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El Recuerdo De Dios


Enviado por   •  3 de Junio de 2014  •  1.429 Palabras (6 Páginas)  •  162 Visitas

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En el Nombre de Allâh, Misericordioso, Compasivo. Alabado sea Allâh por habernos guiado al Camino Recto, habernos honrado con el Islam y guiarnos a la fe. Que Sus bendiciones sean con el sello de los Mensajeros y Profetas, aquel que transmitió el Mensaje y cumplió con lo que Allâh le encomendó, hasta que lo alcanzó la muerte por orden de Su Señor. Que las bendiciones y la paz de Allâh sean con él, su virtuosa familia y sus distinguidos compañeros.

Hermanos y hermanas, esta Jutbah trata de cómo debemos proteger nuestra lengua y usarla bien con el recuerdo de Allâh:

Allâh dice en el Qurân: “Los que creen y tranquilizan sus corazones por medio del recuerdo de Allâh. ¿Pues no es acaso con el recuerdo de Allâh con lo que se tranquilizan los corazones?” [Sûrah Ar-Ra’d (13), âyah 28].

El Nombre de Allâh tiene bendiciones, sabor, dulzura, tranquilidad y paz interior que experimentará aquel que practique e invierta tiempo manteniéndose ocupado en el recuerdo de Allâh, el Dhikr.

En los tiempos que vivimos hay una ola de descontento generalizado por la que la gente sufre de preocupaciones y ansiedades, pero como musulmanes si nos acostumbramos e inculcamos en nuestras vidas el recuerdo de Allâh, estas preocupaciones desaparecerán. El principal objetivo del recuerdo de Allâh es inculcar en nuestras vidas la conciencia de Allâh. Si estudiamos el Qurân y los ahâdîth de Rasûlullâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam), encontraremos muchos versículos y dichos que nos animan a hacer Dhikr de Allâh. Incluso si no hubiese ningún versículo o hadîth relacionado con el Dhikr, deberíamos recordar a nuestro real Benefactor cuyas bendiciones y favores sobre nosotros son siempre ilimitadas y no tienen paralelo. Resulta natural que recordemos a nuestro a Allâh y Le agradezcamos.

Algunos de los pasajes del Qurân que mencionan la virtud del recuerdo de Allâh, son: “Así pues, recordadme que Yo os recordaré; y agradecedme y no seáis ingratos conmigo” [Sûrah Al-Baqarah (2), âyah 152]; “Y recuerda a tu Señor en ti mismo, humilde, con temor de Él y sin subir la voz, al comenzar y al terminar el día. Y no seas de los negligentes” [Sûrah Al-A’râf (7), âyah 205]; “Y recordad mucho a Allâh para que podáis tener éxito” [Sûrah Al-Ÿumu‘ah (62), âyah 10]; “Es verdad que a los musulmanes y a las musulmanas, a los creyentes y a las creyentes, a los obedientes y a las obedientes, a los veraces y a las veraces, a los pacientes y a las pacientes, a los humildes y a las humildes, a los que dan con sinceridad y a las que dan con sinceridad, a los que ayunan y a las que ayunan, a los que guardan sus partes íntimas y a las que las guardan y a los que recuerdan mucho a Allâh y a las que recuerdan; Allâh les ha preparado un perdón y una enorme recompensa” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyah 35]; “¡Vosotros que creéis! Recordad a Allâh invocándolo mucho. Y glorificadlo mañana y tarde” [Sûrah Al-Ahzâb (33), âyât 41 y 42].

Por su parte, de entre los ahâdîth, podemos citar que Abu Hurairah (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Vinieron unos pobres de los emigrantes al Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y le dijeron: “La gente rica se ha hecho con las posiciones más altas y un bienestar estable; rezan como lo hacemos nosotros; ayunan como nosotros; y gozan de favor en la riqueza. Hacen la peregrinación mayor y menor; hacen el ÿihâd y dan sâdaqah”. Dijo el profeta (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “¿Queréis que os enseñe algo con lo que daréis alcance a los que os preceden y también a los que vendrán después? Y nadie será mejor que vosotros, excepto quien haga lo mismo que vosotros”. Dijeron: “¡Claro que sí, Mensajero de Allâh!”. Dijo: “¡Diréis: Subhânallâh wal-hamdulillâh wallâhu akbar, después de cada oración treinta y tres veces!”. Regresaron los pobres emigrantes ante el Mensajero de Allâh y le dijeron: “Han oído nuestros hermanos ricos lo que hemos hecho y ellos han hecho lo mismo. Y no les hemos adelantado”. Dijo el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam): “¡Así es el favor de Allâh, que se lo da a quien quiere!”.

Sa’d Ibn Abî Waqqâs (radiallâhu ‘anhu) dijo: “Estábamos con el Mensajero de Allâh (sallallâhu ‘alaihi wa sallam) y dijo: “¿Acaso alguno de vosotros, sería capaz de conseguir cada día mil hasanât?”. Le preguntó uno

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