El valor educativo de las preguntas en la Biblia

1. Enumera las razones para decir que el pueblo judío es un pueblo que se pregunta. Relaciona las preguntas y el dinamismo de la promesa y la alianza

• En la Biblia encontramos aproximadamente unas 565 preguntas.
• Para el pueblo de Israel, la pregunta no es un mero recurso literario sino una llamada a la inteligencia afectiva que invita a la “memoria” y a la conversión del corazón. El hombre es una pregunta inacabable: qué, cuándo, cómo, por qué… El pueblo judío se pregunta continuamente por su Dios porque necesita ver su acción salvadora, quiere conocer su sentido en la historia porque se sabe elegido por Dios. Pero duda de sí mismo y por eso se pregunta continuamente: ¿dónde está tu Dios?
• Para el pueblo de Israel, la pregunta está íntimamente relacionada con la “promesa”. Consciente de ser el pueblo elegido tendrá que esperar a la llegada del Mesías para ver cumplida dicha promesa, por eso vive continuamente en tensión hacia el tiempo futuro (tensión escatológica) anhelando la redención y liberación definitiva de sus enemigos. Dios les dará un pueblo nuevo en el que convivirán la oveja con el lobo, en el que ya no tendrán sed ni pasarán hambre, un cielo nuevo y una tierra nueva.
• Esta promesa que Dios hace con su pueblo está sellada con una Alianza o Pacto. En el libro de Deuteronomio expresa dicho pacto de la siguiente manera: «... a ti te ha elegido el Señor, tu Dios, para que seas el pueblo de su propiedad entre todos los pueblos… Guarda pues los mandamientos, las leyes y los preceptos que yo te prescribo hoy. Si escucháis estos mandamientos, los guardáis y los ponéis en práctica, el Señor tu Dios, mantendrá contigo la alianza y será fiel al juramento que hizo a tus antepasados. Ta amará, te bendecirá, te multiplicará…» (Dt, 7, 6-13).
• Recordar el Pacto o Alianza es parte de la “memoria” del pueblo judío. A lo largo de la historia mantendrá viva la alianza mediante la memoria y el recuerdo de lo que Dios ha hecho con su pueblo a la espera de que se cumpla la promesa, cosa que sucederá en el Nuevo Testamente con Jesús. En el Nuevo Testamento, Jesús reconfirmará este Pacto con la Nueva Alianza: «Hoy se cumple ante vosotros la Escritura» (Lc 4,21)

1. Explica la razón por la que preguntar y escuchar ayudan a crecer al hombre

• Al preguntar a otro o al sentirme interpelado por el otro se muestra un camino. Una forma de entender la realidad es la admiración de un no saber que se dirige al saber por medio de la pregunta. Preguntar forma parte del saber humano, pero no sólo en sentido intelectual, sino sobre todo moral y humano. Cuando el hombre se interroga a sí mismo o se deja interpelar por otros, es capaz de ponerse en camino hacia lo que podríamos denominar “el sentido de la vida”.  ¿Por qué? Es una de las preguntas de más contenido religioso que aparece en la Biblia: ¿Por qué me has abandonado? (Mt 27,46). El hombre que no se introduce en esta mecánica de interrogación no podrá nunca trascender su vida y afirmar la existencia de Dios como respuesta a sus inquietantes preguntas por el sentido.
• Ahora bien, preguntar sólo no basta, es necesario ejercitar también la escucha: «Escucha pueblo mío…». Jesús preguntaba y respondía de modo que quienes le escuchaban se sentían interpelados y deseaban seguir junto a él porque hablaba como quien tiene “autoridad”. Eso les confortaba y hacía salir de su inseguridad hacia Dios.
• Por eso, como así lo han tratado incluso los más prestigiosos psicólogos y psicoanalistas de la historia, la mecánica de preguntar-escuchar resulta beneficiosa para el hombre en la medida en que le proyecta hacia fuera de sí mismo. La pregunta bíblica es siempre misionera, nos lleva hacia el otro: ¿dónde está tu hermano? (Gén 4,9). Por eso dice nuestro autor, Pedro Ortega, que “las palabras que preguntan sostienen o anulan la vida”, es decir, tienen el poder de construir comunidad y sólo en comunidad el hombre es hombre y puede crecer como persona.

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