Corrupcion En La Religion
Enviado por andres123456789 • 1 de Octubre de 2011 • 1.229 Palabras (5 Páginas) • 990 Visitas
Corrupción en la religión
El fenómeno religioso
La religión supone una relación de unión íntima con Dios respecto de la cual el hombre está exigido en virtud de los bienes que ha recibido y recibe de parte de Dios, como creatura suya. Esta exigencia constituye para el hombre un deber estrictísimo que consiste en tributar a Dios la debida honra, es decir, adoración y sometimiento; por parte de Dios es una amorosa complacencia en el reconocimiento y gratitud que el hombre le ofrece.
Religión, virtud y revelación
Siguiendo una tradición que se remonta hasta autores romanos como Cicerón, Santo Tomás concibe a la religión como una virtud anexa a la virtud de la justicia. Las virtudes anexas a la justicia, reúnen características propias de la justicia pero de manera deficiente o imperfecta porque, o bien se da algo debido, pero no se guarda proporción entre quien debe y aquel a quien se debe, o no se da algo legalmente debido a otro. En el caso de la religión, se da lo debido: la honra que ha de tributarse a Dios en cuanto creador y soberano de todas las cosas, pero no se da la proporción, pues Dios excede infinitamente al hombre. El objeto de la virtud de la religión es la honra a Dios y se sustenta en el reconocimiento de Dios como creador y soberano de todo el universo. El fenómeno religioso no es algo exclusivamente humano, sometido a la diversidad de interpretación y expresión del hombre y de su cultura: las maneras con que rendimos culto a la divinidad. De ser este el caso, cualquier forma religiosa sería igualmente equivalente y válida. Pero, de momento que Dios se ha revelado dándonos a conocer su intimidad (Dios Uno y Trino) y ha manifestado su plan de redención que se realiza plenamente en Cristo, no toda religión es equivalente e igual, sino que solamente en Jesucristo se encuentra la plenitud de la vida religiosa.
La corrupción religiosa
Se corrompe la religión cuando no adoramos al verdadero Dios sino a ficciones deformadas del mismo, o cuando le rendimos culto inoportunamente o inadecuadamente. No se adora al verdadero Dios: cuando se lo reemplaza por distintas cosas de este mundo (dinero, fama, placeres) o cuando se cae en idolatrías o en prácticas supersticiosas. También cuando se considera incompleta la revelación obrada por Jesucristo, o no se lo reconoce como auténtico Dios; en este contexto, se considera que la Iglesia Católica es igual a cualquier otra religión, reduciendo o anulando la diferencia entre éstas y el cristianismo, muchas veces en aras de un falso ecumenismo; del mismo modo no se adora al verdadero Dios cuando se consideran soberbias y pretenciosas las afirmaciones dogmáticas de la Iglesia o su infalibilidad. Asimismo, cuando se niega el valor inspirado de los textos sagrados, o, por el contrario, se reconoce también idéntico valor inspirado a los textos sagrados de otras religiones, etc. Se adora inoportunamente a Dios: cuando malinterpretando el verdadero sentido de la liberación obrada por Cristo con respecto al pecado, se confunde su mesianismo auténtico con falsos mesianismos temporales; de esta suerte ha sido la teología de la liberación la que, aplicando conceptos del materialismo histórico marxista, pretendió llevar la dimensión de lo religioso al plano de la praxis revolucionaria. Asimismo, cuando se reduce la religión a una dimensión exclusivamente ética, conjunto de principios para la convivencia. La religión si es auténtica incluye una ética, pero sin perjuicio de ello, hay una primacía de la subordinación ontológica a Dios creador. Se adora inadecuadamente a Dios: cuando se abrazan cultos extraños o aberrantes (Ej.: los “niños de dios”) o se justifica la violencia como medio para
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