El día A día Del Trabajo Pastoral
Enviado por avf1972 • 8 de Diciembre de 2013 • 3.580 Palabras (15 Páginas) • 433 Visitas
Introducción.
Participar de la obra de Jesucristo ministrando a la iglesia es un gran privilegio, pero al mismo tiempo es la más grande de las responsabilidades que se le pueden conferir a una persona. Entendiendo que el Pastorado es un don de Dios para la iglesia, tema que no será parte de este trabajo, se hace vital comprender que esta labor de carácter eminentemente espiritual, requiere un amplio conocimiento de lo que es la iglesia, de las funciones que este debe desempeñar y de las dificultades que se enfrentan. La labor de este siglo demanda de obreros preparados, estamos en un tiempo donde el evangelio se ha humanizado notablemente, donde el liberalismo ha inundado la teología, y donde el evangelio se enseña al gusto del consumidor. Hay desafíos, pero de la misma forma como el Apóstol Pablo decía en la carta a los Colosenses; “A este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él. Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí. Col. 1:28-29 (NVI)”, hoy podemos tomar de Cristo para enfrentar uno de los trabajos más difíciles.
El trabajo monográfico será abordado inicialmente mediante el desarrollo de tres temas o ejes centrales. El primero será lo que cada pastor cree respecto de lo que es la función, sus anhelos y cómo se lleva a cabo, lo que llamaremos “demanda personal”. Segundo será lo que la iglesia de hoy piensa y quiere que sea el Pastorado, cosa que llamaremos “demanda de la iglesia”, y tercero lo que Dios dice y quiere que hagamos ante su llamado, lo cual denominaremos “demanda de Dios”. Por último en un cuarto punto, se expondrá la problemática que surge al estar estos tres temas en operación simultánea en “el día a día del trabajo pastoral”.
1.- Demanda personal.
Estamos en tiempos difíciles, donde muchas iglesias y primordialmente sus pastores han perdido el rumbo al abandonar la carta de navegación, Las Escrituras, las cuales nos revelan la voluntad de Dios. Compleja situación porque se supone que estos son quienes deben enarbolar la bandera del verdadero evangelio de Jesucristo. Muchos pastores tienen ideas del ministerio que han heredado de los modelos que han visto en sus congregaciones, o se han formado una imagen tras leer algunos libros de esta temática. Dicha visión pastoral que puede estar torcida, o en el mejor de los casos, sesgada por la falta de conocimiento, provoca muchas acciones pastorales equivocadas con pésimas consecuencias para el crecimiento de la iglesia y la expansión de Reino de nuestro Señor Jesucristo. Generalmente el Pastorado está idealizado. Se cree que es un trabajo simple, donde el pastor tiene tiempo para dedicarse fuertemente a las escrituras y la oración, preparándose para entregar sermones. Se cree ciertamente que tiene un porcentaje de tiempo asociado a la visita de los enfermos, la consejería y el compartir con la iglesia en general.
Este error en la compresión en el rol pastoral, sumado a intenciones impuras, genera muchos problemas en las congregaciones locales y en el conjunto de la iglesia universal. Hablando del ser pastor, Miguel González Espinoza plantea en su libro lo siguiente:
“¿Por qué hay tantos hombres con el deseo de incursionar en dicho papel?. Las razones son variadas, algunos creen que en este rol, el rol pastoral, hay mucho dinero, otros en cambio, les interesa el rol, por “destacarse” en medio de sus hermanos. Otros desean ejercer un tipo de “dominio” y hasta “control” sobre quienes están a su cuidado. Hay quienes tratan de superar sus problemas psicológicos en este rol.”
La realidad es que la mayoría que incursiona en la labor pastoral al corto andar va notando que no es fácil, lo que muchas veces genera crisis muy profundas en los ministros. Rice comenta:
“Nunca ha sido más difícil la práctica del ministerio que en el presente. Muchos ministros muestran señales de desgaste, indicación clara de que no disfrutan su trabajo, sino que lo sienten como una carga. Manifiestan señales de amargura, de enojo y de expectativas y sueños no realizados.”
El Pastorado debe ser un llamado de Dios, porque aunque la persona que ha sido llamada tiene impedimentos en su carácter, de conocimiento, o debilidades, es el mismo Dios quién se encarga de ir perfeccionando y capacitando para el ministerio, es el mismo Dios quién respalda el llamado. Entonces quienes buscan servir en este don sin el llamamiento, motivamos por distintos deseos o circunstancias se verán a merced de sus propias capacidades. C.H. Spurgeon dice:
“No todos son llamados al trabajo de predicar o enseñar, a ser ancianos, o a desempeñar algún otro cargo de importancia; ni todos deben aspirar a trabajos de esa naturaleza, puesto que las dotes necesarias para ello no se han prometido en ninguna parte a todos; pero si, deben entregarse a tan importantes tareas, los que como el apóstol, conozcan haber "recibido este ministerio" (2 corintios 4:1).”
Algunos simplemente no han sido llamados al ministerio, esto si es un problema, sobre todo en las organizaciones eclesiásticas que han institucionalizado el Pastorado a través de un proceso académico de formación y práctica, “forzando realidades” de cristianos que estarían mejor en otro tipo de labores ministeriales y/o seculares. Oswald Sanders complementa:
“Los líderes espirituales no son elegidos, ni designados, ni creados por sínodos o asambleas eclesiásticas. Sólo Dios puede formarlos.”
Es aquí donde la responsabilidad de cada pastor y quienes participan en la formación pastoral despierta con fuerza, ordenándonos volver a la palabra de Dios y la oración, enteramente entregados a lo que la Gracia de Dios nos pueda otorgar, libres de contaminaciones humanas, para al fin conocer todos los ámbitos de trabajo, las prioridades, herramientas y cualidades que debe tener un pastor a la manera de Dios.
2.- Demanda de la iglesia.
No es difícil escuchar de miembros de congregaciones comentarios como:
- “El problema de nuestro pastor es que no visita como se debe hacer”
- “Desde que el pastor fue a esa conferencia de evangelismo, lo único que quiere es que prediquemos y prediquemos, pero ahora no hay preocupación por nosotros, los antiguos”
Estos dos comentarios, reales por cierto, son solo una ínfima muestra de las demandas que la iglesia en general hace al pastor de la iglesia. Se han acuñado frases como “El pastor debe estar pasado a oveja” aludiendo
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