Derechos Humnos Y Religión
Enviado por Chispao • 17 de Octubre de 2013 • 2.375 Palabras (10 Páginas) • 363 Visitas
Los Derechos Humanos y la Religión
• Conceptos de Derechos Humanos y Religión
-Derechos Humanos.-Los Derechos Humanos son aquellos principios inherentes a la dignidad humana que necesita el hombre para alcanzar sus fines como persona y para dar lo mejor de sí a la sociedad, son aquellos reconocimientos mínimos sin los cuales la existencia del individuo o la colectividad carecerían de significado y de fin en sí mismas. Consisten en la satisfacción de las necesidades morales y materiales de la persona humana.
-Religión.- La religión es una actividad humana que suele abarcar creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existencial, moral y sobrenatural. Se habla de «religiones» para hacer referencia a formas específicas de manifestación del fenómeno religioso, compartidas por los diferentes grupos humanos. Hay religiones que están organizadas de formas más o menos rígidas, mientras que otras carecen de estructura formal y están integradas en las tradiciones culturales de la sociedad o etnia en la que se practican. El término hace referencia tanto a las creencias y prácticas personales como a ritos y enseñanzas colectivas.
Religión de los Derechos Humanos y la Religión
La relación entre religiones y derechos humanos ha sido siempre conflictiva. Ocupadas como han estado, y siguen estando, las religiones en la defensa de los derechos divinos, apenas prestaban atención a los derechos humanos. Y cuando lo hacían era para supeditarlos, e incluso para oponerlos, a los derechos divinos. En caso de conflicto entre ambos derechos, generalmente solían predominar los derechos absolutos de Dios sobre los derechos limitados de los seres humanos, la Verdad de Dios sobre la de los hombres, la Palabra de Dios por encima de la ciencia, de la razón, de la lógica humana. Los casos más llamativos son las condenas de la Inquisición y los métodos empleados.
Para la religión
La aparente evitación de las perspectivas religiosas en el lenguaje de la Declaración Universal de los Derechos Humanos puede disminuir la fuerza moral de la propuesta universalidad de los derechos humanos. Pero la razón obvia para esta evitación es la naturaleza exclusiva de las tradiciones religiosas. Puesto que la religión divide antes que unir a los seres humanos, el argumento funciona, es mejor evitar que vayan juntos en orden a encontrar una base común para la protección de los derechos humanos entre todos los creyentes religiosos y no religiosos. La validez de esta caracterización de la tensión básica entre estos dos sistemas normativos es potenciada antes que disminuida, por la consistencia de la teoría y la práctica. Mientras más se es un "creyente verdadero" menos él aceptará a los no creyentes como moralmente iguales. De manera conversa, un mayor énfasis en la perspectiva religiosa está excluido del discurso de los derechos humanos, y entonces menos creyentes aceptarán la universalidad de los derechos humanos.
La cuestión es cómo hacer un entendimiento de los derechos humanos igualmente válido y legítimo desde las perspectivas de una amplia variedad de creyentes, tanto como de los no-creyentes, alrededor del mundo. Sin sugerir que la religión sea la única fuente de la moralidad en cualquier sociedad, uno puede apreciar que quienes creen que la religión es un poderoso fundamento de la moralidad de la política comunitaria tienen tanto derecho a esa exigencia como aquellos quienes creen en los fundamentos no-religiosos. De acuerdo a esto, diferentes fundamentos de los derechos humanos como un marco esencial de la libertad individual y de la justicia social en el presente contexto deberán de hecho ser vistos como interdependientes y apoyándose mutuamente, más que como antagonistas y excluyentes uno de otro.
Pero la religión difícilmente podrá jugar este rol sin transformaciones internas de las tradiciones religiosas relevantes. Como se explica e ilustra en relación con el Islam más abajo, la transformación es necesaria y posible precisamente a causa de lo que puede llamarse "la dimensión secular de la religión". El aspecto trascendental de la religión se supone que se dirige a las experiencias actuales de las comunidades de creyentes, y sólo puede ser entendida en el contexto histórico concreto y en las circunstancias materiales de cada comunidad religiosa. En otras palabras, las interpretaciones opuestas de la doctrina religiosa y las implicaciones normativas están limitadas a reflejar las relaciones humanas de poder existentes en cada comunidad de creyentes. Derechos humanos y secularismo son críticos para la justa y sostenible mediación de estas exigencias competitivas en el marco de las relaciones de poder prevalecientes en cada comunidad de creyentes, así como en las diferentes comunidades. Las transformaciones religiosas consecuentes, a su vez, podrán facilitar la sinergia y la interdependencia entre la religión en cuestión, los derechos humanos y el secularismo.
Conflicto en el plano institucional
En el plano institucional se producen permanentes conflictos entre el poder legislativo y las autoridades religiosas porque éstas tienen por inmodificables determinados principios morales que, a su juicio, pertenecen a la ley natural, de la que las jerarquías religiosas se consideran intérpretes legítimas y únicas. Es el caso, por ejemplo, de leyes sobre el divorcio, la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio de homosexuales y la adopción, la investigación con células madre embrionarias, a las que se opone la jerarquía católica al tiempo que no reconoce legitimidad a los represe ntantes del pueblo para legislar sobre esas materias.
Los derechos de la mujer y la religión
La discriminación de la mujer es un problema que afecta todas las áreas de la existencia humana, por lo que abordarlo directamente sería cuestión de un extenso estudio, es por ello que he decido abordar el tema desde la perspectiva de una de las instituciones más importantes en la vida del humano: la religión.
Es bien sabido que las actitudes y comportamiento de todo individuo se ven indudablemente influenciadas por sus creencias, y que estas a su vez están en gran parte definidas por las creencias dogmáticas que se poseen, siendo estas la mayoría de las veces “irrefutables”, transmitidas de una generación a otra e instancias que ejercen control. Quisiera hacer hincapié en este último aspecto, para lo cual es importante tener en cuenta lo que Foucalt pensaba al respecto:
“El poder es una acción sobre las acciones de los otros, sean éstas acciones presentes, eventuales o futuras(…)es una relación en la cual unos guían y conducen las acciones de otros, es decir que
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