El apóstol San Pablo
Enviado por llimy • 4 de Abril de 2013 • Informe • 426 Palabras (2 Páginas) • 526 Visitas
El apóstol San Pablo glorificó el amor como la mayor de las virtudes. Describiéndolo en el famoso poema Primera epístola a los corintios, escribió:
«El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta».
1 Corintios 13:4-7.
En la Primera epístola de Juan, capítulo 4, se dice:
«Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor».
1 Juan 4:7-8.49
El apóstol San Juan también escribió:
«Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna».
Juan 3.16.
La diferencia básica entre el amor de Dios y el del hombre es que Dios ama a los enemigos, la humanidad entera, y no espera la recompensa, es decir no necesita ser amado antes, sino que ama por naturaleza, porque el poder de Su amor es mayor que todo sentimiento que conocemos, y Su benignidad nos guía al arrepentimiento. Dios sabe cual es el resultado del amor por los enemigos, lo ha visto en la Cruz, El sabe el resultado en nuestras almas para la eternidad y le ha merecido y le merece la pena la gran batalla por nosotros, por sus hijos. Un buen padre lucha por sus hijos en el mundo, ¿cómo no lucharía nuestro Padre por nosotros para la eternidad?
El amor de Dios es tan fuerte hacia nosotros que ha dado a Su Hijo Unigénito entregándole en la Cruz para morir en nuestro lugar, por nuestro pecado, o error, debido a nuestra desobediencia a Dios, esto es que queremos que Dios sea como cada uno de nosotros lo concibe en lugar de hacer Su Palabra: ...Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1Juan 2:17. Esa voluntad es que recibamos al Hijo de Dios como nuestro Salvador, porque Él es el que bautiza con el Espíritu Santo. Esto para los que le hemos oído estando en este cuerpo, pero también se encontrarán con Él y Le oirán tras la resurrección los que tuvieron y tienen un corazón volcado hacia Dios pero no conocieron el Evangelio.
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