Dios y el gobierno
Enviado por JairMeza • 20 de Abril de 2017 • Resumen • 626 Palabras (3 Páginas) • 91 Visitas
El ser humano contemporáneo no tiene ganas de libertad, sino de libertinaje. La libertad es algo que da esperanza a los presos, es la esencia misma del ser humano. El libertinaje, en cambio, nos llena de estrés, provoca euforia en nuestro organismo y nos hace creer que estamos verdaderamente “viviendo la vida”.
Los jóvenes con deseos de rebeldía sienten aberración hacia la autoridad de cualquier tipo, llámese autoridad escolar o política.
Dios sabe la necesidad que tenemos los seres humanos sobre el gobierno. Contrario a lo que podemos creer, uno de los gobiernos más importantes es el que tenemos hacia nosotros mismos.
Suele suceder que las personas que viven en regiones donde pueden escoger a sus dirigentes (a este sistema se le denomina democracia) después del periodo presidencial, o incluso mucho antes de eso, quedan inconformes con los resultados y se ponen a criticar.
Curiosamente los adeptos a estos personajes no sienten responsabilidad por los fracasos de su propio gobierno, se centran en querer “cambiar el mundo” haciendo críticas que no son para nada constructivas.
Lo cierto es que Dios siempre será el que permita todas estas cosas. No hay Rey que no haya sido puesto por Él, porque es quien quita y pone gobernantes en la redondez de la tierra (Daniel 2:21). Si nosotros ofendemos o hacemos críticas constructivas hacia estos seres que pueden ser odiados por muchas personas, entonces estamos yendo en contra de la voluntad de Dios. ¡Cuidado cristianos!
Dios nos muestra un ejemplo de gobierno perfecto, en donde él es soberano ante todas las criaturas. Desgraciadamente, el ser humano rechazó este gobierno y cayó en pecado; a partir de ese momento todas las futuras personas nos degradamos y hemos llegado hasta lo que somos hoy en día… una sociedad sucia, que no tiene esperanza para prosperar; una sociedad que dejó de ver a Dios como lo más importante (incluso lo ha dejado de ver como algo existente).
Afortunadamente Dios nos dotó de libertad de conciencia.
Me gustaría diferenciar estos dos términos:
Consciencia: Es la capacidad que tiene el ser humano para reconocer entorno y para relacionarse.
Conciencia: tiene más que nada un sentido moral. Sentir la conciencia es reconocer entre el bien y el mal en determinada situación.
La consciencia puede ser a su vez conciencia, pero no al revés…
Dios nos da la libertad de decidir qué hacer y cómo hacerlo. Siempre ha pensado en nosotros como seres independientes. Siempre ha querido que le adoremos de corazón, no por obligación o miedo.
La autoridad, en la mayoría de sus formas, le da un privilegio especial a los jóvenes: ser escuchados.
Seguramente nosotros somos los que más nos quejamos por la falta de atención de las personas que nos rodean, pero la autoridad nos trata como lo que somos: personas responsables y conocedoras de lo que queremos (aunque a veces no lo sepamos a ciencia cierta).
Como todo beneficio atrae consigo obligaciones, debemos estar atentos todo el tiempo, cuidarnos por nosotros mismos y hacernos cargo de las consecuencias de cada una de nuestras acciones.
...