Agujeros En El Techo
Enviado por gomezbriano03 • 19 de Mayo de 2014 • 465 Palabras (2 Páginas) • 414 Visitas
AGUJEROS EN EL TECHO
Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaum y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra. Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico:
- “Hijo, tus pecados te son perdonados. Yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.”
Y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios diciendo: “Nunca hemos visto nada igual.”
(Evangelio según San Marcos, cap. 2, 1-5.11-12)
Había tanta gente que era imposible llegar hasta Jesús. El camino conocido estaba bloqueado. Los cuatro hombres que llevaban al paralítico en su camilla se habrán topado con la sensación de “no se puede…”.
Pero frente al “no se puede” apareció un camino nuevo, más dificultoso, más riesgoso, pero efectivo. ¿A quién se le ocurrió? ¿Tal vez al paralítico, que por ser el que sufría no podía soportar como respuesta un “hoy no es posible”? ¿Tal vez a alguno de los cuatro que habían hecho el esfuerzo hasta allí y no se volverían sin cumplir su objetivo? No sabemos. ¿Habrá habido otros, anónimos, que consiguieron los recursos? ¿Quién prestó una escalera? ¿Quién facilitó las sogas? Toda una red de manos solidarias para hacer un agujero en el techo.
El camino por el techo no era imposible. Las casas sencillas de Cafarnaún tenían patios internos, cubiertos al modo de nuestros quinchos con maderas y paja. Para encontrar el camino del techo, sólo hizo falta que alguno se resistiera al “no se puede” y mirara con otros ojos, para encontrar el camino nuevo.
Los cuatro hombres se hicieron solidarios con este paralítico que no podía llegar solo. Los cinco, con fe, intentaron por el techo el camino que no se podía por la puerta. Su solidaridad y su audacia merecieron el reconocimiento de Jesús. Y el que había entrado postrado llevado por cuatro, salió caminando solo y llevando su propia camilla.
También hoy, muchas veces los caminos conocidos parecen cerrados. Lo primero que encontramos es el “no se puede”. Las buenas intenciones de la solidaridad chocan con la falta de recursos, la pérdida de esperanza y a veces también, como en este pasaje del evangelio, con demasiada gente ahí agolpada que no hace nada …
Hoy más que nunca nuestra solidaridad exige descubrir caminos nuevos, extravagantes, quizás ridículos para quien mira de afuera. Hoy igual que ayer, son esos caminos los que hacen que un paralítico se ponga de pie.
María Gloria Ladislao. Catequista. Teóloga.
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