Carta Al Joven Actual
Enviado por jonisra • 1 de Julio de 2013 • 466 Palabras (2 Páginas) • 348 Visitas
A ti joven, que lees esta carta:
Tengo la alegría de ponerme en contacto con cada uno de ustedes en nombre de Don Bosco, padre, maestro y amigo.
Soy portavoz de los numerosos salesianos esparcidos por los cinco continentes, cuya patria y compañía sois los jóvenes.
El Señor ha infundido en el corazón salesiano una gran pasión: estar con los jóvenes, comprenderlos en lo más íntimo de su ser y compartir sus fatigas y esperanzas, sus sueños y proyectos. Don Bosco es el genial modelo de este corazón que late por los jóvenes: transformó su predilección por la Juventud en misión, haciéndola la razón de ser de su existencia y lanzó el método de la bondad.
Tú, querido amigo, tratas de abrirte cada día a las maravillas de la vida: exploras el mundo que te rodea te entregas a la amistad, saboreas a alegría de existir, construyes tu futuro que deseas Feliz, y te comprometes en las cosas que valen. Sí, quieres realizar en plenitud el don de la vida.
Pues bien, precisamente por eso, Don Bosco se hizo tu amigo. Pero su generosa pasión se remonta al Supremo Maestro de amor que da sabor, sentido y energía a la vida de todos. La amistad de Don Bosco los jóvenes, y también la nuestra, tiene su raíz en la fascinante personalidad de Jesucristo que vino y viene con el poder de Dios a hacer nuevas todas las cosas, a llenar el devenir humano de esperanza, de justicia, de grandes ideales y valores y de felicidad verdadera. En él se intuye la grandeza del hombre: es el Dios cercano que se hace compañero de viaje y se convierte realmente en camino, verdad y vida nueva.
Asistimos a algo imprevisto: se desploman mitos que tenían decenios de vida, se derrumban ideologías que hasta ayer eran moda; al mismo tiempo aparecen en lontananza preocupantes fenómenos que, a pesar de todo, seducen. No pocos jóvenes son los primeros en sacudirse las cargas que oprimen su libertad y no dejan que florezca la vida: buscan nuevos caminos para proclamar valores que hay que robustecer.
La primera cosa evidente sobre la que reflexionar es el diagnóstico de la salud y capacidad de visión de vuestros ojos juveniles: dónde se clava vuestra mirada, vuestra sensibilidad, vuestros anhelos y vuestras preocupaciones.
De ahí que, si una relación educativa se basara en la falta de interés, en la indiferencia o en la manipulación de los personas, chocaría de frente contra la conciencia de vuestra dignidad.
Jóvenes y adultos nos educarnos recíprocamente, aportando cada uno con el don de lo que es. No es, por tanto, una fórmula de moda el invitaros a caminar con nosotros; es una exigencia pedagógica de raíces profundas.
A ti y a todos, mi mejor deseo de que corráis hacia la meta. Con gran simpatía y en nombre de los salesianos,
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