El culto de las imágenes
Enviado por al3xv • 17 de Abril de 2013 • Trabajo • 1.561 Palabras (7 Páginas) • 367 Visitas
El culto de las imágenes
Culto,
Es una actitud conductual de mantener a una cosa, objeto o persona, en un grado más alto al que tenemos los dadores del culto. “Dar culto”, significa que consideramos al receptor del culto por encima de nosotros en ciertos aspectos, y digno de recibir honra, admiración y devoción popular.
La Iglesia católica distingue claramente tres clases de cultos:
Latría: es aceptar que ese ser es Dios Todopoderoso, amarlo sabiendo que es el más sublime de los seres.
Dulía: es la veneración que se siente por aquellos ejemplos de cristiandad, es un respeto de admiración.
Hiperdulía: es casi igual que la dulía solo que en este caso es para la Virgen María pues se le ama y exalta por ser nuestra madre y madre de Dios.
Los católicos tenemos cinco tipos de culto:
Latría Absoluta: Es el culto dado solamente a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Latría Relativa: Es el culto dado a imágenes y/o reliquias de Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo, Santísima Trinidad y Especies de la Eucaristía).
Hiperdulía: Es el culto a la Santísima Virgen María.
Dulía Absoluta: Es el culto reservado a los ángeles y a los santos.
Dulía Relativa: Es el culto a las imágenes y a las reliquias de santos.
La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. “Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto”
Culto a las imágenes
Es el culto de veneración y no de adoración. Además es un culto relativo: el honor va a los seres representados en las imágenes, esculturas o pinturas.
Las imágenes y las reliquias (algo relacionado con Cristo y los santos: cruz, partes del cuerpo de los santos, objetos que usaron, etc.), son representaciones de algo sagrado, que merece respeto y cariño.
¿En qué se basas La iglesia católica para admitir un culto de veneración, distinto del culto de adoración?
El Concilio de Trento apoyó el culto a las imágenes, dio indicaciones para realizar representaciones adecuadas, evitando que se colocaran en los pisos, que las figuras tuvieran vestimenta permanente. Las imágenes jugaron un papel clave en la contrarreforma, ya que ayudaron a presentar carismas de órdenes religiosas o defender dogmas como el purgatorio.
Lo que nos dijeron los Padres de la Iglesia en el II Concilio Ecuménico de Nicea realizado del 24 de septiembre al 23 de octubre del año 787:
“Siguiendo el magisterio divinamente inspirado de nuestros santos padres y la tradición de la Iglesia Católica, definimos con toda certeza y diligencia que así como la figura de la preciosa y vivificadora cruz, así también las venerables y santas imágenes ya sean de colores y pinceles, como de otro material, decentemente se propongan en las santas Iglesias de Dios, en los vasos y vestidos sagrados, en las paredes y retablos, en las casas y en los caminos: a saber, tanto las imágenes de nuestro Dios, Señor y Salvador Jesucristo, como de la Inmaculada Señora Nuestra, Santa Madre de Dios, de los honorables ángeles y de todos los santos junto con los varones ilustres.
Los que contemplan estas imágenes, más rápidamente se elevan a recordar y desear a quienes representan, y a besar con veneración no de latría, que solamente a la Naturaleza Divina se debe dar...el honor a las imágenes pasa a los que se representan. Así se refuerza la doctrina de nuestros santos padres, la tradición de la Santa Católica Iglesia...”
El catecismo requiere que todo católico venere las imágenes de Cristo, de María y otras personas destacadas:
“Las imágenes sagradas, presentes en nuestras iglesias y en nuestras casas, están destinadas a despertar y alimentar nuestra fe en el Misterio de Cristo. A través del icono de Cristo y de sus obras de salvación, es a Él a quien adoramos. A través de las sagradas imágenes de la Santísima Madre de Dios, de los ángeles y de los santos, veneramos a quienes en ellas son representados” (pp. 344-345, #1192).
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica.
“El culto cristiano de las imágenes no es contrario al primer mandamiento, que proscribe los ídolos. En efecto el honor dado a una imagen se remonta al modelo original el que venera una imagen, venera en ella la persona que en ella está representada (Cc. De Nicea II: Ds 601; Cf. Cc. De Trento: DS 1821-1825; Cc. Vaticano II: Sc 126; LG 67)
El honor tributado a las imágenes es una
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