Catolico Conoce Tu Fe
Enviado por rc_palma • 15 de Octubre de 2012 • 43.223 Palabras (173 Páginas) • 285 Visitas
INTRODUCCION
El presente librito tiene por objeto aclarar algunas verdades fundamentales de nuestra fe
católica. Muchas veces, los hermanos separados nos han inquietado, y quizás
confundido, con sus ideas contrarias a nuestra fe. Por eso, es importante que la
conozcamos para amarla, vivirla y darle gracias a Dios por ella. Somos católicos,
pertenecemos a la Iglesia católica y queremos vivir nuestra fe en plenitud y nos
sentimos orgullosos de ella.
Al ofrecer este pequeño trabajo, deseo dar las gracias a aquellos que me han ayudado a
vivir mi fe católica como cristiano, religioso y sacerdote, especialmente a mis padres y
maestros y a las religiosas contemplativas, a quienes tanto debo por sus oraciones por
mí.
Que Dios los bendiga a todos.
NOTA: Al citar Cat se refiere al Catecismo de la Iglesia Católica; FC a la
exhortación apostólica Familiaris Consortio. Y EV, LE a las encíclicas Evangelium
Vitae y Laborem Excercens de Juan Pablo II. LG, AG, DV y GS a los documentos del
Vaticano II, Lumen Gentium, Ad Gentes, Dei Verbum, Gaudium et Spes.
DIOS ES AMOR
Muchos hombres, ante la insatisfacción de la vida, se preguntan, como esperando una
respuesta: ¿Por qué vivo y por qué muero? ¿Por qué he nacido aquí y no allí? ¿Por qué
soy así y no de otra manera? ¿Habrá valido la pena haber nacido? ¿Cuál es el sentido de
mi vida? ¿De dónde vengo y a dónde voy? ¿Hay algo más después la muerte? ¿Hay una
vida eterna feliz o una oscuridad sin límites?
Muchos ateos se responden a mismos que nada tiene sentido y todo acaba con la
muerte. Sin embargo, Dios existe y DIOS ES AMOR (1 Jn 4,8), nos ha creado por amor
y nos sigue amando desde toda la eternidad. Desde siglos y siglos antes de que el
mundo existiera, cuando no existía el tiempo..., antes del primer día en los millones de
años de edad del Universo, antes de que existiera la noche y de que el sol brillara en el
firmamento azul, Dios pensaba en ti y te amaba y soñaba contigo y te acariciaba en su
Corazón. Tú no has nacido por casualidad. Dios te esperaba desde la profundidad de la
eternidad.
Allá, en el silencio de aquella eternidad primera, Dios llenaba con su amor aquel vacío
inmenso. Y el Padre engendraba al Hijo y del amor del Padre y del Hijo procedía el
Espíritu Santo. Y los TRES vivían con la plenitud de la divinidad. Tres personas
distintas y un solo Dios verdadero. Los TRES igualmente coeternos, de la misma
naturaleza e iguales en poder, amor y dignidad. ¡Un verdadero misterio de amor!.
Y su amor infinito decidió proyectarse y crear a los ángeles. Pero muchos de ellos se
rebelaron y lo rechazaron y se convirtieron a sí mismos en demonios (Ap 12). Un
misterio incomprensible de la bondad y amor de Dios, que respeta su libertad y los ama
hasta en el infierno, pues, de otro modo, no podrían ni existir.
También decidió crear a los hombres para hacerlos felices con unos dones maravillosos:
inmortalidad, impasibilidad (no poder sufrir), integridad (equilibrio interior), ciencia
infusa, pero ellos, por instigación del demonio, pecaron y quedaron privados de esos
dones. Así comenzó el drama de la humanidad, pues la vida de todo ser humano será,
desde entonces, una lucha contra el mal y contra el Maligno (Ef 6). Pero, de nuevo, el
amor infinito de Dios se compadeció de la humanidad caída y sin esperanzas, y el Padre
envió a su Hijo para dar sentido al dolor, para ser nuestro compañero de camino y
darnos paz, alegría y esperanza.
Según muchos autores, Jesús hubiera venido de todas maneras, aunque el hombre no
hubiera pecado. Porque el AMOR de Dios tenía previsto encarnarse, hacerse
compañero de los hombres, hacerse uno de ellos; ya que el amor acerca y asemeja a los
que aman.
Ahora, Dios te ama a ti tal como eres, sin condiciones. DIOS ES AMOR. Cree en su
amor, en su Perdón, en su poder para poder cambiarte. Cree en Dios y podrás dar
sentido a tu vida en el AMOR.
Precisamente, para ayudarte en tu caminar por el difícil camino de la vida, vino Jesús a
la Tierra. Síguelo y serás feliz.
JESUS DE NAZARET
¿Quién es Jesús de Nazaret? Hace dos mil años, Jesús dirigió a sus discípulos esta
misma pregunta: “Vosotros ¿quién decís que soy yo?” (Mc 8,27). Y la Historia no ha
terminado de responderla. Vestía pobremente y los que le rodeaban eran gente sin
cultura. No poseía títulos ni riquezas. No tenía armas ni poder alguno. Era joven y ya,
desde el principio, era odiado por los poderosos, y un incomprendido hasta para sus
propios discípulos.
Los violentos lo encontraban manso y débil. Los custodios del orden lo encontraban
violento y peligroso. Los cultos lo despreciaban y le temían. Algunos se reían de su
locura, pero los pobres lo admiraban, porque los quería. Muchos lo seguían más por sus
milagros que por una verdadera conversión del corazón. Había quienes veían en El al
Mesías prometido, pero otros, sobre todo los ministros oficiales de la religión, lo
consideraban enemigo del pueblo, blasfemo y profanador del sábado y de las leyes de
Dios. Unos días antes de su muerte, lo aclamaron como al Mesías pero, en el momento
supremo, todos lo abandonaron, hasta sus más íntimos amigos, con excepción de unas
pocas mujeres.
Y, sin embargo, veinte siglos después, la Historia sigue girando en tomo a este hombre.
El tiempo se cuenta a partir de su nacimiento, se siguen escribiendo cada año más de
mil volúmenes sobre su persona y doctrina. Su vida ha servido de inspiración a la mitad
del arte producido en el mundo y cada año miles de hombres y mujeres de todo el
mundo, lo dejan todo, familia, patria, bienes, para seguirle sin condiciones, como
aquéllos sus doce primeros discípulos. ¿Quién es, pues, este hombre que, a la vez, dice
ser Dios? ¿Quién es Jesús de Nazareth?
¿Quién es El para ti?
Jesús no fue un astronauta de un lejano planeta, ni un mago que practicaba artes
mágicas, aprendidas en Egipto. Jesús no fue un hombre común y corriente como tú y
como yo. El, a la vez que era hombre, era también Dios y con su vida nos ha enseñado a
conocer a un Dios bueno, cariñoso y bondadoso, amigo y cercano a los hombres, sus
hijos. El nos enseñó con su vida la más grande y hermosa verdad que
...