EL BAUTISMO DE JESUS

EL BAUTISMO DE JESUS

En este trimestre hemos venido analizando ciertas etapas importantes de la vida del Señor Jesús cuando estuvo aquí en la tierra, como su nacimiento, cuando tenía doce años y ahora veremos su bautismo; la escritura dice lo siguiente. “Y aconteció que, como todo el pueblo se bautizaba también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y fue hecha una voz del cielo que decía: Tú eres mi hijo amado, en ti me he complacido.” Lucas 3: 21-22

Recordando un poco, en ese tiempo Juan el Bautista predica y exhortaba a que todos se arrepintieran y se bautizaran, es cuando Cristo Jesús aparece a orillas del Jordán para también bautizarse; y esto no porque tuviera algún pecado o algo de que arrepentirse simple mente como él mimo le dijo a Juan necesario es para darnos un claro ejemplo de lo que debemos hacer: pero durante este acto hermoso ocurrió un hecho maravilloso; los cielo se abrieron y se escuchó una voz que decía este es mi hijo amado en él tengo contentamiento, y el Espíritu Santo de nuestro Dios descendió sobre Jesús en forma corporal como paloma. Que evento tan sublime y único que marco no solo la vida de las personas que estuvieron presentes, sino la nuestra como hijos de Dios.

Como también veíamos nuestro Señor Jesús se bautiza para dar un ejemplo, porque sería incongruente que él mandase que se bautizaran sin que él lo hubiera hecho; más adelante también podemos ver que cuando se bautizó comenzaba a ser como de treinta años (Lucas 3: 23), dando a entender que era un hombre maduro y sabía lo que estaba haciendo: después de este evento fue llevado del Espíritu al desierto donde ayuno durante 40 días con sus noches. Teniendo con todo esto una preparación previa para iniciar su predicación.

Pero lo importante es resaltar su bautismo el cual la Iglesia de Dios; sigue celebrando haciéndolo como él mismo lo hizo, porque somos sus discípulos y hemos tomado de su ejemplo, la exhortación es para cada uno de nosotros, tanto los que somos bautizados como los que todavía no han dado ese paso, de ser ejemplo para todo el mundo que seguimos los pasos de nuestro maestro: y así poder ser hallados ante los ojos de Dios como hijos en los cuales él tiene contentamiento.

Fraternalmente: Ob. Isaías Trejo Serrano

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