El Padre Y El Hijo

El Padre y el Hijo

En el padre tiene origen su misión salvífica en la historia. Por tanto, el Padre es la fuente del ser intratrinitario del Hijo y de su actuar extratrinitario. El es el no engendrado que genera al hijo que le es consubstancial. En cuanto origen del Hijo, el Padre es, por tanto, quien le manda en el acontecimiento de la encarnación.

En el lenguaje teológico, este compromiso salvífico del Padre en el acontecimiento Cristo ha sido tematizado con la categoría misión del Hijo, como exteriorización histórica de su generación y de su origen eterno del Padre (kasper, el Dios de Jesucristo, p318; conc de Toledo XI (a 675) DS 527). El término misión es en sí mismo profundamente bíblico. En el NT aparece la misión del Hijo por parte del Padre (Gal 4, 4). La misión temporal del Hijo por parte del Padre implica dos aspectos: la revelación de una presencia nueva, libre y personal del Hijo en el mundo y en la historia en el momento mismo de la encarnación. El segundo el acontecimiento de su origen eterno del Padre, “la procesión divina”, por lo tanto, la misión temporal e histórica del hijo al mismo tiempo revela y se fundamenta en la procesión ab eterno del Padre. Es decir, tiene su fuente en la generación del Padre y la manifiesta históricamente. La misión es, por tanto, la misteriosa reproducción e imitación ad extra de la procesión y de la generación eterna del Hijo.

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