Cuadro De Maria Auxiliadora

San Juan Bosco se encontraba dentro del santuario de María Auxiliadora y lo absorbía por entero el pensamiento del gran cuadro de la Madre de Dios que debía de realizar.

Para la ejecución de este cuadro mando a llamar al pintor Lorenzone y le comunico todo lo que “quería ver” en el cuadro:

San juan Bosco le dijo: En lo más alto María santísima cercada de ángeles, en derredor de ella los apóstoles, los profetas, las vírgenes y los confesores. Abajo los pueblos de las varias partes del mundo con las manos levantadas hacia ella pidiendo auxilio.

Y Lorenzo le replicó: ¿y donde pondrá este cuadro?

San juan Bosco le respondió: En la nueva iglesia.

Lorenzone exclamo: ¿y usted cree que va a caber? ¿Y dónde hallar una sala para pintarlo? ¡Para encontrar un espacio adaptado a las dimensiones que usted se imagina, sería indicado realizarlo en la plaza de Castello!.

San juan Bosco tuvo que reconocer que el pintor tenía razón. Por lo tanto, decidió que solamente se pintara en derredor de la virgen los apóstoles y evangelistas y al pie de del cuadro se representaría el oratorio.

Entonces Lorenzone alquilo un salón muy alto en el palacio de madama y empezó su trabajo, el cual le duro casi 3 años.

Logro dar al rostro de María auxiliadora una expresión maternal llena de dulzura.

Un día entro un sacerdote del oratorio al salón donde se pintaba el cuadro, pues quería contemplarlo.

En el salón estaba Lorenzone sobre una escalerita, dando las ultimas pinceladas al rostro de María. Cuando Lorenzone se percató de la presencia del sacerdote. Lo tomo del brazo y lo llevo a un punto del salón lleno de luz para observar a la perfección el cuadro.

Lorenzone le dijo: ¡Mire que hermosa es! No es obra mía, no. No soy yo el que pinta. Hay otra mano que guía la mía. Dígale a Don Bosco que el cuadro quedará hermosísimo.

Cuando por fin fue terminado el cuadro fue llevado al santuario, y cuando fue colocado en su lugar, Lorenzone cayó de rodillas y comenzó a llorar como niño.

...