Evangelio según san Lucas por Luis Rivas.
Enviado por ayue • 20 de Junio de 2016 • Informe • 1.400 Palabras (6 Páginas) • 602 Visitas
Evangelio según san Lucas por Luis RIvas
El Evangelio según san Lucas difiere de los otros ante todo por su extensión, es el único que no concluye su obra con la resurrección del Señor, sino que se extiende hasta la predicación de los Apóstoles para terminar recién con la llegada de san Pablo a Roma.
El Evangelio de san Lucas es un libro en dos tomos: el Evangelio propiamente dicho y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Para entender completamente su mensaje, es necesario tener en cuenta las dos partes.
Lucas se caracteriza por ser un narrador "culto". Indudablemente, es el que mejor escribe entre todos los Evangelistas. Es el que demuestra una cultura más cuidada y que cuando quiere utiliza una lengua griega mucho más correcta que la de los demás. Utiliza el evangelio de san Marcos como fuente, mejorando su lenguaje.
Por este lenguaje avanzado, se pensó que san Lucas había sido medico. Pero, analizando otra gente con lenguaje similar, se llego a la conclusión de que no era necesario ser medico, sino simplemente culto.
El Evangelio de San Lucas, así como también los otros, no sigue un orden histórico. No pretende narrar los hechos en el mismo orden en que sucedieron, ni tampoco lleva un orden geográfico sino más bien un orden teológico.
A pesar de que sigue el Evangelio de San Marcos como modelo, en varios momentos se aparta de su orden para mantener la impresión de que a partir de 9,51 Jesús va en camino hacia Jerusalén. Además, en dos momentos se separa de Marcos para introducir el material que él obtuvo de otras fuentes.
San Lucas insiste en que el término del viaje es Jerusalén (Le 9,51; 13,22; 17,11; 19,11.28) porque es allí donde tienen que cumplirse las Escrituras (Le 18,31), y en Jerusalén deben permanecer los discí- pulos después de la ascensión (Le 24,49; Hech 1,4) hasta que reciban la promesa del Espíritu Santo.
Una vez que Jesús ha resucitado y ha ascendido al cielo, viene la segunda parte del libro: Los Hechos de los Apóstoles. En esta segunda parte el orden es inverso: los discípulos reciben el Espíritu Santo en Jerusalén y desde allí tienen que salir para predicar el Evangelio
Así como en el Evangelio el relato se concentra en Jerusalén, en el Libro de los Hechos se amplía a partir de Jerusalén, siguiendo por Judea, Samaría, el Asia Menor, Grecia y finalmente Roma. Cuando san Pablo llega a Roma, san Lucas puede poner el punto final a su obra. Ya se han cumplido las profecías mesiánicas: Jesús ha muerto, ha resucitado y se ha predicado el Evangelio a todas las naciones empezando por Jerusalén.
Algunos autores observan que Lucas tiene una concepción de la historia dividida en tres partes. El primer período es el de Israel, incluye todo lo que precede a la aparición de Jesús, y se cierra con la prisión de San Juan Bautista (Le 3,19-20). El segundo período es el de Jesús, que es el tiempo que abarca desde el Bautismo de Jesús (Le 3, 21) hasta la ascensión (Le 24,51; Hech 1,9-11). El tercer período es el de la Iglesia, que comienza con Pentecostés (Hech 2,1) y se prolonga hasta la segunda venida del Señor.
En su forma de narrar, san Lucas sabe imitar el estilo del Antiguo Testamento de la Biblia LXX. El lector del Evangelio recibe la impresión de estar leyendo una misma historia, comenzada en el Antiguo Testamento y continuada en el Evangelio y en el libro de los Hechos.
Lucas se destaca por la delicadeza de sus sentimientos. Al leer su obra se ve que trata de omitir todo aquello que pueda resultar contraproducente para el lector. San Lucas deja fuera de su libro todos los elementos que pueden ofender o ser causa de mayores discordias.
Lucas siente predilección por los personajes femeninos. Es el que más mujeres nombra y las ha retratado como figuras ejemplares del cristiano en diversas situaciones. Pero es sobre todo María, la Madre del Señor, la que san Lucas ha delineado con los rasgos de la misma Iglesia.
San Lucas ve el gran peligro de división que hay en la Iglesia: muchos cristianos de origen judío no advierten suficientemente la novedad del cristianismo, y piensan que es necesario conservar la Ley y todas las tradiciones del judaismo como condición para alcanzar la salvación. San Lucas hizo un admirable trabajo conciliador, mostrando que había que recoger la herencia del judaismo y al mismo tiempo predicar la novedad de Cristo y abrirse a las naciones.
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