de la región palestina (los judíos de Judea, Galilea o Perea nada tuvieron que ver en la invención del cristianismo, ni se formaron comunidades de los seguidores de Jesús en dichas provincias después de la crucifixión). El catalizador para inventar la nueva religión sería la crucifixión de un campesino galileo por alborotar en el templo durante una de las fiestas de Pascua. Es así que, según la hipótesis, a partir del hecho de la crucifixión, durante treinta años los peregrinos “helenistas” iban a las fiestas judías en Jerusalén y ahí intercambiaban relatos ficticios y creencias teológicas; y regresaban a sus casas en diversos lugares del imperio. Concluye Winford que así surgió fuera de la región palestina el cristianismo, una especie de “judaísmo light” (así le ha nombrado su autor) para divorciarse del judaísmo tradicional, conformándose diversas casas protocristianas en distintas provincias del imperio romano, pero fuera de la región palestina.

REFUTACIÓN

Aparte de la falta de respaldo académico, ya sea de las mayorías de sus premisas como de la proposición fundamental de la hipótesis, su autor no aporta evidencias textuales o arqueológicas que puedan sustentar su hipótesis. Particularmente, atendiendo a la proposición de la hipótesis: no hay un solo documento de la antigüedad, ni siquiera de los detractores del cristianismo, que respalde o que pueda, al menos,  insinuar que el cristianismo se hayan originado fuera de la región palestina, en otras provincias del imperio romano y, además, fuera del pensamiento judío. Esto parte únicamente de especulaciones, principalmente, del hecho de que los evangelios se escribieron en griego koiné, y no en arameo. -Curiosamente, este suele ser, en parte, un argumento usual de los mitistas-. Para muestra, tenemos el texto de Tácito donde refiere a los cristianos:

Cristo, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato, y la superstición muy maliciosa, de este modo sofocada por el momento, de nuevo estalló no solamente en Judea, la primera fuente del mal, sino incluso en Roma, donde todas las cosas espantosas y vergonzosas de todas partes del mundo confluyen y se popularizan. (Anales 15.44)

El propio Tácito, como detractor del cristianismo, tiene claro que, tras la condena y muerte de Cristo, la “superstición muy maliciosa… estalló no solamente en Judea, la primera fuente del mal”, para extenderse luego y popularizarse hasta en la propia Roma. No hay duda de que Tácito tenía claro que el cristianismo surgió en Judea, desde donde se extendió hacia muchos lugares del imperio. Como soporte de lo anterior, y contrario a la postura de Winford, la tendencia académica actual (Sander, García Martínez, Roitman, Ehrman, Piñero, Meyer, Hurtado…), se inclina a favorecer la raíz auténticamente judía, no únicamente de Jesús y su ideología sacro-política, sino también del cristianismo  (apoyado, por algunos académicos, en los paralelos con los Rollos de Qumrán y los textos apocalípticos del judaísmo del Segundo Templo), y su consecuente derivación en los textos evangélicos, todo lo anterior con su epicentro cultural en la región palestina. Hay que recalcar que los autores antes mencionados también aceptan las posteriores influencias y matices helénicos, tanto filosófico-teológicos, como algunos paralelos con los cultos mistéricos que definirían la cristología y la teología cristiana-, así como admiten que la gran proyección que tendría el cristianismo triunfante al exterior de la región palestina propiciaría que  los evangelios -textos doctrinales principales- se hayan escrito en griego koiné, la lengua franca, en distintas provincias del imperio. Pero lo anterior no demerita el origen judío del cristianismo al interior de las provincias judías, influenciado, en mi valoración, sobre todo por las corrientes apocalíptico-escatológicas, netamente judías.

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