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Dios Nuestroseñor


Enviado por   •  3 de Abril de 2012  •  843 Palabras (4 Páginas)  •  475 Visitas

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¿Sabías que Dios tiene un buen plan para cada uno de nosotros? Lamentablemente, no todos conocen esta gran verdad, por consiguiente, no todos lo disfrutan. Muchas veces vivimos muy por debajo del nivel que Dios se propuso que gozáramos. Miramos a lo que está mal en nosotros, en lugar de mirar a lo que está bien en Jesús. Él llevó nuestros pecados para damos Su justicia (2 Corintios 5:21). Necesitamos vivir tomando en cuenta esa verdad.

En nosotros mismos no somos nada, nuestra justicia es como un trapo de inmundicia o una vestimenta contaminada (Isaías64:6). Pero en Cristo tenemos un futuro que merece ser esperado. Los términos “en Cristo”, dicho de manera muy simple, significan que hemos depositado nuestra fe en Él, en lo que se refiere a cada aspecto de nuestras vidas.

Si ofrecemos a Dios lo que tenemos, y Él nos da lo que Él tiene. Él toma todos nuestros pecados, faltas, debilidades, y nos da Su habilidad, Su justicia, y su fuerza. Él toma nuestra pobreza, y nos da Su riqueza. Él toma nuestras dolencias y enfermedades, y nos da su sanidad y salud. Él toma nuestro pasado estropeado y lleno de fracasos, y nos da esperanza y un futuro brillante.

Publicado por zeny jimenez en 22:31 0 comentarios lunes 5 de marzo de 2012

Para Vivir La Cuaresma

Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.

Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).

Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.

La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.

De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, Ia vivencia de Ia caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de Ia caridad; si deseamos Ilegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés

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