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AMENAZAS A LA IDENTIDAD CRISTIANA


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2018  •  Síntesis  •  3.864 Palabras (16 Páginas)  •  314 Visitas

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AMENAZAS A LA IDENTIDAD CRISTIANA

“Ser persona es un don, la personalidad es una conquista”

La personalidad se construye con la IDENTIDAD del carácter.

Identidad: identitas – lo mismo; tiene identidad el hombre que es el mismo en cualquier circunstancia. Un hombre sin convicciones, sin identidad, aunque sepa mucho de muchas cosas, no sabe ser él mismo. El hombre cae en esto cuando niega lo que es, pues no puede ser menos ni más (ni bestia, ni Dios). Cuando niega sus propios límites degrada su estado. Reconocer los propios límites es signo de sabiduría.

El ser humano es diferente a otros seres vivientes porque:

  • Posee ALMA.
  • Posee LIBERTAD: inteligencia (verdad) + voluntad (bien)
  • Tiene CONCIENCIA de su existencia, de ser y del ser; noción intrínseca del bien y del mal.

Con su inteligencia el hombre entiende y razona. La verdad es infinita, pero nuestra razón es limitada. Necesitamos razonar porque nuestro entendimiento es imperfecto y no intuye de un solo golpe toda la verdad; pero al ser ‘discursiva’ nuestra razón está siempre expuesta al error.

Por eso tenemos ideas verdaderas e ideas falsas (es verdadera cuando nuestra idea corresponde a la realidad y viceversa). No existe el error absoluto, todo error contiene necesariamente un núcleo de verdad. Todo error tiene como causa la soberbia: el soberbio no quiere ser enseñado por los demás hombres y pretende ser autosuficiente; mucho menos quiere ser enseñado por Dios y rechaza la Revelación. Así, se cierra sobre sí mismo y se empecina en sus errores.

Cuando las ideas falsas sobre la realidad se sistematizan y pretenden explicar la realidad estamos ante una ideología, la principal amenaza de la identidad.

Ideologías conjunto de ideas filosóficas, sociales, políticas, morales, religiosas, etc. Sólo es ideología el conjunto de ideas sobre el hombre y la sociedad.

El problema de las ideologías es que:

  • Reducen la realidad a alguna de sus partes y posteriormente
  • Absolutizan esa misma reducción (alguna virtud, la paz, la justicia, el medio ambiente…)
  • Es un sistema cerrado que no permite que nada escape a su lógica interna. Solo acepta la parte de la realidad que refuerza sus conclusiones; por tanto están cerradas a la verdad objetiva, a lo trascendente, al misterio, a la Revelación.
  • En el fondo, a pesar de tener un núcleo de verdad recubierto de errores, todas tiene un ODIO hacia la realidad (verdadera), y eso odio es su motor. Al final, el ideólogo es un soberbio por resentimiento, pero de excelente capacidad intelectual.
  • Surgen del liberalismo, padre de las ideologías. Reduce la dignidad del hombre a la Libertad y luego la absolutiza. Degrada la libertad y la convierte en libertinaje al quitarle su fundamento, que es la Verdad. (La Verdad os hará libres, no al revés).
  • Florecen en sociedades espiritualmente vacías, y así logran la adhesión de mayorías y la acumulación de poder político y económico. A menudo, al ideólogo no le importa que su idea sea falsa o inmoral, le basta con que sea eficaz (criterio de la praxis).
  • Son moralmente utilitaristas, nada es bueno o malo objetivamente, sino que lo juzgan todo por cuanto contribuye a afianzar sus postulados y lograr sus objetivos; por tanto caen en el error que la doctrina cristiana siempre ha condenado: creer que el fin justifica los medios.

Así, termina por definir lo que supuestamente debe ser el hombre y la sociedad sin tomar en cuenta la realidad: inventan a un hombre imaginario, despreciando y pisoteando al hombre real. Se toma al hombre como un OBJETO a transformar, considerando lícito forzarlo violentamente para hacerlo encajar en el modelo o proyecto ideológico.

Cuando el embate de las ideologías es frontal y abierto (persecuciones) la identidad de los cristianos lejos de sufrir daño resulta fortalecida. Pero cuando el embate es sutil corroe lentamente la identidad y puede llevar a su pérdida total (la indiferencia hasta el rompimiento con Cristo y su Iglesia).

Y lo que ocurre a nivel personal con el cristiano también ocurre con la identidad de las instituciones, sociedades y culturas nacionales. Perder la identidad es perder la unidad, es quedar dividido. Lo que está dividido es fácilmente vencido.

Por la promesa de Cristo, la pérdida de la identidad no existe para la Iglesia pero sí para la Cristiandad, es decir para el conjunto de hombres, familias, grupos y culturas cristianas.


Relativismo

"Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja sólo como medida última al propio yo y sus apetencias". – Benedicto XVI

Corriente que considera que la verdad depende de las condiciones y circunstancias del sujeto, como pueden ser: la edad, la perspectiva cultural, el subconsciente, la historia, el interés personal, el placer y utilidad encontrados en el objeto, el lenguaje de la sociedad, la educación recibida, el propio carácter y estado de ánimo. Lo que es «verdad» para uno no lo es necesariamente para otro.

Así como no hay verdad ni falsedades objetivas, absolutas, tampoco hay bondad ni maldad en cuanto tal: nada es bueno ni malo en sí mismo, sólo lo es en relación a un sujeto.

Los problemas del Relativismo:

1. El relativismo destruye el significado y el valor del conocimiento y de la comunicación

a. Si todo fuera relativo al sujeto, entonces vano es nuestro esfuerzo por conocer las cosas. No tiene sentido que leamos libros, vayamos a la escuela y a la universidad, hagamos ciencia.

b. Si todo fuera relativo al sujeto, entonces inútil y sinsentido es nuestro esfuerzo por comunicarnos. Cada quien captaría «su» verdad y no una misma idea o contenido. ¿Para qué sirve, entonces, que nos hablemos, escribamos, enseñemos, tengamos medios de comunicación social?

2. El relativismo es contradictorio

Propone la relatividad de la verdad como verdad absoluta, universalmente válida para todas las épocas, culturas y hombres. Siguiendo su lógica interna, deberíamos concluir que, si esto fuera verdad, nosotros no seríamos capaces nunca de saberlo, dado que esta «verdad» se nos presentaría también como un objeto relativo. Para ser coherente, pues, el relativismo no debería proponerse como una doctrina más objetiva que otras; no debería proponerse, por ejemplo, como una teoría mejor que la de la validez del conocimiento.

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