El hombre es un ser en el mundo
Enviado por edwinem • 25 de Agosto de 2015 • Informe • 3.647 Palabras (15 Páginas) • 262 Visitas
EL HOMBRE ES UN SER EN EL MUNDO
OBJETIVOS
• Determinar el sentido de la expresión en “ser-en-el-mundo”
• Descubrir la importancia que tiene concepción del hombre
• Recocer las nuevas actitudes que el hombre puede establecer con el mundo
SENTIDO DE LA EXPRESIÓN "SER-EN-EL-MUNDO"
Sentido general
Con la expresión: el hombre «ser-en-el-mundo» pretendemos reflejar una dimensión fundamental de su existencia; afirmamos con ella que el hombre no puede ser ni llegar a ser plenamente tal sin establecer una relación directa con el inundo.
La forma y la comprensión de esta relación dependerá de la visión que se tenga del mundo, por eso, esta dimensión existencial se puede comprender de distintas formas. Fundamentalmente son dos, porque a dos se pueden reducir las visiones que se tienen del mundo: una es de carácter estanco y la otra, dinámico.
Sentidos concretos
Visión estática
Esta visión procede de una mentalidad precientífica, propia de épocas remotas, de sociedades y grupos humanos primitivos y poco evolucionados.
Para el hombre de esta mentalidad el mundo se identifica con la suma de todos los objetos y seres que forman su entorno; son las estrellas, los montes, las plantas, los animales e incluso el hombre. Mundo es ese conjunto de cosas donde él se sitúa y que constituye como su gran «estancia».
Lo verdaderamente importante en esta mentalidad no es la realidad a la que llama mundo sino el modo cómo la contempla y comprende. De él va a derivarse una forma concreta de entender al hombre como «ser-en-el-mundo».
El hombre precientífico posee una mentalidad eminentemente religiosa. Con ella se acerca al mundo y desde ella pretende comprenderlo. Es lógico que con esta predisposición mental, su conocimiento del mundo se oriente más a lo que representa y significa como signo de una realidad trascendente que a su valor objetivo, a sus características y propiedades. La visión del mundo que resulta para este tipo de hombre se puede resumir a grandes rasgos en las siguientes afirmaciones:
El mundo es un don, es una realidad ofrecida al hombre por el Ser supremo.
Representa un orden perfecto, garantizado y regulado de manera indefectible por la voluntad del que lo ha ideado y realizado.
Es el lugar donde se hace presente y actúa el dinamismo o los dinamismos divinos, que son clave o medios para la interpretación de los enigmas de la realidad material.
El mundo es un instrumento en manos de la divinidad para expresar su voluntad en relación con el hombre, por ejemplo, el relámpago es signo de su reprobación o una buena cosecha de su actitud propicia y benévola.
Esta visión condiciona la manera de ser del hombre en el mundo y la caracteriza con las siguientes notas:
• El hombre reside en el mundo para desarrollar su existencia usando de los bienes que se le han entregado en él.
• La actitud del hombre frente al mundo es de contemplación y agradecimiento como don y de respeto y sumisión como orden establecido por una voluntad y una intención superiores a las suyas. Su función es fundamentalmente pasiva y nada creativa.
• Ante los fenómenos que exceden su capacidad mental y de acción no tiene más respuesta que la adoración y el miedo: dos sentimientos importantes a través de los cuales se relaciona con la divinidad.
• Intenta dominar aquellas facetas del mundo que le son adversas e impenetrables, su arma para este propósito es la magia, instrumento ritual y sagrado, situado en la misma esfera de valor que las fuerzas ocultas que dominan los enigmas.
Visión dinámica
Esta visión del mundo proviene de una mentalidad científica. Se caracteriza esta mentalidad por una absoluta independencia, en el orden del conocimiento, de todo principio ajeno a la observación y experimentación: en consecuencia con esta postura mental logra liberarse del tutelaje de la religión al que estaba sometida, y, de esta manera, el estudio de la realidad lo hace libre de prejuicios que empañan un conocimiento objetivo.
La consideración que se hace del mundo desde este talante cognoscitivo se contiene en líneas generales en las siguientes afirmaciones:
• El mundo es una realidad que está ahí, independiente y autónoma respecto a cualquier otra realidad.
• Todas las cosas que lo componen forman una estrecha unidad, gobernada, regida y organizada por leyes universales intrínsecas a ellas mismas.
• No es una realidad acabada y perfecta; aparece sometida a un proceso de evolución y diversificación por el que se van conquistando formas más complejas y perfectas.
• Las zonas oscuras e inexplicables del mundo son meras incógnitas que hay que despejar. Representan los jalones del itinerario cognoscitivo del hombre respecto del mundo.
• Es una realidad susceptible de mejoras por la intervención directa del hombre.
Desde esta imagen, el hombre comprende que su relación con el mundo sufre una modificación esencial, puede concentrarse en estos dos aspectos fundamentales:
• La situación. Aunque el hombre se siente parte integrante del mundo, su inclusión
en él no la vive como una dependencia absoluta y dominadora de sus energías; se
diferencia y se distancia del mundo de tal manera que logra conquistar una
posición privilegiada de observación y de dominio.
• La función. Desde esta situación descrita, su papel en el mundo cambia y se asume
desde una triple perspectiva:
• de superioridad, porque ya no se siente sometido a él como instrumento y reflejo de una voluntad superior y transcendente, es un simple objeto que él puede conocer y sujetara su voluntad.
• de protagonismo creativo, porque lo considera materia prima de un proyecto de mundo que él ha de concebir y realiz.ar en el tiempo.
• de humanización, porque ya no se trata sólo de utilizarlo para desarrollarse el hombre en él sino de hacerlo responder a toda la gama de necesidades que descubre el hombre dentro de sí.
El mundo del hombre
El sentido del hombre como "ser-en-el-mundo" no se puede deducir sólo por la referencia al mundo material, a ese mundo fabricable por la ciencia y la técnica. Un mundo así es pobre y no recoge toda la realidad con la que el hombre se relaciona,
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