Evangelios Sinópticos
Enviado por stranik • 22 de Noviembre de 2013 • 369 Palabras (2 Páginas) • 235 Visitas
Profesor: Pbro. Doc. José Marcos Castellón Pérez
Comentario personal al Artículo
“Aprender a conocer, aprender a ignorar”
de Olegario González de Cardedal
En la lectura del texto me encontré con una frase con la que en un primer momento no congenié, sin embargo al releerla y reflexionarla me parece que tiene implícito un gran mensaje: “No tenemos libertad sino en el amor, y el amor no puede ser forjado: sólo puede ser esperado, acogido y agradecido”. Específicamente la parte con la que no avine es la que expresa que el amor no puede ser forjado. Tratando de interpretar al autor pienso que la razón de ello es que siendo el amor un don de parte de nuestro Creador no es mérito nuestro el bien que hacemos, sino que es el influjo del Espíritu Santo quien actúa en nosotros. Esta frase para mi gusto podría resumir el artículo pues en el fondo de las acciones del hombre, aprender inclusive, se encuentra el deseo de ser feliz y este no quedará satisfecho hasta que se encuentre con el amor verdadero, para ello le será de gran utilidad la razón y una vez que se encuentre con el límite de lo que la razón no alcanza a comprender en su totalidad y que la ciencia no le explica se verá inducido a dar paso a la fe. Encontrándose en ella no hará sino confiar plenamente en la Revelación que Dios nos pone al alcance para conocer su plan salvífico que tiene preparado para nosotros y luchar por no perder la mirada de dicho objetivo. Un consecuente paso obligado será el deseo inmenso de transmitir este mensaje de amor a los que no han encontrado el verdadero camino y la primera forma de enseñanza es con la firme convicción de lo que creemos y el arraigo de las virtudes que esa fe suponen, además de anunciar de palabra esta buena noticia. De esta forma queda expresada nuestra gratitud al Dios omnipotente por ese sublime don del amor que si bien debido a nuestra limitación humana algunas veces no lo vemos ni agradecemos aunque está siempre hay presente y cuando lo experimentamos es de manera parcial, gozaremos de él en plenitud en la vida Bienaventurada.
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